Un artículo del Dr. Serafín Sánchez,
jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla

La pérdida auditiva no tratada puede tener importantes consecuencias en la calidad de vida de los mayores. Sin embargo, todavía existe un 31% de ellos que considera que se trata de una consecuencia de la edad con la que hay que convivir sin opción a tratamiento, según revela el Estudio Sociológico sobre Pérdida Auditiva en Mayores de 65 años realizado en España por MED-EL, compañía especializada en soluciones auditivas.

Los otorrinolaringólogos somos muy conscientes del impacto no auditivo de la hipoacusia, además de su conocido impacto en la comunicación, sobre todo entre la población mayor. Pero, al mismo tiempo también reconocemos el profundo desconocimiento que existe, no solo entre la población, sino entre los propios profesionales sanitarios sobre la repercusión de una hipoacusia no tratada en la aparición de depresión y deterioro cognitivo.

geriatricarea perdida auditiva MED-EL
Los implantes cocleares que pueden atajar la pérdida auditiva cuando el audífono no es una solución

Así, se ha visto que solo un 6% de los encuestados relaciona la pérdida auditiva con la demencia, a pesar de que La Comisión Internacional The Lancet sobre Prevención, Intervención y Cuidados de la Demencia reconoce la pérdida auditiva como el principal factor de riesgo de demencia a partir de la mediana edad, incluso a partir de los 40 años. Además, más del 56% de los españoles mayores de 65 años reconoce el aislamiento social como el principal efecto sobre su calidad de vida, pero solo un 19% la relaciona con dependencia y un 11,5% con depresión.

La autopercepción de la pérdida auditiva

El estudio revela que más del 45% de los mayores de 65 años en España no ha revisado nunca su audición, a pesar de que el 52% reconoce haber notado algún indicio de pérdida auditiva últimamente. El porcentaje sube según aumentamos en edad ya que, en el caso de los mayores de 75 años, hasta un 63,5% reconoce que ha aumentado la dificultad para oír correctamente.

En este sentido, muchas personas mayores consideran que su pérdida progresiva de la audición forma parte del envejecimiento y no les llama la atención y no buscan ayuda médica. Suelen ser casos en los que quienes mejor advierten la pérdida auditiva son sus allegados, al apreciar que no son capaces de seguir las conversaciones, cómo ponen el volumen de la televisión muy alto, cómo se aíslan, cómo se van retrayendo de salir a la calle y de relacionarse socialmente.

Según la investigación, esto se traduce en las siguientes cifras:

  • El 65,3% de los mayores ha detectado que ha tenido que subir el volumen de la televisión o la radio.
  • Más del 50% necesita que le repitan alguna información con frecuencia.
  • El 37,5% percibe que se cansa o estresa cuando tiene que concentrarse mientras escucha.
  • Cerca de un 24% se ha sentido incapaz de identificar la dirección de dónde viene el ruido.
  • Un 22,5% tiene dificultad para seguir una conversación con ruido de fondo (en entornos ruidosos).

Atajar la pérdida auditiva también es posible en personas mayores

Los avances tecnológicos han mejorado notablemente la oferta de soluciones auditivas para las personas que tienen pérdida de audición. La tecnología de los implantes cocleares ha evolucionado rápidamente y permite que un número importante de personas mayores de 65 años cuyos audífonos ya no son capaces de aportar una amplificación suficiente puedan integrarse en el mundo sonoro gracias a un implante coclear.

Los implantes cocleares son también la solución idónea para personas mayores de 65 años que se encuentran afectadas por una hipoacusia severa o profunda y que no tienen contraindicaciones para la cirugía. En algunos casos, se trata de personas mayores que han utilizado un audífono durante un tiempo y que llega un momento en el que este no les proporciona la amplificación que necesitan y dejan de utilizarlo.

Sin embargo, solo un 11,6% de los mayores sabe que existen dispositivos como los implantes cocleares que pueden atajar la pérdida auditiva cuando el audífono no es una solución para ellos. En todos estos casos se debe acudir al especialista, quien valorará mediante unas pruebas audiológicas su nivel de audición y podrá aconsejarle la mejor opción para recuperar la audición perdida.

En definitiva, todas estas cifras denotan la necesidad de llevar a cabo campañas de información que les permitan concienciarse de la necesidad de buscar una solución a su pérdida auditiva para evitar las relevantes consecuencias que esta puede conllevar. También se precisan actuaciones formativas sobre los propios profesionales sanitarios para que conozcan las diversas opciones de tratamiento de la hipoacusia y su impacto en la depresión y el deterioro cognitivo en las personas mayores y asuman su papel protagonista en ofrecérselas a sus pacientes para evitarlo.