Un artículo de Siro Lleras,
miembro de la red de Talen Sen del Clúster SIVI
La Asamblea General de Naciones Unidas declaró el 2021-2030 la Década del Envejecimiento Activo. Esto implica empoderar a las personas mayores para que sigan siendo ciudadanos física, cognitiva y socialmente activos.
Pero para ello debemos superar los enfoques tradicionales según los cuales se espera que el anciano se “adapte” a la nueva etapa vital, aspire a unos servicios “recreativos” y “asistenciales” suficientes y se comporte como tal.
Lo que genera, en aquellas personas mayores dispuestas a renovar su proyecto de vida, una cierta desilusión, que puede acabar desembocando, si el contexto familiar y social es hostil, en la depresión, en el aislamiento social, e incluso en la dependencia familiar, institucional o social.
Por el contrario, cuando hablamos de empoderamiento pensamos en un proceso de transformación, de autorrealización de la persona mayor: se trata de que la personas, en esta etapa de la vida, emprendan un proyecto de vida, planifiquen las acciones necesarias, acordes con sus expectativas y con sus valores, aquellos que consideran importantes en este momento de su vida.
En realidad, es la persona mayor la que debe desarrollar la autoestima necesaria, adquirir hábitos saludables, y enfrentar los nuevos retos personales y sociales. Pero ello no sería posible sin un contexto favorable y sin intervenciones específicas encaminadas a activar los conocimientos, habilidades y motivaciones de la persona.
Se trata de intervenciones de diferentes colectivos, organizaciones y empresas, así como de la Administración pública, responsable, a su vez, de crear un entorno favorable sin barreras arquitectónicas, una vivienda adecuada, y unos servicios públicos culturales y sociales accesibles.
En esta ruta hacia una nueva agenda para el envejecimiento activo, una fórmula podrían ser los programas de formación para personas mayores, como los que se están comenzando a diseñar e impartir en SECOT (Seniors Españoles para la Cooperación Técnica) y que se inscriben dentro del bloque de Fomento del Voluntariado y Envejecimiento activo.
Este programa tiene como objetivo último mejorar el bienestar y la calidad de vida de las personas mayores, con independencia de la edad: se trata de una propuesta encaminada a que las personas tomen conciencia de su situación y que dispongan de las herramientas necesarias para afrontar los riesgos y las debilidades (en especial la baja autoestima o la aversión a las novedades tecnológicas), aprovechando a su vez las oportunidades (la diversificación del tejido social y de las asociaciones de voluntariado, o las posibilidades de comunicación a distancia) y potenciar sus fortalezas (experiencia, intercambio generacional).
Utilizando metodología propia de la enseñanza de adultos, se incluyen diferentes sesiones formativas e informativas con un contenido esencial de educación para la salud. Se pretende informar y educar en la prevención y en el control de problemas de salud prevalentes, al tiempo que se promueven actividades para fomentar los hábitos saludables.
Complementariamente, se propone también educar e informar para mejorar la utilización de los servicios sociales y sanitarios. El enfoque de educación para la salud persigue mejorar la cultura sanitaria y facilitar la comprensión de temas científicos y técnicos, permitiendo así que la persona pueda desenvolverse y participar socialmente, en un escenario de exceso de información.
La crisis de la COVID, el envejecimiento activo y saludable, el consumo de alcohol y el tabaco, la alimentación y ejercicio físico saludables, el uso racional de los medicamentos o la utilización de herramientas como SACYL-Conecta, forman parte del contenido, siempre con un enfoque práctico, al estilo de las preguntas frecuentes.
En una segunda fase, se podrán añadir nuevos contenidos y complementos adicionales (orientados a la gestión del tiempo, finanzas personales, protección de derechos, etc.), además de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones (ya incluidos en el bloque de disminución de la brecha digital de SECOT), sin descartar la utilización de nuevas herramientas relacionadas con la IA, que permitirán, entre otras cosas, personalizar mucho más el aprendizaje adaptándose a las necesidades individuales de la persona.
Se trata de un proyecto en construcción dirigido a personas en el tránsito a la jubilación o ya jubiladas, y que se adapta a diferentes personas y colectivos, asociaciones, centros de mayores, empresas u organizaciones que quieran disponer de programas de preparación para la jubilación activa de sus empleados, etc.
Se pretende, en definitiva, activar y potenciar la capacidad y la autonomía de la persona, proporcionando el conocimiento y también la motivación necesaria para embarcarse en una vida activa y mejorar su bienestar, favoreciendo una mayor participación social a través del voluntariado