Un artículo de Mayte Vázquez Resino,
Psicóloga Sanitaria y miembro activo del grupo de Buen Trato a las personas Mayores del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid.
Introducción. La sexualidad en los mayores en la sociedad actual.
La sexualidad en la vejez la define Maslow, citada en Geriatricarea (2015), como una relación sana, de confianza, basada en la comunicación, en el amor y en la aptitud de compartir, con o sin coito, por lo cual se hace una reflexión sobre la optimización de la calidad en la relación, integrando de forma amplia aspectos como la personalidad, el género, la intimidad, los pensamientos, sentimientos, valores, etc.
La sexualidad es uno de los aspectos más importantes y significativos en el desarrollo de las personas, independientemente de su etapa vital. La salud sexual es sinónimo de bienestar y desde jóvenes se debe educar en la propia sexualidad con el fin de priorizar aspectos emocionales, que, si no se tratan bien, pueden acarrear graves consecuencias, tanto a nivel biológico, psicosocial y conductual, perdurando hasta la vejez (Herrera, 2003).
Siguiendo con la misma autora, la sexualidad es una de las áreas de comportamiento humano más desconocidas, pero lo es aún más en personas de edad avanzada. De hecho, la mera existencia de cualquier tipo de manifestación sexual en mayores es negada, incluso rechazada en la sociedad actual, convirtiéndolo en una especie de “tabú” social.
Sin embargo, en una sociedad donde se envejece de manera progresiva, la llamada “cultura de la senilidad”, la sexualidad debería estar presente en todas sus dimensiones: afectivo, biológico y social y no caer en estereotipos y mitos basados en la capacidad de la persona, la infertilidad, en el mayor como ser asexuado, o incluso negada al no relacionarse con una imagen sexual armoniosa y vital.
Estos aspectos, son los que desarrollaremos en el siguiente epígrafe, incidiendo en la necesidad de la fundamentalización y comprensión de la sexualidad en la vejez.
Comportamiento sexual en mayores
Dejando a un lado las alteraciones conductuales producidas por algún tipo de demencia, una persona mayor sana, es indudable que se encuentra inmersa en un proceso de cese del patrón sexual, debido principalmente por el envejecimiento fisiológico, biológico y hormonal. No debemos olvidar que el ser humano es biopsicosocial (Fernández-Ballesteros, 1997) y que por ello son muchos los aspectos y factores que influyen en dichos comportamientos y calidad de vida, pasemos a describirlos a continuación.
- Factores biológicos, psicológicos y hormonales
A los cambios derivados del envejecimiento fisiológico, se pueden sumar patologías orgánicas crónicas y el consumo de fármacos, que pueden inhibir el deseo, así como las erecciones en mayores.
Sin embargo, estos cambios fisiológicos, anatómicos y funcionales, no condicionan este cese de manera obligatoria, lo que debe prevalecer es una adaptación del mayor a sus nuevas circunstancias, fortaleciendo con ello el bienestar y la resiliencia en esta etapa.
- Factores psicológicos
Un factor a tener muy en cuenta, en esta etapa, es el de la creencia y el sentido de la “autopercepción del atractivo físico y sexual”, muy unido con condicionantes sociales y que merman la autoestima y en muchos casos se relacionan con pensamientos edadistas de inutilidad en la proactividad.
Son un ejemplo, esas creencias de que las mujeres, a edad avanzada, ya no necesita del sexo, cuando los estudios, como veremos en el epígrafe siguiente muestran que la relación sexual basado en el compañerismo y amor, son los aspectos que más influyen en su bienestar emocional y afectivo. (Master y Johnson, 1995).
La prevalencia elevada de trastornos psicopatológicos, como depresión, ansiedad o los estresores propios de la vejez, asociados a pérdidas e inactividad (envejecimiento no activo) pueden contribuir a la aparición de diversas dificultades en las actividades e interés sexual.
- Factores sociales
Son aquellos que normalmente van asociados a la procreación, y que nos hacen creer que las mujeres pierden antes su atractivo, al producirse una pérdida precoz de la capacidad de reproducción, en relación con el hombre.
Igualmente, factores relacionados con la salida de la casa de los hijos afectan a la sexualidad y sobre todo el de la viudez, ya que suele ser uno de los factores determinantes en el cese de la actividad sexual.
Por último, los cambios de domicilio o de residencia, influyen en la intimidad de la pareja y cambios de vida, constituyendo nuevos duelos vitales.
Evidencia científica de la sexualidad en mayores
En la mayoría de los estudios realizados en esta etapa vital, se demuestra que las relaciones sexuales disminuyen con la edad, sin embargo, también, se valora igualmente la sexualidad en términos cualitativos, más que cuantitativos, destacando la norma, en vez de la excepción.
