Un artículo de María Teresa Ferre Ferrer, directora del Centro Residencial Colònia Güell
Todas las personas quieren llegar a los 100 años pero la idea de llegar siendo dependientes es aterradora. En las escuelas no lo explican, pero lo más habitual es ir cumpliendo años e ir perdiendo autonomía, incluso a veces, llegando a ser totalmente dependiente. Y si así es, ¿quién cuida de las personas dependientes?
Las personas dependientes podrían acudir a su familia, hijos, sobrinos o incluso alguna amistad cultivada en la vida, pero es probable que sus necesidades requieran de vivir en algún centro o por lo contrario, de acudir a menudo a un centro de salud, y es en estos lugares donde la figura de la enfermería geriátrica entra en plena acción.
Podemos decir que una enfermera puede entender a cualquier tipo de paciente, pero como todo, la especialización permite una mejora en la calidad de los cuidados. De la misma manera que decimos que las personas mayores es mucho mejor que los atienda un geriatra, también diremos que es mejor que los acompañe una enfermera geriatra. Las diferencias, para algunos, son muy sutiles, pero para las personas mayores son muy importantes.
No es lo mismo que tengan la capacidad de mirar a la persona de manera global, a ver a la persona como un síntoma o una enfermedad. La calidad de los cuidados cada vez está más en auge y así debe ser; en esta profesión es mucho más importante la calidad que la cantidad; teniendo el mismo tiempo se puede dar una buena atención o una atención pésima, y la persona mayor se quedará con esa sensación durante mucho tiempo.
Cierto es que el sector geriátrico no es atractivo para ningún colectivo; es una profesión altamente vocacional que lleva al profesional, a menudo, al límite de sus posibilidades, algo importante de saber antes de iniciar cualquier especialización.
Por el contrario, después de más de 30 años en este sector, es posible confirmar que las personas mayores aportan el equilibrio necesario; aportan conocimiento, valentía, actitud y lo más importante saben vivir el momento presente, no les hacen falta cursillos de crecimiento personal ni nada parecido.
Cuando se ve a la muerte de cerca, las personas son más capaces de discernir entre lo realmente importante y lo que no, y sobre todo, aprenden a valorarse y a darse la importancia que merecen; no les importa lo que digan los demás y no tienen filtro a la hora de reivindicar lo que realmente creen que merecen. Cómo dicen muchos de ellos, la experiencia es un grado.
La enfermería geriátrica aplica los cuidados auxiliares de enfermería a las personas mayores, tratando de maximizar su calidad de vida y promoviendo un envejecimiento saludable.
Es importante saber que los profesionales de enfermería geriátrica realizan funciones asistenciales, de gestión y coordinación de equipos y, al mismo tiempo, promueven conocimientos en la materia y participan de proyectos de investigación sobre el cuidado de personas mayores. Los ámbitos en los que puede trabajar una enfermera geriátrica son:
● Centros de día
● Sociosanitarios
● Unidades de recuperación
● Asistencia domiciliaria
● Unidades de cuidados paliativos
● Residencias
● Unidades de psicogeriatría
Según la SEEGG, hasta el año 2050, la población de personas de mayores se incrementará cada vez más. La previsión apunta que la población de más de 60 años aumentará de 600 a 2000 millones a nivel mundial.
Con este dato, se puede afirmar que existe un problema real de falta de enfermeras geriátricas. Por lo que animamos desde aquí a todas aquellas enfermeras, o previsión de serlo, a que elijan la rama de la geriatría porque el mundo las necesita.