Un artículo de Dra. Carolina Pinazo-Clapés, doctora en la Universidad Europea de Valencia
e integrante del grupo de Investigación BestAging (GIUV2021-516) para la intervención psicosocial en los envejecimientos y los cuidados en el ciclo vital Universitat de València
La depresión es un problema de importancia en las personas mayores, aunque a menudo no sea tratada o sea “normalizada”. Una formación adecuada a los profesionales de las residencias puede ayudarles a reconocer y saber cómo tratar adecuadamente los síntomas psicológicos y conductuales asociados a la demencia (SPCD) entre los cuales se encuentra la depresión, pero también la ansiedad, la agresividad, la apatía, los problemas relacionados con el sueño o la desorientación entre otros.
Una intervención psicoeducativa realizada en Valencia por Dra. Carolina Pinazo-Clapés y dirigida por Dra. Sacramento Pinazo-Hernandis mostró la reducción de estos síntomas y también la disminución de prescripción de drogas psicotrópicas destinadas a reducirlos. El estudio forma parte de una colaboración con el grupo de residencias La Saleta (Pinazo-Clapés et al, 2020).
La depresión, un trastorno poco diagnosticado en población mayor
Todos los informes sobre salud mental publicados en nuestro país en los últimos años indican cifras y prevalencias alarmantes sobre depresión, ansiedad y trastornos del sueño que aumentan en todos los casos con la edad (Subdirección General de Información Sanitaria, 2021; Instituto Nacional de estadística 2022).
El diagnóstico de trastorno depresivo aparece en un 4,1% de la población y se va incrementando con la edad llegando a registrarse un 12% de las mujeres y un 5% en los hombres de 75 a 84 años. Sin embargo, al hablar de prevalencia de diagnóstico en salud mental es siempre importante tener en cuenta la sub-notificación existente que a menudo debida a la falta de recursos o la dificultad en el diagnóstico diferencial de los trastornos por la heterogeneidad de sus síntomas (APA, 2014).
Un estudio reciente con más de 70.000 personas mostró una prevalencia de sub-diagnóstico de depresión del 63,6% y fue más frecuente entre la población masculina, de mayor edad y con menores ingresos (Faisal-Cury et al., 2022).
Según el «Manual diagnóstico de trastornos mentales«, DSM-5 (APA, 2014) los síntomas asociados a la depresión son: poco interés o alegría por hacer las cosas (presente en un 19,84% de personas de entre 45-64 y un 28,33%, en personas de 65 o más); sensación de estar decaído o deprimido (21,44% personas de 45-64 pasando a 30,45% personas de 65 o más) o problemas para dormir (21,38% personas de entre 45 y 64 un 29,40% en personas de 65 o más). (Instituto Nacional de Estadística 2022).
Según la Encuesta Europea de Salud en España de 2020 quienes más acuden a profesionales de la salud mental son los jóvenes de entre 18-25 años (50% de los pacientes) frente al 1% que corresponde a la población mayor de 61 años. De hecho, un 26,3% población de 25-64 acudió durante 2019 a un especialista en salud mental frente al 8,9% de personas mayores de 65 (Instituto Nacional de Estadística, 2020).
Estos datos, muestran al menos dos cosas: las personas mayores dan menos prioridad a su salud mental, y el edadismo lleva a normalizar la depresión en edades avanzadas. Esta normalización se encuentra todavía más presente en residencias de personas mayores donde los casos de depresión pueden duplicarse o triplicarse en esta población (Berg y Selbaek, 2012).
También en las personas con demencia pues frecuentemente se considera la depresión un síntoma de la demencia a pesar de que la investigación actual indica que es al revés: la depresión es uno de los factores causantes o que pueden empeorar el deterioro cognitivo y/o la demencia (Dafsari y Jessen, 2020). A nivel neurológico, los niveles de proteína beta amiloide alterados en la enfermedad de Alzheimer parecen también estar alterados en las personas con depresión mayor (Pomara et al., 2022).
