Un artículo de Elena Lorente Moreta, Izaskun Das Castro, Izaskun y Francisco Javier Camarero, en representación del GTP Geriatría de COPTOCAM

La importante tasa de crecimiento de la población mayor en España plantea un desafío importante para el conjunto de la sociedad y, en consecuencia, también para los terapeutas ocupacionales.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala la importancia de promover un envejecimiento en condiciones de salud, calidad de vida y participación activa en la vida social y comunitaria. Por ello, la OMS destaca que se incorporen los principios del envejecimiento activo y saludable como paradigma de actuación en las políticas dirigidas a los ciudadanos de mayor edad.

Según la OMS (2002), se define el envejecimiento activo como “el proceso de optimización de las oportunidades de la salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen; permite a las personas realizar su potencial de bienestar físico, social y mental a lo largo de todo su ciclo vital y participar en la sociedad de acuerdo con sus necesidades, deseos y capacidades, mientras que les proporciona protección, seguridad y cuidados adecuados”.

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Envejecer de una forma saludable significa ser capaz de realizar, durante el máximo tiempo posible, actividades con valor y significativas

Este proceso se basa en cuatro pilares fundamentales:

  1. Prevención y promoción de la salud, manteniendo una buena salud, previniendo enfermedades y manteniéndose activo, prestando servicios de atención integral centrados en la persona, que respondan a sus necesidades.

  2. Seguridad: legislativa y financiera, en su hogar y en la prevención de abusos, teniendo acceso a recursos y servicios, garantizando un entorno seguro y protegido, que permita una vida lo más independiente posible.

  3. Vinculación y participación social, sintiéndose parte activa y contribuir a la sociedad y al bienestar común, de tal forma que estén presentes en todas las estructuras sociales, combatiendo el edadismo y la soledad no deseada.

  4. Dimensión económica, permitiendo a las personas seguir siendo económicamente activas y contribuir a la economía y a la sociedad.

Aunque el envejecimiento activo es un concepto actual, está siendo sustituido por envejecimiento saludable. La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el periodo transcurrido desde el año 2021 hasta 2030 como la Década del Envejecimiento Saludable, y encargó a la OMS su puesta en marcha, orientada a promover vidas más largas y saludables.

El primer concepto indica qué tienen que hacer las personas para envejecer de manera activa, pero no necesariamente para envejecer de forma saludable. El concepto saludable equipara salud a función, la cual está íntimamente ligado a la terapia ocupacional, que se basa en el fomento de las capacidades funcionales.

La mayor parte de mujeres y hombres en torno a los 60 años tiene una capacidad funcional máxima, conforme avanza la edad, esta desciende. A la edad de 90 años, muchas de las personas presentan una dependencia funcional severa o total.

El principal objetivo del envejecimiento saludable pretende reducir las desigualdades en torno a la salud y mejorar la calidad de vida de las personas mayores, sus familias y sus comunidades a través de cuatro áreas de acción:

  • Combatir el edadismo, modificando la forma de sentir, pensar y actuar en relación con la edad por parte de la sociedad, fomentando el desarrollo económico, poniendo en valor el conocimiento generacional para crear sociedades más equitativas, saludables y felices.

  • Brindar una atención integral centrada en la persona y servicios de salud primarios, respondiendo a las necesidades de los individuos: transcurre desde una atención integral primaria cuando hay ausencia de enfermedad, hasta una intervención cuando se presenta el mayor grado de discapacidad.

  • Fomentar entornos amigables con las personas mayores, permitiendo que puedan envejecer de manera segura en un ambiente adecuado para ellos, desarrollando comunidades que fomenten las capacidades de las personas, sean parte de ellas, conservando su independencia y salud.

  • Fomentar la atención a largo plazo, proporcionando acceso y asegurando el cuidado y apoyo necesarios para vivir con dignidad, significado y derechos a las personas mayores que lo necesiten.

Envejecer de una forma saludable no significa no tener enfermedades, significa ser capaz de realizar, durante el máximo tiempo posible, todas aquellas actividades a las que damos valor y son significativas para la persona.

Por ello, es importante seleccionar y valorar aquellas actividades que tengan un valor añadido para las personas, que van a fomentar la participación. Entendiendo como actividades significativas (Macarena Cuenca-Amigo y Roberto San Salvador del Valle Doistua) para el ser humano aquellas que requieren de una participación activa, cuyo contenido está relacionado con intereses y roles que han tenido las personas y las cuales van a cubrir necesidades psicológicas básicas de identidad y pertenencia (Buiza, Cristina; Diaz-Veiga, Pura).

Envejecimiento activo y ocio

Una parte esencial para desarrollar las actividades significativas y por ende, favorecer un envejecimiento activo, es a través del ocio.

Las investigaciones sobre ocio y envejecimiento insisten en la necesidad de considerar no solo el envejecimiento activo sino también satisfactorio, es decir la participación en actividades significativas y con sentido para el individuo.

En la población mayor de 65 años, el ocio juega un importante papel en la vida porque les ayuda a afrontar con optimismo la nueva situación social. Así como adjudicándose también un papel positivo en el bienestar y en la prestación de una amplia gama de beneficios para la salud.

En la población de personas mayores, aumenta de forma considerable la disposición de tiempo para el ocio, por lo que esta actividad adquiere gran relevancia como ocupación básica a medida que los ciudadanos envejecen. (González Cerezales L, de Rosende Celeiro I.).