Rubin (1965), en su libro “vida sexual después de los 60”, destacaba que gracias a los conocimientos médicos y experiencias clínicas, no existe el estereotipo de “viejo asexuado”, que tanto ha perjudicado la salud y bienestar de los mayores.
Ribera (1991), analiza la frecuencia de las relaciones sexuales (mayores de 65 años), de los cuales el 25% estaban institucionalizados, concluyó que el 17,1% de los varones y 4,7% de las mujeres mantenían actividad sexual.
Weg, también en 1991, destacó que existe una disminución global de la frecuencia en las relaciones sexuales, encontrándose un 62% de varones de más de 60 años sexualmente activos.
Como ya hemos mencionado los estudios de Máster y Johnson (1981, 1995), pusieron de manifiesto que no existe un límite cronológico para una correcta respuesta sexual, pero que con el paso de los años se verifica una lenta y gradual decadencia física del estímulo sexual.
Cambios en la sexualidad en mayores en la actualidad. Desmontando mitos
De acuerdo con Acevedo y Bartolucci (2019), el acceso a una psicoeducación sexual sana, información de lubricantes y/o “juguetes eróticos”, bajo vigilancia sanitaria, ayudan a la adaptación de una sexualidad sana en los mayores, siempre teniendo en cuenta sus limitaciones y fortalezas, además es significativo potenciar:
- Tener un grupo de amistades para intercambiar información, recordar los viejos tiempos, hablar sobre los planes futuros y en especial disfrutar el momento presente, mediante actividades de ocio y tiempo libre.
- Fomentar espacios de grupo donde sentirse útiles y hablar de estos temas y otros, sin restricciones, dando valor a sus vivencias.
- La participación en redes sociales adecuadas para las personas mayores, que les permitan satisfacer sus necesidades de afecto e intimidad en los casos que haya bajo apoyo social o situaciones de soledad por viudez o separación.
Muy buenas propuestas son las que plantean la introducción de actividades relacionadas con el apoyo a la mejora de la calidad de vida de las personas mayores, en un medio comunitario como son los centros cívicos, núcleos de participación ciudadana, con la intención de proporcionar a este colectivo la información necesaria acerca de un aspecto tan importante que nos acompaña durante todo el ciclo vital (Hernández, T, 2020).
Conclusión
La sexualidad en los mayores se debe considerar de una forma trasversal, amplia e integral. La mayoría de los estudios muestran que la actividad sexual en los mayores existe y que en esta etapa la persona mayor está muy interesada en la sexualidad.
Se deben desarrollar programas de psicoeducación en este tema, igual que se orientan a jóvenes, para lograr una mayor sensibilización social, contribuyendo al bienestar y la ética que dificultan en muchas ocasiones su comprensión.
Bibliografía
Acevedo, J. y Bartolucci, C. (2019). Sexualidad en el adulto mayor. APSF EDICIONES. Chile.
Fernández-Ballesteros, R. (1997). Calidad de vida en la vejez. Anuario de Psicología, 73, 89-104.
Geriatricarea.com (2015). Hablemos de sexualidad en nuestros mayores.
Hernández, T. (2020). Sexualidad y Tercera Edad. Propuesta de Intervención” [Trabajo Fin de Máster]. Universidad de Valladolid.
Herrera, A. (2003). Sexualidad en la vez. ¿mito o realidad?. Revista chilena de obstetricia y ginecología. 68, 150-162.
Master WH, Johnson VE. (1981). Sex and the aging process. J Am Geriatr Soc. 29. 385-90.
Master WH, Johnson VE (1995). Sexualidad humana. Grijaldo.
Ribera, D, Reig y Ferrera, (1991). Comportamiento sexual en ancianos. Rev Esp Geriatric Gerontol. 26. 234-42.
Rubin, I. (1965). La senelité aprés quarante ans et aprés soixante-dix ans. Analyse du comportement sexuel humain. Paris.
Weg, R.B. (1991). Sexuality an dintimacy in ageing. En: Pathy MSJ (ed). Principles and Practice of Geriatric. 2nd ed. Med Gerontol. 231-52. (Documento leído en la sesión del 15 de abril de 2003 de la Sociedad Chilena de Obstetricia y Ginecología.)
Sobre la autora
Mayte Vázquez Resino es Psicóloga Sanitaria, miembro activo del grupo de Buen Trato a las personas Mayores del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid. Voluntaria y miembro en activo del Equipo de Acción Específica de Personas con mayor vulnerabilidad (EAE + Vulnerabilidad) de “Grandes Amigos”.
Formadora y experta en intervención en desarrollo cognitivo y emocional, Mindfulness, Montessori y Psicología Positiva en personas mayores.