Un artículo de Blanca Jiménez,
Psicóloga, Máster en gerontología y Atención a la Tercera Edad
y Experta en Intervención sociosanitaria en EA y demencias.
Responsable del área social de la Fundación Alicia y Guillermo
En las últimas décadas hemos visto que la esperanza de vida se incrementaba notablemente, actualmente en España es de más de 83 años, pero no se trata solo de vivir más años, sino de vivir mejor. Cada vez contamos con más recursos y actividades para poder llevar a cabo un proceso de envejecimiento pleno y positivo.
Desde hace años los expertos y expertas hablan del concepto de Envejecimiento Activo, definido por la OMS como “el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas que envejecen”, pero a la hora de la verdad muchas veces cuesta llevarlo a la práctica cuando llega el momento, por falta de información y recursos.
Realmente, nadie nos prepara para un momento vital que supone un punto de inflexión en la vida de casi todas las personas, la jubilación, y a esto se suma que muchas de las partes del proceso de envejecimiento (pérdida de capacidades físicas y cognitivas, necesidad de apoyos para realizar actividades de la vida diaria, etc.) no se abordan como se debería, considerándose como algo poco agradable, casi tabú y caracterizado por una falta de información. La forma en que abordemos estos dos aspectos va a determinar cómo llevaremos nuestro propio proceso de envejecimiento y nuestro proyecto vital en la vejez.
Gran parte de nuestra vida adulta la pasamos en el trabajo y supone un pilar importante de las experiencias que vivimos, de la forma en que organizamos nuestro tiempo, del círculo social que frecuentamos e incluso de la forma en que nos definimos. Todos y todas hemos soñado con el momento de la jubilación, fantaseando con ese momento en el que no exista esa responsabilidad y te puedas dedicar a “no hacer nada”… pero eso está muy bien para las primeras semanas, después nos damos cuenta de que no solo tenemos que afrontar todos los cambios que supone dejar la vida laboral, si no que además tenemos demasiado tiempo y no sabemos muy bien qué hacer con él.
Si a eso le sumamos que nuestro cuerpo, nuestra mente e incluso nuestra forma de ser experimenta una serie de cambios que no comprendemos y que muchas veces cuesta asumir según envejecemos, hacemos que esta etapa, que debería de ser de disfrute y motivación se vuelva triste y llena de preocupación. Lo bueno es que hay una serie de consejos que podemos seguir para lograr un envejecimiento activo, participativo y lleno de planes y proyectos.
- No se trata de hacer muchas cosas, apuntarte a muchos cursos y llegar a agobiarte de todas las actividades que tienes que realizar. Párate y piensa que es lo que de verdad te motiva y se asemeja a tus aficiones y preferencias.
- Infórmate de los recursos que tienes a tu alcance, seguro que encuentras actividades que te encantan y espacios en los que puedes conocer a gente a la vez que disfrutas de las actividades.
- Implícate. Esta etapa, al haber menos responsabilidades laborales es perfecta para pensar en compartir tus habilidades y experiencias ayudando a los demás. Plantéate hacer un voluntariado y ampliar tu participación social con aquello con lo que estés especialmente sensibilizado (personas de distintos colectivos, medio ambiente, protección social, participación política…) es una manera estupenda de conocer gente con la que compartas los mismos valores y formas de ver la vida, a la vez que ayudas a mejorar a la sociedad en su conjunto.
- No te aísles. Muchas veces, en este periodo tenemos que afrontar muchos cambios en el círculo social (hijos/as que se van de casa, pérdidas de amigos por cambio de domicilios o por fallecimientos, menor contacto con los/as que han sido compañeros/as de trabajo, etc.) Ábrete a conocer a nuevas personas, cuida a tus amistades y familiares y descubrirás que hay mucha gente con las que tiene puntos en común y que aportan mucha felicidad a tu vida.
- No tengas miedo a expresar lo que sientes. Conforme vamos cumpliendo años vamos experimentando problemas con la salud y la movilidad que muchas veces nos obligan a necesitar ciertos apoyos como andadores, bastones, etc. No son cambios agradables y muchas veces experimentamos mucha ansiedad al tener que depender de estos elementos, pero es importante que podamos sincerarnos con alguien de que supone para nosotros y analizar los pros y los contras…verás como al ponerlo en perspectiva son mejores los beneficios y vives estos momentos de una forma más positiva.
- Tu opinión es importante. Tu familia y amigos/as te quieren mucho y claro que van a buscar lo que ellos creen que es mejor para ti, pero nadie mejor que tu conoce que es lo mejor para tu futuro y tienes que expresar tus preferencias en lo que respecta a decisiones que pueden afectarte. Está bien que los escuches, por supuesto, pero es fundamental que ellos/as te escuchen a ti y respeten tus opiniones.
- Si lo necesitas, busca ayuda. Cada vez somos más conscientes de la importancia de la salud mental y como hemos visto, esta etapa está llena de acontecimientos con alta carga emocional, a veces estas circunstancias nos sobrepasan y es necesario buscar ayuda profesional. No tengas miedo, no te van a juzgar y te ayudarán a gestionar tus emociones, poner en perspectiva tus problemas para que puedas encontrar posibles soluciones y mejorar tu bienestar.
- Piensa en el futuro. ¿Cómo y dónde quieres vivir?, ¿Si por cualquier circunstancia no puedes vivir de forma independiente en tu propio hogar, que te gustaría hacer en ese caso?
Sin instaurarnos en el pesimismo, es importante no negar una posible realidad, en muchos casos por motivos de salud, llega un momento en el que no es posible vivir solos en nuestros hogares y tenemos que tomar decisiones que muchas veces no son las más adecuadas por hacerse de forma precipitada, dejando la responsabilidad en otras personas que no conocen tus verdaderos deseos o que no tienen más alternativas por las circunstancias, por eso es importante prepararnos y preparar a los demás.
Infórmate con tiempo sobre los recursos y posibilidades (te sorprenderá las alternativas que van surgiendo), medita sobre las posibilidades e informa y consúltalo con las personas cercanas sobre cuáles son tus preferencias, dudas y necesidades; si finalmente llega ese momento todos/as lo afrontaréis de una forma mas positiva y segura.
En resumen, para lograr un envejecimiento activo, positivo y lleno de ilusiones es importante pensar en qué y cómo quieres implicarte, ilusiónate con proyectos, tener presente que puedes seguir aprendiendo y aportando a cualquier edad, y que eres el/la protagonista de tú proyecto vital, que eres una persona adulta capaz de tomar tus propias decisiones sin que nadie te obligue a hacer nada, aunque sea mirando por tu bien, no tengas reparos en expresarte y hacer comprender a los demás que hay cambios que no son positivos y que aunque vayas a afrontarlos de la mejor manera que sabes, necesitas también un espacio para expresar lo que implican para ti.
Pero, sobre todo, ten en cuenta que es una etapa de seguir mirando al futuro y no solo al pasado, que quedan muchas cosas por vivir y disfrutar.