Un artículo de Alicia Sánchez Gil,
audioprotesista de Audika
En España, 4,6 millones de personas, es decir, un 10% de la población, tiene hipoacusia o alteración de la audición, una dificultad que empieza a ser más visible a partir de los 50 años, según recoge el estudio EuroTrack 2023. La pérdida auditiva, tradicionalmente, ha sido percibida como un problema de envejecimiento o de exposición al ruido, pero recientes estudios han desvelado otros vínculos.
Algunas investigaciones señalan que la pérdida auditiva relacionada con la edad no solo afecta a la capacidad de escuchar, sino que también habría varios mecanismos plausibles que explicarían la relación entre audición y cognición.
La relación entre la pérdida auditiva y Alzheimer
El vínculo entre la pérdida auditiva y el Alzheimer ha sido objeto de numerosas investigaciones. Un estudio clave llevado a cabo en 2011 encontró que las personas con pérdida auditiva leve tenían el doble de probabilidades de desarrollar demencia en comparación con aquellas con audición normal.
Para quienes padecían una pérdida auditiva moderada, las probabilidades aumentaban tres veces, y con pérdida auditiva severa, hasta cinco veces más. Este hallazgo sugiere que la pérdida de audición podría ser un factor de riesgo independiente para la demencia, posiblemente al aumentar la carga cognitiva al dificultar la comunicación y las interacciones sociales.
No obstante, la razón detrás de esta relación no está del todo clara, aunque una de las teorías indica que la pérdida auditiva podría sobrecargar el cerebro. Al tener dificultades para interpretar los sonidos, el cerebro se ve obligado a usar más recursos cognitivos, lo que reduciría la capacidad de realizar otras funciones cognitivas como la memorización o el razonamiento. Un sobreesfuerzo que, con el tiempo, podría acelerar el deterioro cognitivo.
Otra de las posibles relaciones entre la pérdida auditiva y las enfermedades neurodegenerativas viene guiada por la desconexión social que suele producirse en las personas con pérdida de audición. Al tener dificultades para escuchar, estas personas suelen reducir su vida social, evitando así la sensación de vergüenza o frustración que les puede generar el no poder mantener una conversación con fluidez. De esta forma, diferentes expertos vinculan este aislamiento con la posibilidad de que se aceleren síntomas propios de la demencia.
El impacto de la pérdida auditiva en la función cognitiva y sensorial
La pérdida auditiva afecta a la capacidad para percibir sonidos e impacta en las funciones cognitivas y sensoriales. El oído es uno de los principales canales de entrada de información al cerebro, y cuando esta se ve comprometida, otras áreas del cerebro trabajan para compensar esa falta de información.
Como consecuencia de este escenario, las personas con pérdida auditiva suelen experimentar una sobrecarga cognitiva, ya que el cerebro se esfuerza más por interpretar sonidos distorsionados o ausentes. Esta sobrecarga puede llegar a afectar a otras funciones cognitivas, como la memoria a corto plazo y la toma de decisiones.
Por otro lado, se ha identificado que la pérdida auditiva también afecta la percepción espacial y el equilibrio, aumentando así el riesgo de caídas en personas mayores. El oído interno, además de por su función auditiva, juega un papel clave en el equilibrio del cuerpo.
Pérdida de audición y enfermedad de Parkinson
La enfermedad de Parkinson, una patología caracterizada por la pérdida de neuronas dopaminérgicas, también ha sido vinculada a problemas auditivos. Un estudio publicado en JAMA Neurology (2014) evaluó a 100 pacientes con Parkinson y encontró que el 68% de ellos experimentaban algún grado de pérdida auditiva. Este porcentaje era significativamente más alto en comparación con un grupo de control de edad similar.
Además, la gravedad de la pérdida auditiva se correlacionaba con la severidad de los síntomas motores. Este estudio plantea la hipótesis de que el Parkinson podría causar daño en las vías auditivas centrales. También se postula que la pérdida auditiva podría empeorar los síntomas cognitivos del Parkinson, ya que la falta de estímulos auditivos afecta la capacidad del cerebro para mantener la función ejecutiva y la memoria de trabajo, ambos aspectos ya comprometidos por la enfermedad.
Cómo cuidar la salud auditiva para proteger el cerebro
Aunque aún no se ha descubierto un tratamiento para prevenir la hipoacusia, hay algunos consejos que debes aplicar:
- Realizar revisiones auditivas periódicas
Revisarse la audición al menos una vez al año a partir de los 50, especialmente, puede ayudar a detectar problemas antes de que se agraven. Por ello, Audika ofrece revisiones auditivas completamente gratuitas en cualquiera de su red de centros en España.
- Tener una vida social activa
Participar en actividades sociales, mantener conversaciones y continuar aprendiendo cosas nuevas ayuda a estimular el cerebro y evitar el aislamiento.
- Usar audífonos cuando sea necesario
Las investigaciones a las que hace referencia sugirieron que el uso de audífonos u otros dispositivos de asistencia auditiva podría disminuir el riesgo de desarrollar demencia, hipótesis que siguen analizando diversos estudios.
La tecnología de los audífonos ha avanzado mucho y en la actualidad, no solo amplifican el sonido, sino que también filtran el ruido de fondo y se ajustan a diferentes entornos sonoros. Estos desarrollos han permitido que las personas con pérdida auditiva puedan seguir manteniendo una vida social activa, protegiendo así su función cognitiva.
¿Cuándo acudir a un especialista?
Aunque el vínculo exacto entre la pérdida de audición y las enfermedades neurodegenerativas aún no se comprende completamente, los estudios actuales destacan la importancia de diagnosticar y tratar la pérdida auditiva de manera temprana para mitigar su impacto en el deterioro cognitivo
Para mitigar el impacto en la salud cognitiva es fundamental detectar a tiempo los problemas auditivos. Para ello es conveniente atender a señales como la dificultad para seguir conversaciones, o la necesidad de tener que subir el volumen constantemente. Ante esos síntomas, sería conveniente acudir a un especialista para recibir un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado.
Presta atención a tus oídos y sus señales para actuar de manera preventiva y garantizar tu bienestar.