Un artículo de la Dra. Andrea Sánchez-Beato Barquero,
Doctora en Logopedia y colegiada del Colegio Profesional de Logopedas de la Comunidad de Madrid
En la actualidad, se hace patente el aumento progresivo de personas de edad avanzada. Los datos estadísticos sitúan a España como uno de los primeros países más longevos. El Instituto Nacional de Estadística (INE), informa que el porcentaje actual de adultos mayores de 65 años representa el 20,1%, y estima el 30,4% para el año 2050.
El descenso en la tasa de natalidad, el aumento de la esperanza de vida y la disminución de la mortalidad son variables íntimamente relacionadas con el envejecimiento demográfico de nuestro país. La esperanza de vida es uno de los indicadores que mantienen la tendencia del envejecimiento, ya que las previsiones futuras muestran que aumentará de forma significativa, alcanzando para el 2071 los 86 años en hombres y los 90 en mujeres.
El continuo del envejecimiento sano al envejecimiento patológico
Se ha documentado, que el proceso de envejecimiento establece distinciones entre sujetos, ya que no presenta una forma común para todos (Sánchez-Beato, 2021). En línea con lo anteriormente descrito, se entiende envejecimiento sano, como el proceso heterogéneo, continuo e irreversible caracterizado por una serie de modificaciones a nivel biológico, fisiológico, y cognitivo, incluyendo en esta última el área del lenguaje (Scoralick-Lempke et al. 2018). La transición entre el envejecimiento sano al patológico se define a través de un continuo en el que se pueden definir una serie de estadios (Petersen, 2004).
Se considera la presencia de quejas subjetivas de memoria (QSM), como uno de los primeros marcadores asociados con la aparición posterior de un deterioro cognitivo e incluso de demencia (Jessen et al., 2010). En el año 2014, Jessen y colaboradores desarrollan una nueva propuesta, Declive Cognitivo Subjetivo (DCS), con el objetivo de aunar un concepto común en el estudio de las QSM.
Definen DCS, como el primer estadio preclínico en la manifestación temprana de un proceso neurodegenerativo, donde los individuos todavía no presentan déficits objetivos en pruebas cognitivas. Varias líneas de investigación han constatado que sujetos con DCS presentaban una mayor probabilidad de desencadenar demencia (Koppara et al. 2015).
Se denomina Deterioro Cognitivo Leve (DCL) a la fase sintomática donde se evidencian síntomas y modificaciones en los biomarcadores y a nivel cognitivo, sin embargo, todavía no se cumplen los criterios diagnósticos de demencia. Existe una marcada variabilidad entre pacientes que cursan con DCL, ya que algunos evolucionan hacia algún tipo de demencia, ya sea vascular, por cuerpos de Lewy o tipo Alzheimer, siendo esta última la más frecuente, mientras que, por el contrario, otro grupo de sujetos pueden permanecer estables o incluso recobrar su estado cognitivo normal.
La evidencia científica respalda que la tasa de conversión de sujetos con DCL a demencia oscila entre un 10-15% aumentando de forma exponencial en estudios de carácter longitudinal (Díaz-Mardomingo, García- Herranz y Peraita-Adrados, 2010).
El último estadio en la progresión del envejecimiento sano al patológico hace referencia a a la instauración de alguna patología neurodegenerativa, siendo la Enfermedad de Alzheimer (EA) la causa de demencia con mayor prevalencia.
Deterioro cognitivo desde la perspectiva del lenguaje
En relación con el lenguaje, que constituye el principal dominio cognitivo de interés para el presente artículo, las principales dificultades lingüísticas se asientan en el acceso al léxico. Asimismo, una de las características lingüísticas más notorias hace referencia al fenómeno de tenerlo en la punta de la lengua (PDL), cuya prevalencia es directamente proporcional a la edad.
Se ha definido PDL como la dificultad de acceso a la representación fonológica del concepto estando preservados los aspectos semánticos (Rodríguez, Juncos-Rabadán y Facal, 2008). Se ha comprobado, a su vez, un aumento de PDL en sustantivos propios en pacientes con DCL en contraste con sujetos sanos, debido a que implican mayores recursos de procesamiento cognitivo.
