Presentación del libro: Fragilidad en el envejecimiento. Subjetividad y abordajes preventivos
Dra. Graciela Zarebski (editora) Ed. Noveduc www.noveduc.com
Autor/es: Juan D. Avilés Hernández – Patricia Beatriz Cabrera – Rosa Valentina Campos – Adriana Elizabeth Capuano – Carmen de Grado – Sergio Fajn – Annie E. García Nadal – Jonathan Grinberg – Alicia B. Kabanchik – Graciela Lahuerta – Mariana Andrea Rodríguez – Laura Inés Salatino – Juan A. Salmerón Aroca – María Julia Xifra – Graciela Zarebski.
Los estudios acerca de la fragilidad en la vejez, por el riesgo que implica de presentar eventos adversos (mortalidad, discapacidad, morbilidad y hospitalización) avanzan en considerarla una construcción multidimensional basada en componentes físicos, psicológicos, sociales y ambientales.
Como resultado de múltiples investigaciones, se plantea que la fragilidad puede atenuarse o revertirse con intervenciones apropiadas. De modo que, si el objetivo de consenso es prevenirla, deberemos actuar antes que se precipite y detectar los factores de riesgo que favorecen ese desenlace. Nos referimos no sólo a los factores físicos y sociales, que son los contemplados e investigados hasta la actualidad y con los cuales no estaríamos abarcando la complejidad bio-psico-socio-espiritual del envejecimiento.
Son los condicionantes psico-espirituales los que aún no son tomados en cuenta suficientemente, ya que plantear la depresión y el deterioro cognitivo como factores posibles, nos instala ya en un escenario de fragilidad mental, precipitante de la fragilidad física y social.
Este es el aporte que se propone este libro, desde una mirada amplia, compleja y multifactorial: despegarnos del modelo biomédico clásico a fin de expandir los horizontes de la mera funcionalidad y dar a conocer las múltiples intervenciones de promoción del envejecimiento saludable y de prevención de la fragilidad que se vienen realizando a cargo de gerontólogos y gerontólogas de diversas disciplinas, haciendo foco en la Psicogerontología, como campo interdisciplinario de la salud mental en el envejecimiento.
Entendemos a la fragilidad como la pérdida de equilibrios diversos, tanto en los aspectos biomédicos, sociales, como en los psicológicos y de personalidad. Estos últimos son los que menos se investigan y difunden. Abordar su prevención desde un enfoque inter-transdisciplinario nos debe llevar a incidir en los factores de riesgo que hacen a la subjetividad y que pueden ser predisponentes a estos desenlaces. Contamos con investigaciones (Becca Levy, 2018, 2022), que han demostrado que una actitud positiva hacia el envejecimiento se asocia con una presión arterial más baja, una vida en general más larga y saludable, así como un menor riesgo de padecer demencia.
Lo que se propone detectar con relación a la fragilidad y aplicarlo a su abordaje preventivo, es la rigidez física/mental/social/ emocional/espiritual y la pérdida de equilibrios diversos como predisponentes a la fragilidad en el envejecimiento.
El planteo de que hay una pérdida de equilibrios diversos -no solamente pérdida de equilibrio físico- y ciertas rigideces que no son solamente rigidez corporal, responde a una visión integral de lo que es un ser humano envejeciente: predominantemente rígido o predominantemente flexible.
Desde el marco teórico que presentamos en nuestro anterior libro (Zarebski et al., 2019a) consideramos a la Identidad Flexible como el factor protector nodal para el logro de un envejecimiento saludable y, por el contrario, las identidades rígidas en aspectos bio-psico-socio-espirituales, que van a dar lugar a cierta posibilidad de derrumbe ante los eventos del envejecer.
