Un artículo de Yanet Bencomo Lorenzo, Coordinadora Centro de día Ca n’Anglada,
y Cristina Badorrey Martínez, Fisioterapeuta, y Sergi Oliveras Ribalda, Coordinador, del Centro de día Roureda

El porcentaje de la población entre 65 años y más, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), se sitúa en el 20,4% del total y alcanzaría un máximo del 30,5% en torno a 2055. “La esperanza de vida al nacimiento alcanzaría en 2073 los 86,0 años en los hombres y los 90,0 en las mujeres” (INE, 2024).

El incremento del porcentaje de envejecimiento y de la esperanza de vida unidos a los síndromes geriátricos y a las enfermedades degenerativas, hacen que los recursos asistenciales, como las residencias y los centros de día, y sus equipos interdisciplinares sean imprescindibles para la atención continuada de las personas mayores.

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Fisioterapia, Terapia Ocupacional y Logopedia son clave para fomentar el envejecimiento activo y bienestar de las personas mayores

Dentro de los equipos que conforman estos recursos asistenciales, las figuras del fisioterapeuta y el terapeuta ocupacional están presentes en su vida diaria. Son profesionales clave que ayudan a fomentar el envejecimiento activo y favorecen el mantenimiento de la autonomía e independencia el mayor tiempo posible y la calidad de vida de los usuarios que asisten.

La inactividad física y las conductas sedentarias son factores importantes para explicar las limitaciones funcionales y/o dolores musculo-esqueléticos que acompañan en el proceso propio del envejecimiento.  Por este motivo, son tan imprescindibles las intervenciones del fisioterapeuta en este ámbito, que incluyen estiramientos, terapia de masajes, ejercicio terapéutico y programas de educación sanitaria.

“Se calcula que el 30 % de las personas mayores de 65 años puede sufrir una caída una vez al año y el 15 % hasta 2 veces” (Carrillo y Brossard, 2023). En las residencias y centros de día, las caídas también se producen a menudo. La participación de la figura del fisioterapeuta se centra en la mejora de las capacidades físicas a través de la fuerza muscular, la flexibilidad y el equilibrio, como prevención y/o aceleración en la recuperación funcional tras la caída.

Por otro lado, el terapeuta ocupacional promueve la participación a través de la ocupación de cara a facilitar y mantener la realización de las actividades de la vida diaria de la forma más autónoma posible.

Es un profesional que resulta una herramienta esencial en residencias y centros de día. No sólo garantiza el bienestar del usuario, sino que proporciona herramientas a otros profesionales del equipo, para asegurar una atención y unos cuidados más individualizados, mediante la formación y utilización de las ayudas técnicas necesarias.

Otro profesional que es de caudal importancia y debería formar parte del equipo técnico en estos centros, es el logopeda. Su presencia es casi inexistente en este sector, sin embargo, es una figura que “ayuda a prevenir, estimular y retardar los problemas comunicativos en el ámbito geriátrico” (Fernández, 2022).

Enfermedades como la hipoacusia, los ICTUS, el Parkinson, las demencias, entre otras, hacen que muchas veces la comunicación efectiva y de calidad con los usuarios de los centros de día y las residencias sea complicada. Las dificultades comunicativas derivadas de las alteraciones del habla, la voz y el lenguaje que presentan algunos de ellos nos limita muchas veces a la hora de entender lo que necesitan o lo que les ocurre.

La presencia del logopeda contribuiría a realizar labores de entrenamiento y mantenimiento del habla, elaboración de estrategias de comunicación eficaz para mejorar la comprensión, detección y rehabilitación de las funciones de deglución cuando los usuarios presenten disfagia, entre otras cosas.

Al tratar de los problemas de deglución, cabe mencionar que cada vez están más presentes entre las personas mayores. La disfagia orofaríngea, “afecta a una de cada cuatro personas mayores de 70 años” (Fernández, 2023) y en los centros de día y residencias también está presente, en mayor o menor medida, en algunos de los usuarios que atendemos.

El simple acto de comer es una actividad que toda persona realiza cada día y ésta, ya sea por la dificultad misma de deglución o bien por la adaptación necesaria de la textura de la comida para poder realizar esta deglución, suele generar malestar a la persona afectada muchas veces llevándola al rechazo de la comida por este motivo.

Una intervención temprana en la detección de estos problemas y un seguimiento adecuado no sólo mejora la dificultad en la deglución, sino que también aumenta considerablemente la calidad de vida de la persona afectada.

La instauración de la figura del logopeda en estos recursos garantiza tanto la detección precoz de algunas patologías, como su seguimiento y posterior tratamiento, resultando más eficaz y con una atención de mayor calidad. Sus conocimientos en áreas como la alimentación y la comunicación, hacen que sea “imprescindible para abordar de manera integral y personalizada el cuidado de los mayores” (Fernández, 2023).

Para finalizar, concluimos con que la presencia de estos profesionales y su labor diaria promueven el mantenimiento de la salud y el bienestar de las personas mayores. Su intervención conjunta contribuye al fortalecimiento de las capacidades físicas, el mantenimiento de la autonomía y el aumento de la autoestima al sentirse capaz y útil.

Bibliografía:

  • Carrillo,  C.L; Brossard, E. (2023). “Relación entre frecuencias de caídas en adultos mayores y el componente que la genera”. Publicado en https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/9457672.pdf
  • Gajardo, J.; Aravena, J.N. (2016).  “¿Cómo aporta la terapia ocupacional en el tratamiento de las demencias?” Publicado en https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S07179227201600030008
  • INE. (2024). “Proyecciones de población, años 2024-2074”. Publicado en https://www.ine.es/dyngs/Prensa/PROP20242074.htm