Así, los fenómenos de PDL se han considerado como una manifestación precoz de deterioro cognitivo, incrementándose conforme evoluciona el proceso neurodegenerativo, lo que se debería a la degeneración de las redes semántico – léxicas. Estas dificultades de acceso al léxico también repercuten en el discurso oral de los mayores, originando pausas tensas, perseveraciones y referencias ambiguas, además de dificultades en continuar el hilo conversacional.
El rendimiento en tareas de fluidez verbal (fonológica y semántica) también experimenta cambios relacionados con la edad que tendrían que ver posiblemente con un declive en el componente ejecutivo.
En el ámbito de la comprensión del lenguaje se ha demostrado una mayor dificultad en los procesos inferenciales ante estructuras caracterizadas por ser desde un punto de vista sintáctico más complejas. También, se observa una disminución en la comprensión gramatical a medida que aumenta la densidad proposicional y la complejidad sintáctica (López-Higes, Rubio-Valdehita y Martín-Aragoneses, 2010).
La disminución en la velocidad de procesamiento, el declive en los procesos inhibitorios o en la memoria de trabajo podrían ser variables que explicaran las dificultades observadas en los procesos de comprensión (Facal et a., 2009).
Prevención y tratamiento del deterioro cognitivo
Son varios los estudios de investigación realizados en España que demuestran que una de las principales consultas en los servicios de neurología es causada por el deterioro cognitivo (Martín-Santidrian, Jiménez, Trejo y Galán, 2011). La Organización Mundial de la Salud (OMS) aporta datos que indican que la demencia afecta a 50 millones de personas en todo el mundo y que se registrarán 10 millones de nuevos cada año.
Por ello, son numerosas las investigaciones realizadas con este colectivo, que han tratado de determinar determinar qué factores protegen en mayor medida del declive cognitivo asociado a la edad y, sobre todo, del deterioro patológico que implican los procesos neurodegenerativos. Por ello, es de suma relevancia conocer cuales son los factores de riesgo en el continuo hacia la demencia con el objeto de poder establecer medidas preventivas adecuadas.
Estos factores se clasifican en no modificables: como la edad, el sexo y la herencia genética, y modificables, como la obesidad, enfermedades cardiovasculares, entre otros. Asimismo, se ha demostrado que hábitos tóxicos como consumo de alcohol, drogas, y tabaco se relacionan con un mayor riesgo de demencia (Hebert et al., 2010).
Por el contrario, se ha sugerido que un alto nivel educativo, la actividad física habitual y la participación en actividades sociales disminuye el riesgo de desarrollar deterioro cognitivo. Todos estos indicadores se asocian con el constructo de la reserva cognitiva (Stern, 2009).
Existen diversos tratamientos que tratan de frenar el avance del deterioro cognitivo, agrupándose en terapias farmacológicas y no farmacológicas. El principal objetivo de estas últimas es prevenir, mantener y ralentizar el declive de las funciones cognitivas y conductuales en adultos mayores.
Los programas cognitivos se subdividen en función de los objetivos planteados para cada paciente, en entrenamiento, rehabilitación y estimulación (Tardif & Simard, 2011). En estos últimos años, se están incluyendo en las terapias convencionales el uso de la estimulación transcraneal de corriente continua (Tdcs). Diversos estudios han sugerido una mejoría en varios dominios cognitivos en función del área cerebral a estimular en pacientes que presentaban deterioro cognitivo (Roncero, 2019).
Es importante considerar el estudio de las diferencias individuales entre sujetos en el proceso de evaluación e intervención para poder realizar terapias ajustadas a las necesidades de cada paciente. Además, los sistemas sanitarios deberán promover y garantizar la integración y participación activa de este colectivo en la sociedad para favorecer el bienestar físico y la calidad de vida de nuestros mayores.
Referencias bibliográficas
Díaz-Mardomingo, M. C., García-Herranz, S., y Peraita-Adrados, H. (2010). Detección precoz de deterioro cognitivo leve y conversión a la enfermedad de Alzheimer: Un estudio longitudinal de casos. Psicogeriatría, 2(2), 105-111.