Si nos proponemos favorecer que cada persona le pueda dar a su vida el sentido que desea y una atención centrada en la misma, a fin de poder generar con ella un plan de vida y de atención personalizados, enfocados en lo que quiere ser y hacer con su vida, de acuerdo al sentido que le quiere dar, preguntémonos si nos pasa siempre que cuando vamos a tratar, a trabajar con la persona, la misma tiene claro cuál es el sentido que le quiere dar a su vida.
¿Trabajamos con personas que tienen claros sus objetivos de vida y además sus ganas de vivir, su deseo de participar en actividades y que lo único que tenemos que hacer es escucharla y ayudarla? No es lo que sucede habitualmente, ya que, cuando consultan o se institucionalizan, es porque algo de esto está fallando.
Es que, generalmente, que en la vejez la vida pierda su sentido tiene que ver con toda una vida sin sentido. O una vida asentada en un único apoyo, valor, interés, ideal, que han perdido. Si el logro de un buen envejecer tiene que ver fundamentalmente con la posibilidad de seguir otorgando el sentido propio a la vida, reconocerme en quien voy siendo, cuando eso no se logra se produce el derrumbe, el derrumbe de la identidad.
Cuando esto sucede, nos encontramos frente a personas frágiles en múltiples dimensiones. Ya el poeta Roberto Juarroz (1976) nos advierte que “Hay pocas muertes enteras, el cementerio está lleno de fraudes”. Definición dramática de lo que implica defraudarse a sí mismo. Es decir, que no es tan sencillo, no se trata sólo de escuchar a la persona.
La pregunta, a fin de contrarrestar la fragilidad, será entonces ¿qué motivación tendría una persona en estas condiciones para alimentarse, para hacer actividad física? En síntesis, para vivir. Pregunta que está en correlación con esta otra: ¿por qué algunas personas envejecen de un modo o de otro?
Personas que están aferradas a determinada posición que no pueden soltar:
- Quienes vivieron toda una vida sin sentido
Se dejan llevar en la vida por lo que otros le hacen ser. Nunca tuvieron las riendas de su vida. Anticipan que cada vez va a ser peor: menos autonomía, menos libertad de elección: las llevarán al ´geriátrico´, ´mis hijos me van a manejar´. - Quienes se apoyaron en un sentido único
Sostenidos en el tener: juventud, imagen (Dorian Gray) dinero, rol. Lo que les da brillo, que consideran que, con la vejez, se va a opacar. Lo que les da garantía (ilusoria) de completud. No aceptan cambios ni pérdidas: ´si lo pierdo, pierdo el sentido´.
En ambos casos, ese estar aferrado es lo que los hace rígidos, no flexibles ni
fluidos ni permeables a lo nuevo, ya sea interno o externo. No se renuevan.
¿De qué rigidez hablamos? Es a partir de un eje muy simple y que no se suele tener en cuenta, aunque lo deberíamos ir elaborando y aceptando desde jóvenes, así como también abordarlo desde distintas disciplinas en nuestras intervenciones: que no vamos a poder ser o tener todo lo que teníamos de jóvenes, siempre.
Ya la pandemia nos presentificó a todas las edades nuestra condición de vulnerabilidad. En esas circunstancias, tuvimos que re-inventarnos. Es sencillamente de eso de lo que se trata en el envejecimiento: ir adaptándonos a los cambios, a los límites que nos propone el paso del tiempo. Quien no se dio cuenta antes, la vida se irá ocupando de hacérselo notar. Pero se trata de no esperar a que suceda otra ‘pandemia’, otra adversidad en nuestra vida, que nos limite abruptamente, para reconocer esta condición vulnerable.
El envejecimiento es una propuesta de cambios que nos trae el paso del tiempo y esos cambios se van a dar fundamentalmente en nuestra identidad. Las vicisitudes de la posición frente a los límites irán acompañando al sujeto en todos los planos de su transcurrir vital, incluido el gran límite: la muerte. De este núcleo se derivan las diversas posiciones que los sujetos irán adoptando frente al proceso del envejecimiento, según el grado de aceptación de los límites.