Esta problemática se incrementó además durante el confinamiento por COVID-19 en el que un estudio realizado por la Dra. Dolores Marínez y dirigido por la Dra. Alicia Sales y la Dra. Sacramento Pinazo-Hernadis empeoró el estado cognitivo, funcional, riesgo de caídas, ansiedad y depresión de las personas que vivían en residencias durante esos meses y también aumentó la prescripción de antidepresivos en estos centros.
Impacto de la depresión en otros grandes síndromes geriátricos
Los datos de prescripción de psicofármacos en nuestro país señalan los antidepresivos como los medicamentos más utilizados (98,8 DHD, dosis por 1000 habitantes día de un medicamento) (Ministerio de Sanidad, 2020) incrementándose la prescripción también en personas mayores.
Este incremento nos debe poner en alerta de todos los riesgos asociados al consumo excesivo de psicofármacos. La guía «Chrome» señala la importancia y los criterios a la hora de prescribir psicofármacos en población mayor (Olazarán et al., 2016), destacando que la eficacia es solo moderada en algunos casos y tiene muchos efectos adversos que limitan la calidad de vida (somnolencia, aumento de riesgo de cardiopatía, caídas e incluso muerte).
Por ello, es imprescindible subrayar la relación de la depresión y el resto de SPCD con otros grandes síndromes geriátricos. Tal y como ya se ha comentado, la depresión aumenta el riesgo de sufrir deterioro cognitivo y/o demencia además de empeorar sus síntomas y pronóstico.
La prescripción de antidepresivos aumenta el riesgo de caídas, inmovilidad e inestabilidad dados sus efectos sobre la hipotensión ortostática, sedación/alteraciones de atención, hiponatremia, trastornos del movimiento y toxicidad cardíaca. Pero, además, la depresión no tratada también aumenta el riesgo de caídas dada la relación con la capacidad atención y la fatiga (Van Poelgeest et al., 2021) y sus síntomas asociados como la apatía, la irritabilidad conllevan un mayor aislamiento.
Incorrectos diagnósticos pronostican incorrectas intervenciones
La Guía «Nice» de tratamientos psicológicos eficaces afirma con rotundidad que en primer lugar se deben utilizar estrategias psicológicas para reducir la depresión, independientemente de la edad de la persona adulta (National Institute of Health and Care Excellence, 2022). Solo en el caso de que no funcionen, se utilizarían fármacos y durante un tiempo limitado. A pesar de estas recomendaciones, según la OMS (2023), en muchos casos la única solución ofrecida por los recursos sanitarios son los antidepresivos contrariamente a lo que indica la Guía NICE.
La depresión ha de ser correctamente evaluada y se deben hacer buenas intervenciones independientemente de la edad que tengan las personas, y también independientemente del deterioro cognitivo. La estimulación cognitiva y el ejercicio físico combinados con un antidepresivo han mostrado ser más eficaces que intervenciones farmacológicas por si solas en personas con demencia (Watt et al., 2021).
De hecho, la investigación realizada por la Dra. Dolores Martínez y dirigida por la Dra. Alicia Sales y la Dra. Sacramento Pinazo-Hernandis demostró que la Terapia de Reminiscencia que conecta las experiencias pasadas de las personas mayores, permite obtener apoyo emocional y disminuir depresión y soledad a través de los relatos vitales (Martínez-Callado et al., 2020).
Además de una intervención equivocada por la elección del tratamiento, es importante también considerar actuaciones erróneas por diagnósticos equivocados. Es común pensar que una persona con demencia tiene depresión cuando vemos en ella síntomas negativos o de baja respuesta como pueden ser la falta de motivación, la tristeza, o la pérdida de energía, pero sin embargo síntomas como la irritabilidad, estar más propenso a mostrar enfado, ira o incluso a gesticular de manera agresiva también son síntomas de la depresión.
