Un artículo de Esther Yubero Olivares,
psicóloga en la residencia de Grupo Colisée La Saleta Campolivar
La atención de las personas mayores ha evolucionado y sigue evolucionando en el ámbito asistencial y tecnológico para incorporar herramientas que permitan fomentar una mayor calidad de vida. Así, desde hace algunos años, los profesionales dedicados al cuidado de personas mayores y/o dependientes han desarrollado nuevas técnicas o procedimientos orientados al fomento de un mayor bienestar y mejor estado de salud general como alternativa o complemento al uso de fármacos.
Se trata, actualmente, de un amplio abanico de terapias no farmacológicas que en muchos casos se basan en la estimulación psicosocial y buscan aliviar algún tipo de síntoma y/o mejorar la calidad de vida de las personas mayores y sus familiares. Este tipo de intervenciones son especialmente relevantes para las personas con algún tipo de demencia o deterioro cognitivo. Entre estas técnicas, son destacables los beneficios de la estimulación sensorial mediante Salas Snoezelen.
La terapia multisensorial propia de las Salas Snoezelen está basada en un enfoque que busca proporcionar estimulación y experiencias placenteras a través de un ambiente enriquecido y controlado. El término «Snoezelen» proviene de la combinación de dos palabras holandesas: «snuffelen», que significa «olisquear» o «explorar», y «doezelen», que significa «relajarse».
Los sentidos (vista, oído, olfato, tacto y gusto) nos permiten percibir información valiosa sobre nuestro entorno así como favorecer la conexión con las personas que nos rodean. Mediante este tipo intervención la persona puede experimentar sensaciones relajantes adaptadas a sus gustos o necesidades.
Las raíces de la estimulación sensorioambiental se remontan a la década de 1970 en los Países Bajos, donde fue desarrollada por Jan Hulsegge y Ad Verheul. Estos terapeutas trabajaban en una institución para personas con diversidad funcional y graves deficiencias sensoriales, dónde descubrieron que algunos de sus pacientes se relajaban al estar en un ambiente multisensorial controlado.
Estos hallazgos consiguieron que, durante las siguientes décadas, este tipo de estimulación comenzara a ganar adeptos en otros países, como Reino Unido, Estados Unidos y Canadá, consolidándose como una intervención terapéutica reconocida y desarrollando principios y guías para su implementación. Fue también en esta época cuando su aplicabilidad se extendió a otros grupos, como las personas con trastornos del espectro autista, las que sufren demencia o aquellas que presentan deterioro cognitivo asociado a la edad.
Poco a poco, también se amplió la variedad del material de estimulación, integrándolo en un espacio que hoy en día conocemos como Salas Snoezelen.
Qué se puede encontrar en una sala Snoezelen
- Lámparas, proyector, fibras luminosas, columnas de burbujas con luces o incluso tiras led de luces suaves y cambiantes para lograr una estimulación visual.
- Altavoces donde se pueda reproducir sonidos relajantes, música suave y melodías tranquilas para estimular el sentido del oído. Esto puede incluir sonidos de la naturaleza, canciones conocidas o composiciones diseñadas específicamente para la terapia Snoezelen.
- Material de diferentes texturas. Se pueden utilizar superficies suaves, como almohadones, mantas acogedoras, telas de diferentes tejidos y objetos manipulables, como pelotas de diferente tacto. Estos materiales proporcionan una estimulación táctil diversa.
- Los difusores de aromas son la mejor opción para realizar aromaterapia. Se pueden utilizar aceites esenciales y fragancias agradables para estimular el sentido del olfato. Dependiendo del aroma se pueden lograr diferentes sensaciones, por ejemplo, se puede usar la lavanda para promover la relajación y el sueño, o el aroma de cítricos para obtener una sensación de energía y vitalidad.
- Camas de agua para conseguir un ambiente relajado simulando el vaivén de la marea así como para estimular el sistema vestibular.
- En algunas ocasiones también se dedica un espacio para trabajar el sentido del gusto, proporcionando a la persona determinados alimentos con diferentes sabores.
Es fundamental adaptar la sesión a cada persona, teniendo en cuenta sus capacidades, intereses y reacciones. De esta forma se busca hacer protagonista al paciente de su estimulación, fomentando la exploración, en algunos casos con una única modalidad sensorial y en otros combinando varias.
La literatura científica indica que este tipo de terapia no farmacológica puede aportar beneficios a nivel emocional, cognitivo y social en la persona.
Por un lado, puede producir una reducción significativa en las alteraciones conductuales, la ansiedad, el estrés y la apatía, proporcionando sensación de bienestar y mejorando el estado de ánimo. A nivel cognitivo, puede aumentar la duración del nivel atencional, lo cual genera que el paciente tenga un mayor contacto con la realidad. A nivel social, la persona puede experimentar un aumento de sus relaciones interpersonales cuando la intervención se hace por grupos.
Gracias a los diferentes aspectos positivos que aportan las Salas Snoezelen, cada vez más entornos de atención médica, rehabilitación e incluso residencias de personas de la tercera edad cuentan con estos espacios de estimulación multisensorial.
De hecho, en la atención a personas mayores con algún tipo de demencia o deterioro cognitivo, cada vez está más consolidada la importancia de contemplar no sólo las necesidades estrictamente neurobiológicas, sino también las psicosociales para mejorar su bienestar y calidad de vida.
Es desde este conocimiento y experiencia que los profesionales dedicados al cuidado de los mayores apostamos por mantenernos en continua evolución e incorporar en espacios como las residencias todas aquellas dinámicas y herramientas que nos permitan seguir fomentando una mayor calidad de vida y un envejecimiento positivo.