Un artículo de Aina Bastús,
audioprotesista, logopeda y responsable pediátrica de Audika España
El envejecimiento es un proceso natural en el cuerpo humano que conlleva una serie de cambios, entre ellos lo que conocemos como presbiacusia, o pérdida auditiva. En un estudio reciente, se estima que 3,7 millones de personas en España sufren pérdida auditiva, es decir, 1 de cada 13 personas. Y la prevalencia aumenta en personas mayores de 65 años, donde se acerca al 30%.
Desde de la perspectiva de la logopedia, esta condición no solo afecta a la capacidad para escuchar sonidos, sino que también tiene un impacto significativo en la comunicación, el lenguaje y la calidad de vida de los adultos mayores.
La presbiacusia se conoce como la disminución progresiva de la capacidad auditiva relacionada con la edad y dificulta la capacidad para entender el habla, ya que con ella se suelen tener problemas para captar sonidos de alta frecuencia, lo que afecta la percepción de consonantes como “s”, “z”, “f”…
Al no tener toda la información que conforma una oración, los adultos con presbiacusia tienden a interpretar el mensaje de manera incompleta, lo que genera malentendidos, frustración y estrés auditivo.
Todo ello aumentando las posibilidades de enfrentarnos a un aislamiento social progresivo, donde las dificultades de comunicación lleven a los adultos mayores a evitar situaciones sociales en entornos acústicamente desfavorables, y aumente el riesgo de soledad, depresión y deterioro cognitivo.
La logopedia se centra en mejorar las habilidades comunicativas en personas que presentan trastornos del lenguaje, habla y audición. Desde esta perspectiva, los logopedas son los especialistas en identificar cómo la pérdida auditiva está afectando las habilidades de comunicación y determinar que estrategias son más efectivas para mejorarla. Así como brindar apoyo emocional y acompañar al adulto a lidiar con las dificultades que provoca la pérdida auditiva.
Intervención basada en la comunicación
A través de un entrenamiento auditivo es posible mejorar la percepción de los sonidos y optimizar la capacidad comunicativa, una acción que se enfoca en maximizar el uso de la audición residual y fomentar estrategias para compensar las limitaciones auditivas de su pérdida de audición.
Se realizan una serie de ejercicios diseñados para mejorar la percepción y comprensión de los sonidos y el habla en diferentes entornos auditivos, con el objetivo de:
- Mejorar la discriminación auditiva: con ejercicios específicos para diferencias sonidos, palabras y fonemas similares (por ejemplo “casa” y “taza”).
- Entrenar la capacidad auditiva en entornos ruidosos: filtrar sonidos de fondo y enfocar la atención en el habla.
- Integración auditivo-visual: usar la lectura labial como apoyo para mejorar la comprensión.
- Escucha activa: fomentar la concentración y atención auditiva.
- Mejorar memoria auditiva: realizar ejercicios que consistan en recordar listas de palabras o frases complejas.
Estrategias para mejorar la comunicación
Cuanto antes se diagnostique y trate la pérdida auditiva, aumentan las posibilidades de preservar sus habilidades comunicativas, su calidad de vida y mantener su independencia. Por lo que es imprescindible:
- Fomentar un ambiente adecuado de comunicación, evitando el ruido de fondo y apostando por una buena iluminación, para facilitar la lectura labial y gestual, así como reducir la fatiga auditiva.
- Utilizar un tono de voz moderado, hablando despacio y de forma clara.
- Motivar el uso de soluciones auditivas para corregir la pérdida auditiva con el fin de estimular la vía auditiva.
- Reforzar la comunicación no verbal con gestos y contacto visual, para complementar el mensaje verbal.
Logopedia y formación
En este contexto, el papel del audioprotesista adquiere una dimensión aún más enriquecedora cuando está complementado por la formación en logopedia. Esta combinación de competencias permite abordar de manera integral los desafíos que enfrentan las personas mayores con pérdida auditiva.
Por un lado, el audioprotesista garantiza una adaptación tecnológica óptima, seleccionando y ajustando el dispositivo auditivo adecuado para las necesidades individuales.
Por otro lado, su formación como logopeda le permite trabajar sobre aspectos fundamentales de la comunicación, como la comprensión del habla, la lectura labial, y las estrategias de interacción, que son esenciales para potenciar los beneficios del audífono.
Además, este enfoque integral facilita la intervención personalizada, que no solo restaura la capacidad auditiva, sino que también fortalece las habilidades comunicativas, mejorando así la inclusión social y la calidad de vida de la persona.
Por tanto, promover esta doble cualificación profesional representa un beneficio significativo tanto para los usuarios como para el sistema de atención auditiva en su conjunto.