Un artículo de la Dra. Blanca Díaz Cuba, Coordinadora Médico Regional de ORPEA
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido esta década (2021-2030) como la década del envejecimiento saludable. En el mundo hay ya más de mil millones de personas que tienen 60 años o más, la mayoría de ellas en países de ingresos bajos y medianos. Muchas de esas personas no tienen siquiera acceso a los recursos básicos necesarios para una vida plena y digna. Muchas otras se enfrentan a numerosos obstáculos que les impiden participar plenamente en la sociedad.
El envejecimiento saludable, se define como “el proceso de fomentar y mantener la capacidad funcional que permite el bienestar en la vejez». ¿Qué es la capacidad funcional? Según la OMS consiste en «tener los atributos que permiten a todas las personas ser y hacer lo que para ellas es importante».
Científicamente están muy bien especificados los cambios inevitables propios del paso del tiempo, y la mayoría los empezamos a experimentar a partir de los 50 años, pero, según los especialistas, podrían ser «amortiguados» con hábitos que forman parte de un estilo de vida saludable.
También sabemos que la edad cronológica (la cantidad de años que efectivamente tenemos) puede ser diferente a la biológica; es decir, podemos ser más «jóvenes» genéticamente que lo que marca nuestro DNI. Por ello, la comunidad médico-científica coincide en que nunca es tarde para incorporar esos hábitos y mejorar la calidad y expectativa de vida, porque las células se adaptan, incluso más allá de los 90 años, a recibir cambios y cuanto antes se empiece, mejor y más fácil será generar el hábito. De aquí que iniciativas públicas y privadas, estén desarrollando un marco político para la promoción del envejecimiento activo.
Más ejercicio físico
En ese sentido, ya lo dice nuestro refranero “poco plato y mucho zapato” ¿Y por qué seguimos tan reticentes a incorporar estos hábitos en nuestras rutinas? Quizás deberíamos considerar “la actividad física” como un medio (y no como un fin) para aumentar la calidad de vida a cualquier edad. Mantenerse activo no solamente es bueno por los beneficios físicos, sino también para los mentales y emocionales.
No pretendamos hacer ejercicio como si tuviéramos 20 o 30 años, sobre todo si nunca lo hemos hecho. Hay que comenzar poco a poco y con actividades de nuestra preferencia; con aquello que nos motive y sea gratificante, como cualquier deporte, caminar, bailar, nadar, hacer yoga (si hay hasta tablas para realizar en el sofá).
El requisito fundamental es ser constante y no volver a caer en el sedentarismo, y tener siempre en mente que es el pasaporte a la autonomía prolongada.
Alimentación sana y adaptada
Y en cuanto al “poco plato” el consejo profesional es similar al anterior. Hay que aprender a reemplazar comidas y ser conscientes de que la calidad y cantidad de alimento debe ser diferente a la que ingeríamos a los 20-30 años.
Después de cierta edad el metabolismo cambia, y el sistema digestivo y la absorción de ciertas sustancias también. Es importante tener en cuenta que el ejercicio no puede compensar los perjuicios de una mala alimentación, por lo que esencial seguir una dieta adecuada, equilibrada en nutrientes y adaptada en textura, según las circunstancias que cada uno tenga o los vaivenes de nuestro metabolismo nos permita. En este punto los médicos y nutricionistas os podemos ayudar a diseñar la mejor manera de alimentarse.
Dormir y descansar bien
Otro punto importante es el descanso. Tanto el reposo físico como el descanso mental son elementos infaltables para sentirse bien. Cuando la calidad y la cantidad de sueño no son las adecuadas, se pueden presentar problemas en el sistema inmunitario y desequilibrio órgano-funcional progresivo, con aumento del riesgo cardiovascular, mayor tendencia a subir de peso, riesgo de lesión física y una gran variedad de efectos adversos.
Socializar para sentirnos mejor
Volviendo nuevamente a la definición de Envejecimiento Saludable (“y en ser y hacer lo que para nosotros es importante y nos produzca bienestar”), toca prestarle toda la atención que se merece a la parte cognitivo-emocional y de relaciones.
Mantenernos activos y desarrollando las diferentes actividades que nos plazca, tanto las que desarrollamos en soledad, porque siempre es bueno tener un tiempo para nosotros y nuestro ocio; lectura, música, pintura, huerto y jardinería, cine y televisión y los múltiples pasatiempos a los que tenemos acceso en la actualidad para mantener la mente ágil.
Incluso para aquellos que optan por la soledad elegida, como para los que no, deberíamos también fomentar y mantener nuestro bienestar afectivo y emocional, como parte de nuestro envejecimiento saludable. Relacionarnos y sentir el afecto y acompañamiento de nuestros familiares y/o amigos compartiendo tiempo de ocio y actividades estimulantes, aunque sea el obligarte a arreglarte y salir a dar un paseo y tomar un café, comentar las noticias, quejarnos de cómo la vida, escuchar otras opiniones e incluso discutir sobre ellas, nos mantiene mentalmente ágiles.
Rompiendo con las barreras digitales
Además, toca seguir aprendiendo para no quedarnos descolgados en este mundo tan cambiante que nos ha tocado vivir. Y no te menosprecies, tienes capacidad y hay que echarle ganas para aprovecharse de la digitalización en la que estamos inmersos.
Defendemos que “la edad nunca puede ser un motivo de exclusión” y que, en una sociedad donde impera la digitalización, “es necesario que las personas mayores sigan formándose con el fin de adquirir capacidades y competencias que le permitan continuar participando en la sociedad”.
Los beneficios del vivir acompañados, ya sea por necesidad en los casos que precisemos cuidados, porque muchos tendremos patologías que vayan mermando nuestras capacidades, y según nuestras posibilidades socioeconómicas, optemos por las diferentes fórmulas públicas y privadas que la sociedad ofrece para ello.
Como si es nuestra propia elección, el encontrar un sitio que se adapte a nuestra exigencia, para proporcionarnos el bienestar que pretendemos en esta etapa de la vida y cuando la opción de quedarnos en el domicilio propio no puede ser viable, hay diferentes ofertas al respecto.
Para aquellos que la sola idea de pensar un centro residencial (por favor desterrar ya la idea de los asilos, eso forma ya parte de la historia), les “dé grima” informaos y descubrid la gran oferta de servicios que ya hay, y sin duda; se seguirá desarrollando, para el mayor grupo poblacional y de negocio que hay en la actualidad. Desde las Vivienda Colaborativa (Cohousing), con diferentes tipos de regímenes, de alquiler, en propiedad y cooperativas e incluso en los próximos años se espera que el Plan Estatal de Vivienda 2022- 2025 facilite la implantación de proyectos, con ayudas al respecto de hasta un 50% de la inversión.
Debemos grabarnos a fuego el dar calidad de vida a los años, y esta labor de envejecer bien dicen los expertos, depende en un 75% solo de lo que nosotros nos cuidemos.