Un artículo por Alba Molina Grande,
estudiante en prácticas del Grado en Psicología de la Universidad Complutense de Madrid
Supervisado por Ainhoa Blanco López (M- 40648),
psicóloga sanitaria Cognitiva Unidad de Memoria Chamartín
Los avances en el ámbito de la salud y la tecnología han provocado un incremento en la esperanza de vida, lo que se ha traducido en un aumento significativo de la población de personas mayores y, por tanto, el aumento de la investigación relacionada con el envejecimiento.
Este fenómeno de transición demográfica, que afectará a la mayoría de los países, ha fomentado el desarrollo de un proyecto incentivado por la OMS denominado Década del Envejecimiento Saludable, el cual tiene como objetivo desarrollar planes de intervención en el que estén implicados distintas instituciones con el fin último de mejorar la vida de las personas mayores, así como de sus familias y comunidades.
Cabe destacar que independientemente a la edad, las personas continúan siendo un potencial humano por lo que pueden aportar muchos beneficios a la comunidad, de modo que seguir el paradigma del envejecimiento activo, no solo ayuda las personas mayores a mantener durante más tiempo su independencia, sino que, además, contribuye a la sociedad.
El envejecimiento es un proceso que repercute a todos los individuos caracterizado por un deterioro gradual de todos los mecanismos biológicos que sucede conjuntamente con una serie de cambios sociales y psicológicos.
Por tanto, el envejecimiento activo o saludable constituye el proceso de optimización de estos cambios, tratando de mejorar las oportunidades de salud, participación y seguridad, con el fin último de aumentar la calidad de vida de este colectivo. A continuación, abordaremos algunos de los pilares básicos para llegar a alcanzar un envejecimiento saludable.
El ejercicio físico fomenta el aumento de la longevidad saludable pues contribuye al fortalecimiento del sistema inmunológico y permite prevenir enfermedades cardíacas, enfermedades relacionadas con la obesidad o la diabetes.
Además, las investigaciones más recientes lo relacionan con una mayor resistencia al estrés y con estados de ánimo positivos, siendo también un factor protector frente a la depresión.
Por otro lado, es importante incentivar el bienestar emocional, para lo que es de vital importancia la inteligencia emocional que se entiende como la habilidad de conocer, manejar y afrontar las emociones propias y de los demás de forma adecuada.
A su vez, es imprescindible promover el pensamiento positivo y la autoestima de las personas mayores. Otra variable relevante en lo que se entiende como envejecimiento saludable son las relaciones sociales.
Pese a que a diversos factores físicos y anímicos suelen provocar una tendencia a la retirada social durante esta etapa, es igual de importante atender este ámbito vital, pues existen evidencias de que mantener el círculo social fomenta el bienestar físico y psicológico de las personas. Además, las relaciones sociales pueden suponer un apoyo, lo cual es imprescindible en una etapa como la vejez caracterizada por gran cantidad de cambios.
Uno de los factores más estudiados en relación al envejecimiento saludable es la estimulación de las funciones cognitivas que se entienden como un amplio abanico de funciones mentales necesarias para que podamos llevar a cabo cualquier tipo de tarea sencilla o compleja, entre ellas encontramos la percepción, la atención o la memoria.
La literatura más reciente relaciona el mantenimiento de dichas funciones a edades avanzadas con lo que se conoce como reserva cognitiva (RC). La RC es la capacidad del cerebro para hacer frente a los cambios cerebrales asociados a un envejecimiento normal o debidos a un proceso neuropatológico, de modo que dicha capacidad disminuye o demora la sintomatología o manifestaciones clínicas asociadas.
Por tanto, una capacidad de reserva elevada sería protectora frente al desarrollo de enfermedades neurodegenerativas asociadas al envejecimiento, como las demencias, mientras que una baja reserva constituiría un factor de vulnerabilidad frente a dichas patologías.
Esta reserva, se va formando gradualmente a lo largo de la vida, gracias a diversos factores que ya hemos mencionado como el ejercicio físico, las redes sociales o la estimulación cognitiva, y a otros, que no han sido mencionados, como la educación formal recibida, la ocupación laboral…
Teniendo en cuenta los factores por los que se ve influida la RC, se entiende que es un concepto dinámico, es decir, que puede cambiar, es por ello que realizar actividades como la estimulación cognitiva o el ejercicio físico, son actividades que ayudan al desarrollo de la RC y constituirían un elemento clave para la intervención y el retraso de la sintomatología asociada al envejecimiento tanto normal como patológico.
El envejecimiento activo es imprescindible
En conclusión, nos encontramos en una época en la que las personas mayores forman un porcentaje elevado de la población mundial, por lo que se hace imprescindible promover el envejecimiento saludable para mejorar su calidad de vida.
Las últimas investigaciones resaltan el papel de la actividad física, las relaciones sociales y la actividad mental, en la consecución de la salud durante la vejez. Por ello, es importante respaldar que las personas mayores lleven a cabo un estilo de vida activo que les ayude a prolongar su salud durante la mayor cantidad de años posible, obteniendo así una mejor calidad de vida y contribuyendo durante más tiempo con su potencial a la sociedad.
Referencias
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