Sin embargo, no significa que tenemos que resignarnos, bajar los brazos. La
resiliencia implicará transformarnos creativamente y reinventarnos, frente a las limitaciones y a los cambios.
Para lograrlo -y en eso tenemos que trabajar- se requiere replantearnos determinadas cuestiones y en esos replanteos es donde se ubica el eje de nuestras intervenciones: llevar a las personas a que se puedan replantear y a nosotros mismos, las posiciones extremas frente a los cambios y los límites, propios de una identidad rígida.
Las condiciones psíquicas mencionadas, que operan durante el curso de la vida, determinarán en estas personalidades, la vulnerabilidad emocional que se pondrá en juego ante los eventos del envejecimiento y que les llevará a significarlos como situaciones de adversidad.
Dimensiones de los Factores Psíquicos Protectores que caracterizan a una
Identidad Flexible.
Detectar cada uno de ellos va a permitir intervenir con una diana precisa enfocada en los factores de riesgo que son su contracara, a fin de favorecer la flexibilidad para la adaptación al cambio.
En la siguiente imagen podemos apreciar el alcance integrador que tienen estos factores psíquicos protectores, a través de sus efectos a nivel biológico y social y atravesados por la espiritualidad.
De este modo abarcamos la dimensión bio-psico-socio-espiritual compleja del envejecimiento. Reafirmamos así la recursividad que incide en el modo de envejecer, no podemos explicarlo desde la determinación lineal, ni mediante enfoque reduccionistas que dejen de lado los rasgos de personalidad que, como vemos, es un factor interviniente que interactúa en el entramado de la red que sostiene la vida.
De ahí la revisión de las reservas que debemos ir generando desde jóvenes para nuestra vejez. Se trata de ir construyendo una reserva cerebral y cognitiva pero conjuntamente con una reserva corporal, teniendo en cuenta los mensajes del propio cuerpo, la alimentación saludable, la actividad física; la reserva emocional, que tiene que ver con las características psíquicas mencionadas; la reserva de vínculos; la reserva espiritual, para renovar el sentido de la vida.
Todo esto atravesado por una identidad flexible, es decir, siendo flexibles en cada una de estas reservas que vamos armando para nuestro futuro, que conforman, de modo integrado, la Reserva Humana que tenemos que ir trabajando para nuestra vejez (Zarebski, 2011).
Habitualmente, en la aplicación de la Valoración Gerontológica Integral, pasan desapercibidos para el equipo interviniente, distintos planos de la vida psíquica del sujeto que hacen a sus modos de vincularse, a su sufrimiento psíquico, a sus autocuestionamientos, a sus angustias, a los cuales no se da lugar a que aparezcan.
¿Se puede resolver sólo con pruebas objetivas lo que le pasa a un ser humano, en este caso con su envejecimiento, mediante herramientas que ubican a la persona según una norma esperable, como ´normal´ o ´patológico´ como único parámetro a indagar? (Zarebski, Bronstein, Marconi, Williams, 2019b).
Si desde una atención centrada en la persona nos proponemos desde el equipo, a partir de la valoración, empezar a conocer las preferencias de la persona de acuerdo a su biografía, lo que tiene sentido para ella, como dice la propuesta del Decenio de la OMS (2020) y poder generar junto con la persona un plan de vida, realmente evaluar deterioro cognitivo y depresión no nos alcanza a dar datos suficientes, si el profesional de referencia será el que se va a ocupar de trabajarlo con la persona. Será necesario, en primer lugar, desde el equipo, desde profesionales capacitados, evaluar los factores predisponentes a la fragilidad que podemos detectar preventivamente.
Esto justifica la conveniencia de incorporar una nueva herramienta a la VGI. El Cuestionario Mi Envejecer (Zarebski, 2014) como herramienta cualitativa y el Inventario FAPPREN en su versión extensa (Zarebski, Marconi, Serrani, 2017) y su versión abreviada (VA) (Zarebski, Marconi, Serrani, 2021) como herramientas cuantitativas, evalúan la presencia de factores psíquicos protectores y/o de riesgo.
