Un artículo de Sara González,
jefe médico de las residencias de mayores Amavir
Todo el mundo es conocedor de que el aumento de la esperanza de vida en nuestro país está favoreciendo una población cada vez más envejecida. Según los indicadores demográficos básicos del INE, entre 2000 y 2020, la esperanza de vida de los hombres en España pasó de 75,9 a 79,6 años y la de las mujeres de 82,7 a 85,1 años, y lo mejor no es esto, sino que muchas de estas personas alcanzan estas edades en muy buenas condiciones funcionales y cognitivas.
Si bien es cierto que la genética hace mucho, no lo es menos que todo lo que la rodea, nuestra forma de vivir. En este escenario, no solo es una opción deseable, sino que es vital la promoción de una vida saludable que nos lleve a un envejecimiento activo con la menor cantidad posible de patologías crónicas.
La evidencia científica ha demostrado que las personas que se decantan por llevar una vida activa obtienen grandes beneficios en su salud que impactan de forma favorable en su día a día.
La década del envejecimiento saludable
Con enorme sensibilidad en esta labor, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado el 2021-2030 como la Década del Envejecimiento Saludable con el fin de que tanto las administraciones públicas, las instituciones, los organismos internacionales y la sociedad civil puedan aunar sinergias para mejorar la vida de las personas mayores. Esta iniciativa entronca con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) incluidos en la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, que ha reafirmado su compromiso para garantizar la dignidad e igualdad de las personas en un entorno saludable.
Ambas organizaciones apuestan de forma firme por un envejecimiento activo y el nuevo concepto de capacidad funcional que, más allá de vincularse a la autonomía e independencia personal, es la relación que se produce entre el individuo y el entorno en el que vive. Para empujar a la comunidad de mayores a mantenerse activos, los profesionales de la medicina, enfermería y terapeutas recomendamos llevar a cabo unas rutinas saludables que fomenten el bienestar y la movilidad de los mayores.
Encontramos todo un abanico de posibilidades para propiciar una progresión en la vida activa de las personas de edad avanzada. La realización frecuente de ejercicio moderado, acorde a las capacidades de cada uno, es un elemento clave con excelentes beneficios:
- Activa la circulación.
- El mantenimiento de la musculatura,
- Mejora el equilibrio y la coordinación corporal, condiciones indispensables para mantener la independencia en las actividades de nuestro día a día.
Además, si conseguimos hacer un ejercicio continuado tendremos un aumento de las endorfinas que nos producirán, también, una mejoría en nuestro estado emocional con la repercusión que esto tiene en nuestra vida relacional.
Actividades para promover una menta activa
Hoy y después de dos años de pandemia, las posibilidades de hacer ejercicios mirando una pantalla desde donde nos van mostrando lo que tenemos que hacer, ha sido muy importante mientras no podíamos hacer mucha vida en comunidad, pero aunque seguro que ya muchos de nuestros mayores son capaces de tener una buena relación con las nuevas tecnologías, son la mayoría los que prefieren andar por la ciudad o por el campo acompañados, disfrutando de una charla que nos debe animar cada vez a ir más deprisa.
Aunque andar es lo más fácil, no podemos olvidar otros ejercicios como la natación, también accesible en invierno y en verano, tanto haciendo largos como sesiones de gimnasia en piscina; pilates o yoga, que se adecuan a las posibilidades de cada persona y favorecen la elasticidad de todos músculos y por supuesto, cualquier deporte al que estemos acostumbrados.
Muchos mayores preferirían practicar deporte en compañía, lo que potencia al mismo tiempo sus vínculos con otras personas, manteniendo o aumentando las relaciones sociales, siendo esto un factor protector ante eventos adversos. Cualquier actividad de esta índole tiene propiedades rehabilitadoras, e incluso terapéuticas, y contribuye a fortalecer las capacidades físicas, cognitivas y emocionales de los mayores.
Otro tipo de actividades que promueven el mantenimiento de la mente activa son las excursiones o los viajes en grupo, que se pueden calendarizar de forma mensual con el fin de tener un incentivo adicional. Los mayores disfrutan cuando conocen nuevos rincones urbanos o se adentran en la naturaleza, por lo que preparar una escapada siempre es un aliciente que ayuda a los mayores a compartir experiencias, intercambiar perspectivas e historias de vida y conocer emplazamientos que les aporten vitalidad.
Una red de apoyo para los mayores
Todas estas actividades que crean una red de apoyo social contribuyen a que las personas se alejen de una situación de soledad no deseada.
Y hablando de redes de apoyo, ninguna mejor que la proporcionada por la familia, y más aún, con los más jóvenes de la misma. Nada mejor para un abuelo o abuela que compartir tiempo con sus nietos, incluso ahora muchos biznietos, en cualquier actividad, aprendiendo unos de otros lo que cada uno tiene que enseñar (juegos antiguos y nuevos, lecturas, canciones, ajedrez, parchis..). Nada te hace mejor adulto que una infancia feliz con tus abuelos.
Es cierto que no todas las personas mayores tienen nietos, pero para eso hay que estimular las jornadas y actividades intergeneracionales que tan buenos resultados están teniendo en todas las entidades que se realizan, (Ayuntamientos, universidades, colegios, institutos, residencias de mayores…) facilitando eventos que reúnen a personas mayores con grupos de escolares de todas las edades.
Otra de las iniciativas esenciales para el envejecimiento activo son los hobbies personales. Los mayores que presenten aficiones destacadas o tengan gran predilección por las actividades de ocio están de suerte. Muchas personas de edad avanzada sienten un enorme placer con la lectura, la pintura o el cine, actividades que tienen que mantener y si llega el momento que por limitaciones sensoriales no pueden, tendremos que esforzarnos en encontrar el apoyo de las nuevas tecnologías para conservarlos.
La formación, clave para la prevención de laa patologías asociadas a la edad
En este contexto, también podemos incluir la formación, un factor relevante que cada vez acumula más adeptos. Los mayores que conservan sus capacidades cognitivas completas ganan en desarrollo personal en el aprendizaje, por lo que la participación en cursos ha generado gran interés entre los mayores en los últimos años, y obtienen grandes ventajas en su envejecimiento activo.
Toda esta actividad combinada con una buena cultura de hidratación, el agua no oxida el tuvo digestivo y es imprescindible para todo lo que hemos comentado anteriormente, una alimentación equilibrada rica en frutas, verduras, legumbres y cereales, y con menos proteína animal con más pescado y por supuesto dejar el tabaco y el alcohol, colaborarán a tener un envejecimiento saludable con más energía, mejor situación emocional y es una buena colaboración a nuestro sistema inmune.
Estamos convencidos de que el conjunto de estos hábitos saludables no solo va a impactar de forma óptima en el envejecimiento activo, sino que va a propiciar una excelente progresión en la vida de las personas mayores, frenando su deterioro cognitivo e impulsando el aumento de la esperanza de vida con experiencias positivas.