Un artículo de Patricia Alonso Pérez,
Terapeuta Ocupacional, Técnico y Experto en terapias asistidas por animales
Responsable del área terapéutica en Centro Ecuestre Reprise (Burgos)
La terapia asistida con caballos es una intervención terapéutica que combina los efectos terapéuticos físicos y psicológicos de la interacción con el mundo animal y el entorno que lo rodea con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los participantes de dicha terapia.
A través de la participación en actividades cotidianas del centro ecuestre como son el cuidado, la limpieza y la alimentación del caballo, se establece un vínculo emocional entre la persona y el animal que se convierte en la clave del proceso terapéutico.
Nuestras sesiones de terapia de reminiscencia asistidas con caballos, tanto grupales como individuales, están orientadas a estimular la memoria episódica auobiográfica, ejercitando capacidades cognitivas como la atención, el lenguaje expresivo y comprensivo, la orientación, la memoria semántica…
Contamos además con un entorno natural capaz de evocar en las personas que participan en nuestras terapias recuerdos agradables relacionados con su vida en el campo y vinculados al mundo animal, este entorno hace que se produzca en ellos la necesidad de comunicación y transmisión de los conocimientos que tienen acerca de la vida en el campo. Además, no podemos dejar pasar por alto los beneficios a nivel físico que se producen durante el contacto con el animal, favoreciendo la movilidad global de todo su cuerpo.
La persona mayor, que una vez reside en un centro de día/ residencia, tiene el sentimiento habitual de ser atendido y ayudado, es ahora quien, durante esta sesión de trabajo con el caballo asiste y cuida de un animal, con el consiguiente intercambio de roles tan beneficioso para su autoestima y su autopercepción.
¿Qué tipo de interacciones observamos a lo largo de las sesiones?
El caballo, como cualquier ser vivo, capta la atención de las personas y las motiva a participar de la sesión a través de los estímulos visuales, olfativos y auditivos que produce constantemente. Esto facilita la implicación y colaboración de la persona mayor en las actividades propuestas.
Tener un animal cerca, como en este caso, un caballo, fomenta muchas reacciones de acercamiento, acariciado y cepillado de forma totalmente voluntaria por parte de los asistentes a la terapia, que participan en este tipo de actividades como una forma de dejar a un lado sus problemas y preocupaciones fomentando la empatía y, sobre todo, satisfaciendo la necesidad que tienen en muchos casos de dar y recibir afecto.
Durante las sesiones, animamos a todos los participantes a ayudar en todo lo posible para el buen desarrollo de la sesión, promoviendo de esta manera el ejercicio moderado de todo su cuerpo, ya sea durante la interacción directa con el animal como ayudando a transportar los cepillos, cargando las zanahorias, o repartiéndolas entre sus compañeros para después poder alimentar a los caballos. Recorriendo las cuadras o incluso demostrando sus habilidades con los diferentes aperos de trabajo en las mismas, que ponemos a su disposición para que nos muestren cómo hacían uso de ellos en el pasado.
Destacamos de este tipo de intervenciones asistidas, la gran capacidad de estimulación que se produce en la persona mayor a través del contacto con el caballo, incidiendo de forma muy positiva en aspectos psicológicos, físicos y sociales con el objetivo de mejorar su calidad de vida.
Para llevar a cabo una terapia asistida con caballos y establecer objetivos terapéuticos que después vamos a trabajar con el paciente, no necesitamos de forma imprescindible montar sobre el caballo, puesto que se pueden establecer objetivos tanto a nivel físico como cognitivo llevando a cabo una sesión pie a tierra, en el que todo el trabajo se lleva a cabo “con los pies en el suelo”. Esto nos permite que nuestros pacientes ganen en confianza y se sientan más seguros.
Lo que sí es imprescindible es la formación y experiencia de quienes acompañan la sesión. En nuestro caso, la sesión es diseñada y llevada a cabo por una terapeuta ocupacional formada específicamente en terapias asistidas con animales.
De esta forma nos aseguramos de que se establecen unos objetivos a nivel terapéutico, que las sesiones de adaptan a las capacidades y limitaciones de todos los usuarios y que se llevan a cabo unos seguimientos de las mismas para su posterior evaluación.