Facal, D., González, M. F., Buiza, C., Laskibar, I., Urdaneta, E., y Yanguas, J. J. (2009). Envejecimiento, deterioro cognitivo y lenguaje: Resultados del Estudio Longitudinal Donostia. Revista De Logopedia, Foniatría y Audiología, 29(1),4-12. doi: 10.1016/S0214-4603(09)70138-X.
Hebert, L. E., Bienias, J. L., Aggarwal, N. T., Wilson, R. S., Bennett, D. A., Shah, R. C., y Evans, D. A. (2010). Change in risk of Alzheimer disease over time. Neurology, 75(9), 786-791. doi: 10.1212/WNL.0b013e3181f0754f.
Jessen, F., Wiese, B., Bachmann, C., Eifflaender-Gorfer, S., Haller, F., Kölsch, H., …Bickel, H. (2010). Prediction of dementia by subjective memory impairment: effects of severity and temporal association with cognitive impairment. Archives of General Psychiatry, 67(4), 414-422. doi: 10.1001/archgenpsychiatry.2010.30.
Jessen, F., Wolfsgruber, S., Wiese, B., Bickel, H., Mösch, E., Kaduszkiewicz, H., … Wagner, M. (2014). AD dementia risk in late MCI, in early MCI, and in subjective memory impairment. Alzheimer’s & Dementia, 10(1), 76-83. doi: 10.1016/j.jalz.2012.09.017.
Koppara, A., Wagner, M., Lange, C., Ernst, A., Wiese, B., König, H. H., y Werle, J. (2015). Cognitive performance before and after the onset of subjective cognitive decline in old age. Alzheimer’s & Dementia: Diagnosis, Assessment y Disease Monitoring, 1(2), 194-205. doi:10.1016/j.dadm.2015.02.005.
López-Higes, R., Rubio-Valdehita, S., y Martín-Aragoneses, M. T. (2010). Comprensión gramatical en adultos mayores y con deterioro cognitivo: Un estudio comparativo basado en el análisis discriminante y el escalamiento multidimensional. Psicothema, 22(4), 746-751.
Martín-Santidrian, M. A., Jiménez, M., Trejo, G., y Galán, J. M. (2011). Análisis descriptivo de la demanda asistencial neurológica ambulatoria en el área sanitaria de Burgos. Neurología, 26(1), 39-44. doi:10.1016/j.nrl.2010.07.034.
Nunes Scoralick-Lempke, N., do Nascimento, E., Silva Ribeiro, B. C., Moreira, C., Lima Oliveira, M. E., Sousa, P. C., & Teixeira, T. J. (2018). Comportamentos de saúde e envelhecimento saudável: um estudo com idosos da comunidade. Revista Família, Ciclos de Vida e Saúde no Contexto Social, 6(4), 775-784.
Petersen, R. C. (2004). Mild cognitive impairment as a diagnostic entity. Journal of Internal Medicine, 256(3), 183-194. doi: 10.1111/j.1365-2796.2004.01388.x.
Rodríguez, N., Juncos-Rabadán, O., y Facal, D. (2008). El fenómeno de la punta de la lengua en el deterioro cogntivo leve. Un estudio piloto. Revista De Logopedia, Foniatría y Audiología, 28(1), 28-33. doi: 10.1016/S0214-4603(08)70043-3.
Roncero, C., Service, E., De Caro, M., Popov, A., Thiel, A., Probst, S., & Chertkow, H. (2019). Maximizing the treatment benefit of tDCS in neurodegenerative anomia. Frontiers in Neuroscience, 13, 1231.
Sánchez-Beato, A. (2021). Variabilidad interindividual en denominación, comprensión de oraciones y funciones ejecutivas en personas mayores. [Tesis Doctoral]. Universidad Complutense de Madrid.
Stern Y. (2009). Cognitive reserve. Neuropsychologia, 47(10), 2015-2028. doi: 10.1016/j.neuropsychologia.2009.03.004.
Tardif, S., & Simard, M. (2011). Cognitive stimulation programs in healthy elderly: a review. International journal of Alzheimer’s disease, 2011. https://doi.org/10.4061/2011/378934