Y el problema es que, en muchas ocasiones, en lugar de intervenir en la tristeza intervenimos en la agresividad también muchas veces a través de psicofármacos (incluso antipsicóticos) para eliminar o reducir estas expresiones de la persona.
Por eso, y sobre todo cuando hablamos de depresión en personas con deterioro cognitivo o demencia es necesario que los profesionales que cuidan y acompañan a personas con deterioro cognitivo conozcan las diferentes manifestaciones de la depresión.
Por todo ello, la Fundación Pilares publicó una Guía titulada «Cuidados centrados en las personas con demencia. Guía de actuación profesional ante síntomas psicológicos y conductuales«, destinada a ofrecer estrategias y herramientas concretas y ayudar a los profesionales en la detección e intervención de este problema.
Y el libro «Atención integral centrada en la persona», con un capítulo específico sobre atención centrada en las personas con demencia (Pinazo-Hernandis et al, 2022).
Bibliografía
American Psychological Association [APA]. (2014). Manual de diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5). Editorial médica Panamericana.
Martínez-Callado, M. D., Pinazo-Hernandis, S., Sales-Galán, A., Pinazo-Clapés, C. (2020). Reminiscencia y variables Adaptativas en Personas Mayores. Búsqueda, 7(25), e509-e509.
Dafsari, F. S., Jessen, F. (2020). Depression: an underrecognized target for prevention of dementia in Alzheimer’s disease. Translational Psychiatry, 10(1), 160.
Faisal-Cury, A., Ziebold, C., de Oliveira Rodrigues, D. M., Matijasevich, A. (2022). Depression underdiagnosis: Prevalence and associated factors. A population-based study. Journal of Psychiatric Research, 151, 157-165.
Instituto Nacional de Estadística (2022). Salud mental según sexo y grupo de edad. Población de 15 y más años. INE Base.
Instituto Nacional de Estadística (2020). Encuesta Europea de Salud en España. INE Base.
Ministerio de Sanidad (2020). Salud mental en datos: prevalencia de los problemas de salud y consumo de psicofármacos y fármacos relacionados a partir de los registros clínicos de atención primaria. BDCAP Series 2. Ministerio de Sanidad.
National Institute of Health and Care Excellence (2022). Depression in adults: treatment and management. NICE.
Olazarán, J., López, J., Agüera, L., Arrieta,J.L., Beltrán,J.L., García,P., Rigueira, A., Martín, M., Quintana, D., Muñiz, R (2016) CHROME criterio. Prescripción de calidad de psicofármacos y evitación de sujeciones químicas. Fundación Maria Wolf.
Pinazo-Hernandis, S., Sales, A., Pinazo-Clapés, C. (2022). Atención centrada en las personas con demencia (pp. 278-288). En P. Rodriguez, A. ilá y C Ramos (coor), La atención integral y centrada en la persona. Tecnos.
Pinazo-Hernandis, S., Pinazo-Clapés, C., Sales, A., Facal, D. y Olivera, J. (2021). Cuidados centrados en las persones con demencia. Guía de actuación profesional ante síntomas psicológicos y conductuales. Fundación Pilares.
Pinazo-Clapés C, Pinazo-Hernandis S, Sales A. (2020). Effects of an Educational Program for Professional Caregivers on Behavioral Alterations in Nursing Home Residents: Pilot Study. International Journal of Environmental Research and Public Health, 17(23):8845.
Van Poelgeest, E. P., Pronk, A. C., Rhebergen, D., Van der Velde, N. (2021). Depression, antidepressants and fall risk: therapeutic dilemmas. A clinical review. European Geriatric Medicine, 12, 585-596.
Watt, J. A., Goodarzi, Z., Veroniki, A. A., Nincic, V., Khan, P. A., Ghassemi, M., … Straus, S. E. (2021). Comparative efficacy of interventions for reducing symptoms of depression in people with dementia: systematic review and network meta-analysis. BMJ, 372.