Un artículo de Dra. Liliana Vargas, Geriatra en Ace Alzheimer Center Barcelona
Conforme nos hacemos mayores es probable que se manifiesten diversos signos y síntomas causados por el deterioro de órganos y sistemas, así como por la respuesta que estos presentan ante enfermedades comunes. Estas manifestaciones se conocen como síndromes geriátricos y es crucial considerarlos y permanecer alerta, ya que pueden servir como indicadores de problemas más profundos en las personas que los experimentan.
Uno de los síndromes más reconocidos por la mayoría de las personas es la incontinencia. La pérdida involuntaria de orina y heces constituye un problema de salud que tiene repercusiones físicas, económicas y sociales. Aunque la incontinencia puede afectar a personas de cualquier edad y género, es más común entre los adultos mayores, afectando aproximadamente al 30% de las mujeres y al 15% de los hombres.
Es muy importante recordar que, aunque la incontinencia sea más frecuente entre las personas mayores, ésta no forma parte del proceso normal del envejecimiento. Es importante que las personas que experimenten este problema no tengan vergüenza de mencionárselo a su médico lo antes posible, más aún si los síntomas son molestos, interfieren con las actividades cotidianas o provocan que el paciente limite sus actividades sociales. Y es que la incontinencia, incluso si ha persistido durante un período prolongado o afecta a personas de edad avanzada, puede mejorar con el tratamiento adecuado.
En este monográfico hablaremos de la incontinencia urinaria en personas con demencia, proporcionando una serie de hábitos y consejos para prevenir y controlar este problema, así como recomendaciones sobre los dispositivos más apropiados para gestionarlo teniendo en cuenta las necesidades individuales de cada persona.
Cuando hablamos de incontinencia urinaria, nos referimos a la pérdida involuntaria de orina a través de la uretra, generalmente debido a una falta de control de la vejiga. Según un estudio liderado por Robert Grant, de la Universidad de Kingston y la Universidad St. George de Londres, las personas diagnosticadas con demencia tienen un riesgo tres veces mayor de desarrollar este tipo de incontinencia en comparación con aquellas que no presentan esta condición. Por esta razón, es importante que los profesionales brinden asesoramiento y apoyo a los cuidadores para que sean capaces de gestionarla.
La demencia representa un problema de salud pública de gran relevancia en la actualidad, convirtiéndose en una prioridad tanto en investigaciones públicas como privadas. En nuestro país, existe una prevalencia de casos de demencia del 20% entre personas de 85-89 años y de un 40% entre mayores de 90 años, siendo la enfermedad de Alzheimer el tipo de demencia más común.
La presencia de pérdidas de orina es una pista que nos puede servir para clasificar la demencia en grados de severidad. En muchas ocasiones, las personas con demencia no sienten la necesidad de orinar hasta el momento en que tienen que hacerlo, y cuando deciden ir al baño, no recuerdan cómo llegar o tienen problemas con la ropa. Otras veces, ni siquiera se dan cuenta de que tienen esa necesidad. Este es un problema que puede ocasionar distintas complicaciones como infecciones, heridas o irritaciones.
Ante esta situación es importante conocer una serie de hábitos para prevenir o mejorar la incontinencia:
- Con el objetivo de evitar incontinencias en personas con demencia es fundamental establecer rutinas y horarios para ir al lavabo. Es aconsejable contar con una frecuencia aproximada de cada 2-3 horas y, si es necesario, es importante que el cuidador se lo recuerde o lo acompañe.
- Es habitual que aparezcan infecciones de orina asociadas a la incontinencia. Por esta razón es importante mantener una buena higiene íntima para prevenirlas. En el caso que aparezcan, es fundamental tratarlas a tiempo para evitar complicaciones.
- Las bebidas excitantes que contienen cafeína, teína o alcohol estimulan la vejiga y generan la necesidad de orinar con más frecuencia. Es recomendable limitar el consumo de este tipo de bebidas en personas con demencia.
- Es necesario recordar la importancia de mantenerse bien hidratado durante el día para evitar una orina muy concentrada, ya que esta puede actuar como irritante de la vejiga. Con el objetivo de evitar fugas de orina durante la noche, es recomendable moderar la ingesta de líquido desde antes de cenar.
- El estreñimiento puede agravar la incontinencia. Recomendamos mantener unos hábitos alimentarios que eviten el estreñimiento en personas con demencia.
- Las demencias pueden afectar al sistema motor de las personas, por lo que es importante que la ropa que lleven sea fácilmente manipulable sobre todo en las incontinencias de urgencia.
- De la misma manera, es importante liberar el espacio de barreras arquitectónicas que impidan o dificulten llegar a la persona con demencia al lavabo. Conviene colaborar en su autonomía y ayudar a la persona a identificar el espacio con un pictograma o un rótulo si tiene dificultades.
- La falta de ejercicio físico y el sobrepeso contribuyen a la pérdida de orina y dificultan su movimiento. Es importante que la persona con demencia se mantenga ágil y siga una dieta saludable.
- En caso de que la persona con demencia deba tomar medicación diurética, se recomienda tomar la última dosis antes de las 6 de la tarde.
Es importante escoger el dispositivo más adecuado y cómodo para cada persona entre los diferentes disponibles para la gestión de la incontinencia. Estos son de un solo uso y mantienen a la persona seca, protegiendo su piel, la ropa y la cama.
- Absorbente tipo braga: muy útil entre personas que preservan aun su autonomía. Se ponen como si fueran bragas o calzoncillos y sirven para pequeñas pérdidas de orina.
- Compresas: para incontinencias leves. Son fáciles de poner y de sacar. En el mercado existen de diferentes absorbencias.
- Absorbentes: para incontinencias permanentes y más abundantes. Es necesario escoger la talla adecuada (pequeña, mediana o grande) midiendo el perímetro abdominal de la persona y la absorbencia más adecuada. Todos tienen indicadores de humedad para saber cuándo hace falta cambiarlos y diferentes modelos de sujeción.
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