geriatricarea CRISTINA FERNaNDEZ BARROS

Un artículo de Cristina Fernández Barros,
logopeda del Colegio Profesional de Logopedas de Galicia

Cuando pensamos en envejecimiento activo, a menudo lo asociamos con tener una vida activa en cuanto al ejercicio físico y a mantener una actividad social y mental para que las personas mantengan todas sus capacidades. En la parte social y mental, la logopedia puede jugar un papel importante en el envejecimiento activo.

Salir a comer o cenar, charlar con amigos mientras nos tomamos una algo, ir al cine con unas palomitas, la celebración de un evento familiar, etc. son todas situaciones alrededor de una mesa, alrededor de la comida. Para poder mantener estas actividades sociales en las que están presentes los alimentos, hemos de asegurarnos de que la musculatura encargada de las funciones de masticación y deglución están en perfectas condiciones a lo largo de la vida.

Se estima que hasta el 60% de las personas mayores sanas o sin quejas relacionadas con la nutrición, presentan hipotonía en la musculatura encargada de realizar las funciones de deglución y masticación. Esto implica que la actividad social que se desarrolla alrededor de una mesa se vea condicionada, mermada e incluso eliminada del día a día de la persona para evitar situaciones incómodas.

Geriatricarea- logopedia envejecimiento activo

La logopedia puede velar, con una intervención preventiva, porque esa musculatura se mantenga en forma, de la misma forma que caminar o practicar alguna otra actividad física puede ayudar a mantener el cuerpo sano y en forma a nivel global. Además, debemos pensar que el trabajo sobre la musculatura encargada de masticación y deglución, repercutirá sobre la articulación/pronunciación del discurso, manteniendo intacta la inteligibilidad del habla y la calidad de la voz.

Pensando en la dimensión mental del envejecimiento activo, mantener una vida social activa, evitará que la persona entre en soledad y en patrones de aislamiento que a nivel de funcionamiento cerebral repercutirán negativamente sobre las funciones superiores.

Las funciones cerebrales superiores son definidas como aquellas que nos permiten realizar tareas que requieren un mayor nivel de pensamiento y comprensión (razonamiento, planificación, flexibilidad mental, metacognición). Gracias a ellas podemos resolver problemas matemáticos, tomar decisiones y entender conceptos abstractos. Además, son fundamentales para el aprendizaje, la creatividad y el desarrollo de habilidades cognitivas avanzadas (iccsi.com).

Para que las funciones cerebrales superiores se lleven a cabo, necesitan que nuestro cerebro sea capaz de mantener sus funciones inferiores (percepción, atención, memoria y lenguaje). Se denominan de este forma por ser esenciales para el funcionamiento básico de nuestra mente y nos permiten interactuar con el entorno que nos rodea de manera efectiva.

Funciones superiores e inferiores son igualmente importantes, pero con diferencias clave entre ellas. Las inferiores son más básicas y fundamentales, son más automáticas y no requieren un esfuerzo consciente, mientras que las funciones mentales superiores requieren una mayor atención y concentración y requieren como se refería anteriormente, un mayor nivel de pensamiento y comprensión.

Teniendo estas definiciones y características en cuenta, debemos ser conscientes que un envejecimiento activo debe buscar un equilibrio a nivel mental para que las funciones inferiores y superiores se mantengan el mayor tiempo posible de forma adecuada.

Bien es cierto, que el deterioro cognitivo asociado a la edad se produce de manera inexorable pero la magnitud y repercusión del mismo, será directamente proporcional al tipo, cantidad y calidad de las actividades que impliquen percepción, atención, memoria y/o lenguaje que realice la persona. De esta forma, la logopedia puede actuar también en este caso desde la prevención, con trabajo a nivel de estimulación cognitiva y lingüística.

La realidad es que las personas buscan atención a nivel de logopedia cuando presentan un problema, ya sea de deglución, de lenguaje o cognitivo. No son conscientes de que una intervención preventiva, antes incluso de presentar apenas ninguna alteración, preservará las estructuras (musculares y cerebrales) en perfecto funcionamiento durante un tiempo más prolongado y de forma más eficiente. Además, cualquier posible patología que pueda aparecer, tendrá más difícil mermar la calidad de vida de la persona por la respuesta que tendrá el cuerpo con la estimulación.

A modo de conclusión, las personas deberíamos cuidar el plano mental, emocional y cerebral de la misma forma que velamos por la salud física. Para mantener la calidad de vida hasta el último momento, debemos vernos como un todo y prevenir en la medida de lo posible posibles alteraciones que puedan quitarnos parte de nuestro día a día.