Un artículo de Dolors Rivilla, fisioterapeuta, y Adriana García, terapeuta ocupacional, de la Residència i Centre de Dia La Concòrdia de Gavà (Fundació Vella Terra)
La fisioterapia y la terapia ocupacional en el ámbito de la geriatría son dos disciplinas independientes pero a la vez muy complementarias entre sí. En primer lugar, tenemos que situarnos y tener en cuenta las diferentes tipologías de personas usuarias que nos encontramos en un entorno residencial. Desde personas usuarias semi-autónomos, con habilidades cognitivas preservadas, hasta usuarios de gran o total dependencia.
En base a esto, ambas disciplinas requieren unos objetivos de trabajo específicos, para mantener y potenciar las capacidades preservadas, así como para intentar relentecer o minimizar el deterioro secundario al desarrollo de las patologías de base que presentan las personas residentes.
Desde el punto de vista de la fisioterapia, el objetivo principal es favorecer un envejecimiento activo y saludable, mejorando la autonomía y el estado de salud de los individuos. Para ello podemos hacer un trabajo conservador y de mantenimiento mediante la terapia física que nos permita obtener beneficios tanto físicos como psicológicos:
- Aumento de la fuerza muscular
- Mantenimiento de los rangos articulares y flexibilidad de movimientos
- Mejora del equilibrio y del mantenimiento de la coordinación y control postural
- Reeducación de la marcha y prevención de caídas accidentales
- Reducción del malestar y dolor
- Mejora el funcionamiento de los diferentes sistemas y previene sus complicaciones
- Contribuye a que la persona mayor tenga más confianza en sí misma y más energía para realizar actividades de la vida diaria. Aumento consecuente de la autoestima.
Desde el punto de vista de la terapia ocupacional, el objetivo principal es maximizar las competencias funcionales de la persona adulta mayor y su integración en el entorno físico y social, promoviendo su autonomía y bienestar, manteniendo y mejorando así su calidad de vida.
Para ello es imprescindible valorar la funcionalidad global del residente a nivel físico, cognitivo y socio-relacional, así como su grado de autonomía en las Actividades Básicas de la Vida Diaria (AVD’s) y las ayudas técnicas necesarias para la realización de las mismas. Así, la intervención de la terapia ocupacional en geriatría se desarrolla desde diferentes enfoques:
- Enfoque preventivo: mantenimiento del estado de salud y prevención de la declinación funcional.
- Enfoque adaptador: uso de estrategias compensatorias para ayudar a las personas adultas mayores a vivir con una discapacidad.
- Enfoque recuperador: uso de técnicas de rehabilitación para ayudar a las personas adultas mayores a recuperar su función máxima.
Independientemente del trabajo específico de cada área, es importante el abordaje de ambas disciplinas de manera conjunta. Para ello se realizan valoraciones tanto ortopédicas como ergonómicas para maximizar la autonomía en AVD’s de aquellas personas semi-dependientes, y pautar las correctas ayudas técnicas.
Así mismo, es necesaria la supervisión de las técnicas específicas de movilización de usuarios, específicas para el manejo de aquellas personas de gran dependencia. Desde nuestra experiencia personal, recomendamos especialmente las técnicas combinadas de fisioterapia y terapia ocupacional en estimulación basal para aquellas personas que tienen graves afectaciones a nivel de comunicación, percepción y/o movimiento.