Un artículo de Accent Social

Las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística calculan que, en España, en 2035, la esperanza de vida alcanzará los 83,2 años en los hombres y los 87,7 en las mujeres. Esta tendencia a llegar a edades cada vez más longevas supondrá un crecimiento de la población de personas mayores, y, por ello, adquiere especial importancia garantizarles un envejecimiento saludable, activo y feliz. Aquí es donde adquieren un papel fundamental los profesionales del sector geriátrico, especialmente los que se especializan en terapia ocupacional.

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La terapia ocupacional resulta indispensable para promover la autonomía de las personas mayores, así como para mejorar su calidad de vida

La terapia ocupacional es una profesión sociosanitaria que utiliza la ocupación como herramienta para dotar a las personas usuarias de mayor independencia y autonomía, mejorando así su calidad de vida.

Para ello, los terapeutas ocupacionales emplean las actividades del día a día de forma terapéutica con los usuarios y las usuarias para prevenir o retrasar la pérdida de capacidades y habilidades el máximo tiempo posible. En este sentido, algunas de las funciones que realizan los terapeutas ocupacionales son las siguientes:

  • Trabajar y mantener el grado de funcionalidad adecuado de los y las residentes para realizar las actividades de la vida diaria, con la máxima autonomía e independencia del residente. En este sentido, acompañan a los usuarios en su alimentación, el aseo y el cuidado personal (higiene, vestirse, etc.), para asistirles cuando sea necesario.

  • Buscar acciones que propicien el desarrollo de las actividades instrumentales de la vida diaria. Estas actividades están dirigidas a residentes con un grado de dependencia menor. Un ejemplo sería acompañarlos a realizar la compra y que sean ellos mismos quienes tengan que administrar su propio dinero; pedir un café, o usar el teléfono.

  • Ayudar a mejorar o preservar las funciones cognitivas y motoras básicas con el objetivo de poder seguir realizando las actividades significativas para ellos y ellas. Se realizan actividades en grupo e individuales para incentivar su estimulación sensorial y cognitiva, que se adaptan a cada residente para potenciar las habilidades que conserva.

    Algunos ejemplos serían las actividades de mantenimiento de huerto, de baile, actividades de memoria, ejercicios de atención; o en el caso de las personas que presentan un mayor grado de dependencia, como las que tienen movilidad muy reducida, se trabaja su estimulación sensorial y basal, para ayudarles a recobrar la noción de su cuerpo, y también se utilizan actividades con luces o con música.

  • Fomentar a nivel funcional la motricidad fina y la coordinación; y a nivel cognitivo, la creatividad para mejorar la autoestima y el sentimiento de eficacia. En este sentido, se realizan actividades manipulativas y funcionales, con materiales como la resina; o los talleres de cocina.

  • Fomentar la socialización mediante las actividades grupales y los talleres, que promueven la interacción social, su participación en las actividades, mejoran el estado de ánimo de las personas usuarias y ayudan a combatir la soledad.

  • Dar soporte y orientar a la familia en el proceso evolutivo de su familiar mediante las ayudas técnicas, así como evaluar el entorno. Todas aquellas apreciaciones, recomendaciones y facilidades que pueden contribuir a la independencia de los usuarios, su seguridad, así como la adecuación y accesibilidad del espacio físico.

    Por ejemplo: adaptación de la textura de la dieta de cada residente, recomendar el uso de calzadores, engrosadores de cubiertos para la comida, platos adaptados, agarradores en las duchas, alzas en los lavabos, suprimir las barreras arquitectónicas que podamos encontrar (esto incluye adaptaciones en el baño, el dormitorio…), entre otros.

  • Observar detenidamente a los usuarios y usuarias para detectar y valorar si hay cambios en sus necesidades, intereses, deseos, límites; por los cuales es necesario adaptar y redefinir los objetivos marcados en sus planes de atención individualizada.

Tal y como apunta Alexia Díaz, terapeuta ocupacional de la Residencia Fort Pienc, de titularidad del Ayuntamiento de Barcelona y gestionada por Accent Social, “en todo momento, las actividades de terapia ocupacional que realizamos en nuestra residencia y también el centro de día, buscan fomentar el envejecimiento activo y saludable de nuestros y nuestras residentes con el fin de mejorar su calidad de vida y bienestar a nivel integral, para que puedan disfrutar de esta etapa con plenitud y llevando a cabo sus proyectos de vida”.

Por todo ello, la terapia ocupacional resulta indispensable para promover la autonomía de las personas mayores, así como para mejorar su calidad de vida, fomentando su participación en actividades significativas que les generan bienestar en su día a día.