El ocio es un valor que, adecuadamente desarrollado, posibilita la construcción de una personalidad fuerte y equilibrada, favoreciendo valores como la creatividad, la imaginación, la armonía psico-física, la autonomía, la capacidad de cooperación, la responsabilidad y la aceptación de uno mismo o de una misma, entre otros.

Se puede afirmar que las actividades de ocio no buscan eliminar de ningún modo las enfermedades no transmisibles, si no que, a través de estas actividades se evidencia una alternativa donde se puede evitar tratamientos farmacológicos y minimizar el avance de estas mismas, trayendo consigo múltiples beneficios como la recuperación de destrezas y habilidades que son necesarias en la vida de la persona. (Ruiz Alban, Dennise Alejandra; Tigse Ugsha, Silvia Cristina; Cabezas Mejía, Manuelita Elizabeth; Muñoz Atiaga, Diego Rafael).

El ocio en la terapia ocupacional

La terapia ocupacional es una disciplina fundamental en el trabajo con las personas mayores y fue definida por la Federación Mundial de Terapeutas Ocupacionales (WFOT) como “una profesión que se ocupa de la promoción de la Salud y el Bienestar a través de la ocupación. Su principal objetivo es capacitar a las personas para participar en las actividades de la vida diaria. Los terapeutas logran este resultado mediante la habilitación de los individuos para realizar aquellas tareas que optimizarán su capacidad para participar, o a través de la modificación del entorno para que éste refuerce la participación”.

La principal herramienta de trabajo de los terapeutas ocupacionales es la ocupación, definida por la WFOT como actividades cotidianas que las personas hacen como individuos, en las familias y con las comunidades para ocupar el tiempo y aportar significado y propósito a la vida. Las ocupaciones incluyen aquellas cosas que las personas necesitan, desean y se espera que haga”.

El ocio y tiempo libre son considerados como un área de ocupación, pertenecen a una de las categorías de las actividades ocupacionales del ser humano. Y el grado en que se involucre con dicha actividad, dependerá de las necesidades, gustos y preferencias de la persona. Es considerada como: “Una actividad no obligatoria que está intrínsecamente motivada y en la cual se participa durante un tiempo discrecional o libre, es decir, un tiempo no comprometido con ocupaciones obligatorias tales como trabajo, cuidado propio o dormir”.

En cuanto a las ocupaciones de ocio, viajar, visitar a familia y amigos y los juegos de mesa son las más frecuentes. Presentan un marcado componente social, ya que se realizan mayoritariamente en grupo y en el entorno comunitario, lo que favorece una mayor percepción de la calidad de vida. A destacar que el ejercicio físico supone aproximadamente un tercio de las ocupaciones de ocio, lo que contribuye positivamente al bienestar general previniendo la discapacidad o la dependencia.

Los autores Cuenca-Amigo, Macarena; San Salvador del Valle Doistua, Roberto destacan que sólo un pequeño porcentaje de los jubilados dejan de participar en actividades de ocio al retirarse o al alcanzar los 65 años, demuestra que la finalización de la etapa laboral no necesariamente constituye un obstáculo para continuar con este tipo de actividades.

Sin embargo, el estudio también identifica que aquellos que sí abandonan sus actividades de ocio tienden a reportar un peor estado de salud y problemas de ánimo, como ansiedad o depresión, lo que subraya la importancia del ocio para la salud y la calidad de vida de las personas mayores.

Según Cuenca-Amigo, Macarena y San Salvador del Valle Doistua, Roberto, ofrece una contribución valiosa al entender la interacción entre ocio, calidad de vida y envejecimiento activo, y destaca la necesidad de integrar perfiles profesionales como el terapeuta ocupacional en servicios comunitarios dirigidos a promover un envejecimiento activo y saludable.

Bibliografía

Marco de Trabajo para la Práctica de Terapia Ocupacional: Dominio y Proceso (2da. Ed.). 2010.

Organización Mundial de la Salud (OMS) https://www.who.int/es/publications/m/item/decade-of-healthy-ageing-plan-of- action?sfvrsn=b4b75ebc_25 . 2024.

El libro blanco sobre el envejecimiento activo. Madrid: IMSERSO.2011.Bermejo García L. Envejecimiento activo y actividades socioeducativas con personas mayores. Guía de buenas prácticas. Editorial Médica Panamericana. 2010.

Buiza, Cristina; Diaz-Veiga, Pura. Nueva guía de Matia Fundazioa para facilitar actividades significativas que promueven una vida con sentido en personas con demencia. 2020.

Cuenca-Amigo, Macarena; San Salvador del Valle Doistua, Roberto. La importancia del ocio como base para un envejecimiento activo y satisfactorio, Revista de Psicología del Deporte, 2016; vol. 25, núm. 2: 79-84.

González Cerezales L, de Rosende Celeiro I. Ocupaciones de ocio, calidad de vida y envejecimiento activo: un análisis desde las percepciones de ciudadanos mayores autónomos. TOG (A Coruña) [revista en Internet]. 2018;15(27):10-18.

Ruiz Alban, Dennise Alejandra; Tigse Ugsha, Silvia Cristina; Cabezas Mejía, Manuelita Elizabeth; Muñoz Atiaga, Diego Rafael. El tiempo libre y el ocio en el mejoramiento de la calidad de vida del adulto mayor. Dom. Cien., ISSN: 2477-8818 Vol 7, núm. 4, Agosto Especial 2021, pp. 1053-1070.