Un artículo de Domusvi
Durante la II Asamblea Mundial de las Naciones Unidas (OMS) sobre el envejecimiento, celebrada en Madrid en 2002, la Organización Mundial de la Salud ya ponía de manifiesto la necesidad de hacer de la vejez una experiencia positiva. Envejecer de forma activa es un derecho humano de las personas que remite a los principios de independencia, participación, dignidad, cuidado y autorrealización fijados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El envejecimiento activo se entiende como la mejora de las oportunidades de salud, autonomía, productividad y participación con el fin de incrementar la calidad de vida a medida que las personas envejecen. Esto permite a las personas aumentar su potencial de bienestar físico, social y mental a lo largo de todo su ciclo vital y también participar en la sociedad de acuerdo con sus necesidades, deseos y capacidades, de la misma forma que les proporciona protección, seguridad y cuidados adecuados a la medida de sus necesidades asistenciales.
Según proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE), se prevé que para 2033 más del 25% de la población total en España sobrepasarán los 65 años, es decir unos 12,3 millones de personas. Siempre según el INE, en 2050 el nuestro será el cuarto país más envejecido de la UE con 16 millones de personas mayores de 60 años (INE), un tercio de la población.
Atendiendo a este contexto, José Manuel Pérez, responsable de Coordinación Asistencial de la Dirección Técnica Asistencial de DomusVi, señala que “tenemos que fomentar nuevos modelos de envejecimiento que nos ayuden a construir la sociedad que queremos para el futuro. Y, entre otros temas, replantear el ocio, las actividades físicas y la necesaria participación en la sociedad de las personas de la tercera edad. Todos tenemos derecho a disfrutar de una buena calidad de vida y un ocio diverso en cualquier etapa vital.”
Siguiendo con esta línea, los expertos apuntan a que es especialmente importante promover distintas iniciativas que vayan más allá de realizar algunas prácticas saludables en el día a día como puede ser mantener una dieta sana y equilibrada, hidratarse de forma correcta, socializar o pasear y disfrutar del tiempo al aire libre.
Se trata de iniciativas no farmacológicas que buscan alcanzar nuevos horizontes en el amplio abanico de posibilidades que el concepto de envejecimiento activo brinda. El objetivo final es conseguir una mejora del bienestar de las personas mayores en un entorno social activo.
- Estimulación musical
La realización de actividades estimulantes como las terapias de bienestar a través de la música es un buen ejemplo puesto que ayudan a mantener activas conexiones sinápticas que, con la edad, tienden a decrecer. En este sentido, la música proporciona grandes beneficios físicos, cognitivos y emocionales en las personas mayores: disminuye los niveles de ansiedad, estrés e irritabilidad, e incrementa la atención, la memoria y la concentración, lo que se traduce en una mejora del estado anímico. Además, alivia y reduce el dolor, debido a su capacidad de relajación.
En los centros DomusVi se llevan a cabo actividades de musicoterapia personalizada con usuarios del centro que presentan deterioro cognitivo moderado y avanzado o algún tipo de alteración conductual, como un exceso de apatía, irritabilidad o agresividad. Sus fines son terapéuticos y minimizan la necesidad de introducir fármacos que contribuyan a la mejora de sus diagnósticos.
Así pues, los expertos de DomusVi ponen de relieve que “a través de la música y sus elementos (el ritmo, la melodía, la armonía, el timbre…), la persona descubre sensaciones que incluso pueden ayudar a recuperar recuerdos ya borrados. Esta es una de las razones por las que la terapia musical es uno de los tratamientos más eficaces para las personas mayores que sufren determinados tipos de enfermedades o trastornos”.
- Cultivar la mente
La estimulación cognitiva, como puede ser a través de la lectura, previene enfermedades neurodegenerativas. De aquí que sea tan importante fomentar actividades con este objetivo puesto que, de acuerdo con neurólogos y psicólogos, se consigue una mejora de la concentración y la memoria, además de ayudar a conciliar el sueño, incrementar la sensación de bienestar y proporcionar entretenimiento.
Del mismo modo, jugar al ajedrez ayuda a ralentizar la pérdida de memoria, a mejorar la plasticidad del cerebro y a fortalecer el racionamiento lógico al involucrar el cerebro de forma activa, a la vez que es una herramienta de socialización, un factor especialmente relevante que se debe promover a diario.
Tal y como apunta Javier Jiménez, director de la Fundación DomusVi, «sólo cuando tenemos proyectos de aprendizaje reales, mantenemos activa nuestra mente y mejoramos nuestras capacidades cognitivas». No en vano, desde el año 2021, DomusVi impulsa un proyecto único y pionero, la «Senior University», con la colaboración de IL3-Universidad de Barcelona (UB).
Una iniciativa que brinda un programa académico semestral de extensión universitaria y que otorga un Diploma de Humanidades. El propósito de la “Senior University” es prevenir, mantener y mejorar las capacidades cognitivas y el bienestar de los residentes a través de un proyecto de aprendizaje real, deseado y motivante.
- Practicar ejercicio físico de forma regular y rutinaria
La práctica de ejercicio con una intensidad moderada o mayor, al menos 30 minutos al día, es otra de las rutinas que ayudan a un envejecimiento activo y saludable puesto que ayuda a mejorar la flexibilidad, el equilibrio y la fuerza física, al tiempo que reduce el riesgo de caídas que son habituales en la tercera edad.
Pero no todos los residentes pueden incorporarlo en sus actividades ni realizarlo con total normalidad. Para ello, DomusVi cuenta con el proyecto solidario ‘DisCamiño’, que permite a residentes con discapacidad funcional recorrer tramos del Camino de Santiago. A través del tándem bici-silla de ruedas, esta iniciativa, que se lleva a cabo año tras año, ofrece la posibilidad de experimentar en primera persona las sensaciones y emociones asociadas a la culminación del Camino de Santiago.
Estas son sólo algunas de las diversas alternativas para mejorar la vida de las personas a las que cuidan, conscientes de que promover un envejecimiento en un entorno activo, participativo y estimulante es la mejor manera de encarar una etapa vital que, como las demás, está llena de posibilidades.
Los tratamientos no farmacológicos también incluyen terapias de reminiscencia o gafas de realidad virtual, por poner algunos ejemplos, que tienen efectos beneficiosos no solo en la calidad de vida de los pacientes sino en la de familiares y cuidadores. Unos beneficios que van desde la estimulación de las capacidades sociales, motrices y físicas hasta la ayuda en la mejora del dolor.