Un artículo de Víctor Madrazo, fisioterapeuta, y Sandra Valades, psicóloga
de la residencia Masies de Mollet de Mollet del Vallès (Barcelona).
En el contexto de la geriatría, los síndromes geriátricos representan un conjunto de condiciones clínicas que afectan de manera predominante a la población adulta mayor, siendo el síndrome postcaída uno de los más relevantes por su impacto en la calidad de vida de quienes lo padecen. En este artículo profundizaremos en las causas, efectos, prevención y tratamiento del síndrome postcaída.
El síndrome postcaída surge como una respuesta a una o varias caídas, más comunes en personas mayores. Este síndrome es un trastorno psicológico que se caracteriza por el miedo desmesurado a caer nuevamente, lo que conlleva una serie de cambios en el comportamiento y las actividades cotidianas de quien lo sufre.
Este miedo a caer nuevamente puede resultar en una disminución significativa de la movilidad y autonomía, incrementando la dependencia y afectando negativamente la confianza en sí mismo. En el ámbito emocional y social, el adulto mayor puede experimentar ansiedad y modificar su conducta de manera considerable, desde la negación total a levantarse hasta la alteración de sus rutinas diarias.
Las causas de estas caídas son diversas y a menudo multifactoriales, incluyendo el exceso de confianza en sus propias capacidades para realizar actividades básicas de la vida diaria (ABVDs), el desconocimiento del deterioro físico y cognitivo, y la renuencia a usar ayudas técnicas o pedir asistencia. Estas caídas no solo implican consecuencias físicas, como heridas, fisuras óseas o fracturas, sino también efectos psicológicos profundos, dando lugar al síndrome postcaída.
Para prevenir las caídas en casa, es fundamental realizar un trabajo de prevención que incluya la concienciación sobre los riesgos y la necesidad de adoptar medidas de seguridad. Esto implica ajustar el entorno doméstico para hacerlo más seguro, como instalar barras de sujeción, utilizar platos de ducha en vez de bañeras, y asegurar que los objetos de uso frecuente estén al alcance sin necesidad de hacer esfuerzos innecesarios. Además, es importante fomentar el uso de dispositivos de ayuda para la movilidad, como bastones o caminadores.
Las residencias de adultos mayores como Masies de Mollet ofrecen instalaciones seguras y asistencia experta continua, previniendo y minimizando caídas. Ante un incidente, proveen atención inmediata por profesionales cualificados, quienes también fomentan la autonomía del residente mediante ejercicios físicos, cognitivos y apoyo psicológico, asegurando un cuidado integral.
Tratamiento ante el síndrome postcaída
La intervención psicológica se centra en abordar tanto los aspectos físicos como psicológicos del trastorno, con el objetivo de reducir el miedo ante la exposición a una caída, identificando las dificultades y/o miedos que presenta:
- Distorsión de la realidad
Suele suceder que la persona se percibe menos capacitada físicamente de lo que realmente es, por lo que su funcionalidad se ve comprometida a su propio prejuicio. Será importante concienciar de sus capacidades reales, educando su percepción de sí mismo y fortaleciendo sus logros. - Inseguridad
Con el objetivo de reducir el sentimiento de inseguridad, ofrecer un entorno estable y seguro para realizar el proceso de rehabilitación, informando en todo momento de los pasos que se van a llevar a cabo, ofreciéndole el control subjetivo de la situación. - Desmotivación
Ofrecer un objetivo real, posible y alcanzable para el adulto mayor, con una consecución realista de los objetivos, y a su vez que se asocie con recompensas significativas para el sujeto. Reforzar positivamente todo el proceso. - Temor
Facilitar un espacio seguro para que pueda verbalizar sus miedos, temores y sentimientos, sin miedo a ser juzgado respecto a la situación vivida.
Para lograr los objetivos establecidos se pueden aplicar diferentes terapias, siendo quizás las más efectivas la exposición progresiva y la técnica del encadenamiento. Ambas están basadas en una consecución progresiva de pequeños objetivos, que favorecen el contexto tanto de recuperación funcional como psicológica recuperando la confianza en sí mismos.
En conclusión, el síndrome postcaída representa un desafío significativo para la población adulta mayor, pero con un enfoque integral que abarque la prevención, la adaptación del entorno, y un tratamiento psicológico adecuado, es posible mitigar sus efectos y mejorar la calidad de vida de quienes lo experimentan.
La colaboración entre profesionales de la salud, cuidadores y la propia persona afectada es fundamental para lograr un abordaje efectivo que permita a los adultos mayores vivir de manera más segura y autónoma.