Un artículo de Sanitas Mayores
La soledad no deseada, el aislamiento social, el edadismo y el deterioro físico y cognitivo asociado al envejecimiento son factores que amenazan la salud mental de las personas mayores. Estos problemas, a menudo infravalorados, juegan un papel fundamental en su bienestar tanto físico como mental.
Es importante ser conscientes de que las personas mayores no forman un grupo homogéneo. En este sentido, la realidad de una persona a los 65 años difiere considerablemente de la de alguien a los 80, ya que cada uno tiene una historia determinada, experiencias variadas y, por tanto, problemas específicos. Por ejemplo, algunas personas enfrentan la jubilación con entusiasmo y apoyos sólidos, mientras que otros pueden experimentar cierta aprehensión y sentirse socialmente desconectados.
Además, la salud mental de las personas mayores enfrenta desafíos únicos en comparación con la de los más jóvenes. La pérdida de seres queridos, una realidad más frecuente con la edad, puede generar un mayor impacto emocional y contribuir a sentimientos negativos. Asimismo, a medida que se envejece, la salud se deteriora y suele exigir una atención constante, pudiendo generar estrés y ansiedad. Por otro lado, las limitaciones físicas, asociadas al envejecimiento, también afectan a la autoestima y a la independencia, aumentando las posibilidades de sufrir depresión.
En este contexto, la soledad no deseada y el aislamiento social emergen como los principales desafíos para la salud mental de las personas mayores. Un documento de 2021 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que entre el 20% y el 34% de las personas mayores en China, Europa, América Latina y los Estados Unidos se sienten solos. La soledad, en este sentido, no es simplemente la ausencia de compañía, sino la sensación de desconexión y falta de apoyo emocional, que intensifica sentimientos de ansiedad, depresión y afecta negativamente la salud mental en general.
Aspectos que contribuyen al bienestar emocional
–Mantener las conexiones sociales: fomentar la interacción con amigos, familiares y la comunidad es esencial. Seguir participando en actividades sociales, ya sea a través de clubes, centros comunitarios o reuniones familiares, puede contrarrestar la soledad y fortalecer el apoyo emocional.
–Participación en actividades recreativas: esto proporciona un sentido de utilidad y alegría. Puede incluir actividades como clases de arte, música, lectura o cualquier acción que brinde satisfacción personal. Asimismo, está demostrado que este tipo de talleres mejora las capacidades cognitivas al desarrollar aspectos como la paciencia, la concentración y la memoria.
–Ejercicio físico: la actividad física regular no solo beneficia la salud física, sino que también tiene impactos positivos en la salud mental. Caminar, nadar o participar en clases de ejercicio aeróbico ayuda a mantener la salud cognitiva, a reducir el estrés y a aumentar la autoestima.
–Mantener una dieta saludable: una alimentación equilibrada es fundamental para el bienestar general, incluyendo la salud mental. Debido a que el cerebro humano requiere una cantidad significativa y constante de energía, mantener una dieta equilibrada que garantice la ingesta de todos los grupos nutricionales va a ayudar a preservar el bienestar emocional.
En la búsqueda de la salud general de las personas mayores es necesario reconocer la importancia del apoyo psicológico. Hablar con profesionales capacitados ofrece herramientas valiosas para enfrentar el estrés y la ansiedad que a menudo acompañan el envejecimiento. Este enfoque no solo aborda las necesidades emocionales de nuestros mayores, sino que también contribuye a construir una sociedad que valora y respeta la salud mental en todas las etapas de la vida.
Abordar la salud mental de las personas mayores día a día resulta imperativo para garantizarles una calidad de vida digna.
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