Un artículo de Sabela Uceira, logopeda, y Ester Castro, terapeuta ocupacional, en Clínica Rehasalud de A Coruña
Se incluyen dentro de la etapa vital de la tercera edad o del grupo de personas mayores a aquellas cuya edad es superior a los 65 años. En España, actualmente se observa un aumento de la esperanza de vida y, por lo tanto, del envejecimiento de la población. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), desde el año 2002 hasta el 2022 la esperanza de vida en España se ha incrementado de los 76 a los 80 años.
Del mismo modo, en el año 2023 la esperanza de vida media ha sido de 83 años. Esta circunstancia trae consigo un aumento de aparición de enfermedades neurológicas y crónicas que necesitan de una atención eficiente, coordinada, integral y de calidad.
Teniendo en cuenta estos datos, cada vez resulta más relevante la rehabilitación neurogeriátrica. Este proceso terapéutico está dedicado al tratamiento de patologías propias del sistema nervioso o a las dificultades derivadas del proceso de envejecimiento, con el objetivo de tratar cualquier afectación o secuela a nivel motor, sensorial, psicológico, cognitivo o funcional.
A la hora de intervenir en esta área, es importante contar con un equipo multidisciplinar dispuesto a coordinarse y cooperar, teniendo siempre presente que el centro de la intervención será la propia persona.
Se entiende por equipo multidisciplinar a un conjunto de profesionales que, con distintas formaciones, habilidades y experiencias, trabajan de manera conjunta para abordar y tratar una determinada enfermedad o problemática, teniendo como objetivo final mejorar la calidad de vida de la persona.
La multidisciplinariedad implica mantener una comunicación e intercambio de información constante, permitiendo desarrollar ideas más eficientes e innovadoras, lo que aumenta la calidad y efectividad de la intervención y facilita la adaptación a las características presentadas, favoreciendo una terapia integral y personalizada. Además, permite establecer diversidad de puntos de vista y un aprendizaje conjunto ante el abordaje de distintas problemáticas.
Teniendo en cuenta todo lo mencionado, a la hora de intervenir en neurogeriatría, resulta imprescindible contar con cuatro pilares o disciplinas clave en la rehabilitación: Fisioterapia, Psicología, Logopedia y Terapia ocupacional.
Dentro de este equipo multidisciplinar, el/la fisioterapeuta será el encargado de transmitir al resto de profesionales información sobre el estado físico. Así, podrá informar al equipo sobre alteraciones en su movilidad, fuerza y resistencia y cómo estas dificultades pueden influir en las intervenciones.
Además, trabajará en conjunto con terapia ocupacional para llevar a cabo pautas sobre el tratamiento e higiene postural que serán transmitidas al resto del equipo. Estas se comunicarán con el fin de evitar que los pacientes mantengan posturas incorrectas que puedan producir dolor o la aparición de patologías, así como que los profesionales puedan realizar movilizaciones o transferencias seguras. Así mismo, proporcionará al resto del equipo técnicas de equilibrio, marcha y coordinación para prevenir caídas (por ejemplo, en el trabajo en bipedestación).
El/la psicólogo/a señala el estado emocional, conductual y cognitivo que presenta el usuario durante todo el proceso de rehabilitación. Recomendará al equipo estrategias de motivación y refuerzo positivo y, junto a terapia ocupacional, asesorará para la creación de un entorno favorable que asegure la colaboración del paciente o la implantación de rutinas.
También, aportará sugerencias para la adaptación de la intervención del resto de profesionales en base a posibles alteraciones cognitivas. La continuidad de la rehabilitación e intensidad de las sesiones en el tiempo llega a ser marcado por este profesional, dado que será quien identifique si el paciente se encuentra sobrecargado o frustrado.
El/la logopeda otorgará toda la información sobre el método de comunicación del paciente, así como las facilitaciones necesarias en caso de que haya dificultades del lenguaje (tanto expresivo como comprensivo en estilo oral u escrito), permitiendo que el resto de profesionales adapten su terapia a estas limitaciones (por ejemplo, modificaciones en la forma de explicar el ejercicio o dar las órdenes en casos que presenten un déficit en la comprensión del lenguaje).
Además, será el encargado de informar sobre la existencia de disfagia u otras dificultades en la deglución y especificará las recomendaciones adaptadas al caso para garantizar la seguridad deglutoria, evitando situaciones de atragantamientos o asfixia. Por otro lado, este profesional debería proporcionar una red o soporte de interacción con el entorno y/o semejantes, ya que en esta edad tienden a disuadirse y entrar en una fase de retroceso en la comunicación, llegando a aislarse.
Finalmente, el/la terapeuta ocupacional comunicará al resto del equipo posibles dificultades tanto en motricidad fina como gruesa que puedan influir en su intervención y otorgará posibles adaptaciones o pautas que permitan paliar dichas limitaciones.
De este modo, será el encargado de recomendar al equipo productos de apoyo o ayudas técnicas que puedan facilitar el rendimiento en tareas (por ejemplo, sugerir el uso de cubiertos, platos y/o vasos adaptados para facilitar la intervención y trabajo de logopedia) y estudiará la existencia de posibles barreras arquitectónicas en el entorno. Así mismo, en conjunto con fisioterapia proporcionará información sobre control e higiene postural e indicará pautas y participaciones seguras para la interrelación con la comunidad y su entorno habitual.
En conclusión, contar con un equipo multidisciplinar otorga al usuario de rehabilitación neurogeriátrica una atención integral, personalizada y de calidad, asegurando la coordinación y cooperación entre los profesionales sanitarios con el objetivo de optimizar los resultados globales de la terapia.