Un artículo de Activiza
Las enfermedades neurodegenerativas, más comunes en el acompañamiento diario a personas mayores, es lo que denominamos demencias en nuestro día a día. En el último DSM-5 fueron acuñadas como Trastornos Neurocognitivos. Entre las demencias diagnosticadas más comunes, encontramos casos de: Alzheimer, Parkinson, Cuerpos de Lewy, Huntington, Demencia Vascular y Demencia Frontotemporal.
Todas las enfermedades neurodegenerativas presentan síntomas comunes con evoluciones diferentes como: pérdida de memoria, dificultades con el lenguaje, problemas de atención y concentración, dificultades con el razonamiento y la resolución de problemas o cambios en la personalidad, comportamiento y conducta social.
Las enfermedades neurodegenerativas y sus síntomas
El Alzheimer es la más conocida y frecuente de todas, representando un 50%-70% de los casos. Esta enfermedad produce degeneración y atrofia en la corteza cerebral, la responsable de las funciones cognitivas. Así, se suelen presentar los siguientes síntomas:
- Pérdida de memoria de los acontecimientos más recientes, sobre todo como síntoma inicial.
- Alteración del lenguaje.
- Pérdida de atención, de comprensión y de orientación, tanto temporal como espacial y personal.
Al acompañar a una persona con Alzheimer, es importante tener presente que su sintomatología provoca un aumento de la dependencia en el día a día, ya que hablamos de dificultades a la hora de desempeñar las actividades de la vida diaria (AVD).
Por otro lado, el Parkinson es una enfermedad que tiene su origen en el déficit en la secreción de dopamina, por lo que se le conoce como un tipo de demencia subcortical. En cuanto a sus síntomas, se reconocen los siguientes:
- Problemas motores: bradicinesia (movimiento lento), rigidez (aumento del tono muscular), temblor y pérdida de control postural.
- También afecta a las emociones de la persona y puede generar depresión, dolor y alteraciones en la función del sistema nervioso autónomo.
- Síntomas cognitivos: pérdida de memoria, cambios en el lenguaje o dificultades para manejar información aprendida: como la disartria, lentitud en el discurso, escasa entonación y pobreza en la construcción de frases.
- Alucinaciones visuales que, si se le explican, la persona llega a reconocer que no son reales.
La enfermedad de Parkinson se diferencia de los Cuerpos de Lewy, un trastorno en el que las alteraciones en el pensamiento, cambios impredecibles en la atención, estado de alerta y alusiones aparecen más temprano que los síntomas relacionados con el movimiento. Así, presenta los siguientes síntomas:
- Alteraciones en las habilidades del pensamiento, movimiento, sueño y conducta. Puede variar de una persona a otra.
- Dificultades en la atención, planificación, realización de varias tareas a la vez, resolver problemas y razonar.
- Problemas en las habilidades visuales y espaciales. Algunos presentan dificultad para determinar distancias y profundidad de las cosas.
- Alucinaciones visuales, en este caso, se pueden dar al inicio de la enfermedad.
- Depresión, falta de interés y ansiedad.
- Sensibilidad al calor y al frío, mareos, poco sentido del olfato y otros cambios relacionados con las funciones automáticas del cuerpo.
En cuanto al Huntington, es una enfermedad que suele aparecer en pacientes jóvenes, entre los 30 y 50 años, con movimientos involuntarios de las extremidades y la cara. Se caracteriza por una degeneración neuronal lenta, pero continúa y es una enfermedad genética y hereditaria.
Debido a estos movimientos involuntarios, más duraderos en etapas finales, se conocía antiguamente como ‘el Baile de San Vito’. A parte de los movimientos, colecciona otra serie de síntomas:
- Depresión, estado de ansiedad, comportamientos paranoides y psicóticos y cambios de personalidad.
- Desorientación y confusión, problemas de memoria, alteraciones del lenguaje y pérdida de capacidad de razonamiento.
Por su parte, la Demencia Vascular está cada vez más presente en los centros de personas mayores. Es causada por alteraciones de la circulación sanguínea en diferentes regiones del cerebro, lo que provoca insuficiencia de oxígeno y nutrientes, claves para un buen funcionamiento cerebral.
Puede aparecer de manera brusca, por un ictus o accidente cerebrovascular; o de forma más sutil y progresiva, como resultado de acumulación de micro infartos cerebrales u otras alteraciones que afectan a la circulación de pequeños vasos sanguíneos.
Sus síntomas varían, pues dependen del origen, la localización y la cantidad de alteraciones vasculares que se van produciendo en el cuerpo de la persona.
Por último, se encuentra la Demencia Frontotemporal, causada por daños en los lóbulos frontal y temporal del cerebro, que se van deteriorando de forma progresiva, lo cual provoca alteraciones en el pensamiento y la conducta de la persona. En este caso los síntomas sí son generalmente comunes:
- Pérdida de atención y memoria.
- Cambios en el comportamiento y la conducta social: impulsividad, desinhibición, descuido de la higiene. La persona se vuelve muy impredecible.
- Alteraciones en el lenguaje: dificultades para encontrar palabras adecuadas, nombrar objetos o nombres de personas conocidas… llega a aparecer dificultad para articular palabras, lo que hace que la persona hable cada vez menos, hasta incluso perder el interés por hacerlo.
¿Cómo puedo ayudar en la sintomatología cognitiva?
Muchas veces la sintomatología cognitiva surge por un duelo laboral o personal, cambios en la vida, pérdidas, etc. que conllevan una adaptación a la nueva situación. Según la capacidad de resiliencia de cada persona, gestionará este proceso de adaptación de forma eficaz o no.
En la formación Manejo de Alteraciones Conductuales en Personas con Demencia de Activiza se explica cómo una persona con demencia que ha tenido un duelo no resuelto a largo plazo puede derivar en una alteración de conducta.
Descubrir la historia de vida de la persona es importante, aunque la demencia tiene importantes repercusiones en lo personal, lo que puede impedirte conocer a la persona tal y como es. No limites tu visión.
En ACP y Demencias se enseña la importancia de reconocer a la persona como única y valiosa desde una perspectiva sanitaria, social y emocional. Si una persona sufre un delirio, recomendamos que te adentres en sus emociones, ve más allá de lo que la persona hace o dice, no hace o no dice, para poder acompañarla y entenderla.
Desde una perspectiva profesional se tiene que cambiar la mirada hacia las personas con enfermedades neurodegenerativas y tener claro que su proyecto de vida no se paraliza, sino que continúa, dejando atrás la visión de algunas personas sobre la demencia definiéndola como “la enfermedad de las pérdidas”.
Bibliografía
Guía de consulta de los Criterios Diagnósticos del DSM-5. (2014). American Psychiatric Association.