Un artículo de Sonia Terrón Pérez, Terapeuta Ocupacional en atención domiciliaria, responsable de Mas Terapia en Madrid
La estimulación cognitiva se define como el conjunto de técnicas y estrategias que pretenden activar, estimular y entrenar las distintas capacidades y funciones cognitivas (percepción, atención, razonamiento, abstracción, memoria, lenguaje, procesos de orientación, praxias, cálculo, etc.), mediante una serie de situaciones y actividades concretas dirigidas a mejorar y/o mantener el funcionamiento cognitivo en general.
Es un tipo de Terapia No Farmacológica que se utiliza para mantener o retrasar el deterioro de las capacidades cognitivas, en personas que sufren algún deterioro cognitivo. También, mantiene las capacidades preservadas el máximo tiempo posible, compensa los déficits existentes, evita la desconexión del entorno, aumenta la autoestima y la autonomía personal, mejora las capacidades funcionales, la conducta y la afectividad y en general, mejora la calidad de vida de la persona y la de su familia.
La estimulación cognitiva a domicilio es una opción para aquellas personas con dificultades en los desplazamientos por problemas físicos, cognitivos o de otra índole, o bien por la lejanía de su domicilio. También, puede ser una alternativa para aquellas personas que iban a asociaciones, a centros de día, a centros de mayores… y que por diversas causas han dejado de asistir, generando en estas personas un abandono de hábitos y rutinas, sedentarismo, estrés, aislamiento social, un empeoramiento o deterioro a nivel físico, cognitivo, emocional y/o funcional.
El trabajo cognitivo en el domicilio se realiza a nivel individual con ejercicios, programas y actividades concretas con las que se persigue la estimulación de varias capacidades como la atención, la concentración, la percepción, la orientación (temporal, espacial y personal), la memoria (a corto y largo plazo, semántica, episódica, etc.), el lenguaje (expresión verbal, capacidad lectora, escritura, comprensión oral y escrita, razonamiento, etc. ), el cálculo y la lógica (reconocimiento numérico y operaciones), las praxias (ejecución y producción de actos motores voluntarios), las gnosias (reconocimiento de estímulos visuales, auditivos, táctiles y denominación) y las funciones ejecutivas como el juicio, el razonamiento abstracto y la planificación de actividades.
Son muchos los ejercicios de estimulación cognitiva que se pueden realizar, desde fichas de papel, juegos manipulativos, cuadernos de ejercicios, actividades escritas u orales basadas en la evocación de recuerdos (reminiscencia), en la orientación a la realidad, entre otras. Se pueden utilizar recursos audiovisuales, ejercicios interactivos, programas, plataformas y juegos de ordenador o de Tablet.
Antes de comenzar con la estimulación cognitiva a domicilio, el profesional especializado realiza una primera valoración cognitiva con el objetivo de establecer un plan de atención individualizado adaptado a cada persona. Debe ser personalizado, centrado en la persona, atendiendo a su individualidad, a las pruebas o escalas, a su historia personal y a los recursos del entorno. Con los resultados obtenidos se determina qué capacidades mantiene la persona así como qué tipo de actividades y ejercicios puede realizar. Pero no solo hay que considerar las capacidades, sino también sus gustos e intereses para que la actividad sea productiva y significativa.
Además de la evaluación inicial, se hace un seguimiento periódico de todo el proceso y posteriormente una reevaluación, para ver la evolución de los déficits, por si es necesario algún cambio en la intervención cognitiva, así como la adaptación del tipo de actividad y el nivel de dificultad.
Es importante que las terapias sean supervisadas y desarrolladas por un profesional, que realice el asesoramiento, seguimiento y validación de la actividad. El número de sesiones, su duración y la frecuencia de aplicación depende de las necesidades de cada persona aunque lo más habitual son sesiones de 50 minutos, entre 2 a 5 veces por semana.
Unas de las ventajas de trabajar en los domicilios es que se puede integrar la estimulación cognitiva en la vida diaria de la persona, se pueden aplicar estrategias y utilizar recursos que hay en el hogar. Igualmente, al acudir al entorno del paciente, se pueden detectar necesidades tanto de la persona como de su círculo más cercano.
No obstante, el tratamiento debe incluir también a la familia o al cuidador. Se les informa y se les orienta sobre estrategias, sobre actividades y ejercicios que pueden realizar con su familiar según las capacidades que conserva, sus gustos y preferencias.
En resumen, en la actualidad no hay un tratamiento efectivo para el deterioro cognitivo. Sin embargo, la estimulación cognitiva contribuye a enlentecer la evolución del deterioro y a mejorar la calidad de vida de la persona afectada y la de su familia.