El Inventario FAPPREN (VA), con treinta ítems que se responden por Sí o por No, es la herramienta que proponemos para poder detectar estas cuestiones aquí desarrolladas. Sin tener que indagar toda la biografía en una VGI, da cuenta de los aspectos fundamentales que aparecen en la historia de la persona acerca de cómo está posicionada frente a su envejecimiento, de cómo fue resolviendo, de modo flexible o rígido, los avatares de su curso de vida.
Se trata de que advenga el sujeto en el trabajo interdisciplinario, que no quede como sumatoria de partes evaluadas, para lo cual habrá que flexibilizar los dispositivos, adecuar la VGI a los distintos ámbitos y flexibilizar a los profesionales a través de una formación interdisciplinaria que abarque la complejidad del envejecimiento.
En el libro que aquí se presenta, profesionales de distintas disciplinas aportamos nuestros conceptos, intervenciones preventivas y asistenciales y programas, conducentes a detectar y prevenir anticipadamente los factores de riesgo de fragilidad, con centro en el armado personal del propio envejecer. Cada autor/a puso su pasión, sus conocimientos y su expertíz. Se muestran en su día a día, en sus intervenciones y con sus recursos.
Referencias bibliográficas:
Juarroz, R. (1976). Poesía Vertical. (Antología). Colección Visor de Poesía, 275
Levy BR , Slade MD, Pietrzak RH, Ferrucci L. Las creencias positivas sobre la edad protegen contra la demencia incluso entre personas mayores con genes de alto riesgo. MÁS UNO 2018, 13: e0191004. PMID: 29414991 , PMCID: PMC5802444 , DOI: 10.1371/journal.pone.0191004 .
Levy, B. (2022). Rompiendo el código de edad: cómo sus creencias sobre la edad determinan cuánto tiempo y bien vivirá. Nueva York: Harper Collins.
Organización Mundial de la Salud (OMS) (2020). Decade of healthy ageing:
baseline report. Geneva: World Health Organization; 2020. Licence: CC BY-
NC-SA 3.0 IGO. https://www.who.int/publications/i/item/9789240017900
Zarebski, G. (2011). El Futuro se construye Hoy. La Reserva Humana. Pai-
dós.
Zarebski, G. (2014). Cuestionario Mi Envejecer (CME). Paidós.
Zarebski, G. (2022). Identidad flexible en el envejecer y factores psíquicos de
riesgo de caídas. Geriatricárea. Monográfico Especial: Síndromes Geriátricos.
Marzo, 2022. https://www.geriatricarea.com/2022/03/18/sindromes-geriatricos-monografico-es-
pecial/
Zarebski, G. Marconi, A. Serrani, D. (2017). (comp.): Inventario de Factores Psíquicos Protectores en el Envejecimiento (FAPPREN) (Zarebski & Marconi
2013). Manual de Aplicación, Evaluación e Interpretación. Disponible en:
https://www.inicien.com
Zarebski, G. et al. (2019a). (Editora). La Identidad Flexible como Factor Protector en el Curso de la Vida. Disponible en: https://www.inicien.com
Zarebski, G. Bronstein, P. Marconi, A. Williams, G. (2019b). ¿Evalúa la VGI suficientemente la dimensión psicogerontológica? Trabajo presentado en el VIII° Congreso Latinoamericano de la REDIP (Red Interdisciplinaria de Psicogerontología). Facultad de Cs. Económicas, Univ. de Bs. As (UBA).
Zarebski, G. Marconi, A. Serrani, D. (2021). Inventario de factores psíquicos protectores en el envejecimiento – FAPPREN. Presentación de la versión abreviada FAPPREN (VA). Rev. Arg. de Gerontología y Geriatría; Vol 35(1):17-29. Febrero 2021.