Un artículo de Mario Sánchez Moreno, terapeuta ocupacional, y Andrea Barbero Núñez, fisioterapeuta, en Amavir Ciudad Lineal
El envejecimiento trae consigo desafíos físicos, emocionales y sociales que impactan en la calidad de vida de las personas mayores. En las residencias para mayores, garantizar una atención integral que promueva la autonomía y el bienestar requiere de un enfoque multidisciplinario.
La colaboración entre Fisioterapia y Terapia Ocupacional ha demostrado ser especialmente eficaz para fomentar la independencia, prevenir complicaciones y mantener el bienestar integral de los residentes. Este artículo detalla cómo este trabajo conjunto transforma positivamente la vida de las personas mayores, sus familias y el equipo de cuidado.
Prevención y reducción de riesgos
El envejecimiento conlleva una mayor vulnerabilidad a problemas como las caídas, el sedentarismo y el deterioro físico progresivo. Las caídas, en particular, son una de las principales causas de lesiones graves en personas mayores, con consecuencias físicas, emocionales y sociales que afectan directamente su autonomía.
El trabajo coordinado entre fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales aborda estos riesgos desde una perspectiva integral. La Fisioterapia mejora la fuerza, el equilibrio y la coordinación mediante ejercicios específicos que refuerzan las capacidades motoras necesarias para moverse con seguridad. Paralelamente, la Terapia Ocupacional adapta los entornos para reducir riesgos, como instalar barras de apoyo en los baños, sugerir calzado adecuado o rediseñar los espacios para facilitar la movilidad.
Además de reducir accidentes, estas intervenciones aumentan la confianza del residente para moverse libremente, fomentando un estilo de vida más activo y previniendo complicaciones derivadas del sedentarismo, como la rigidez articular, la pérdida de masa muscular y el deterioro cardiovascular.
Recuperación funcional y autonomía
La pérdida de autonomía es una de las preocupaciones más frecuentes entre las personas mayores y sus familias. Realizar actividades básicas como vestirse, asearse o alimentarse puede convertirse en un reto debido a limitaciones físicas o cognitivas.
La combinación de Fisioterapia y Terapia Ocupacional se enfoca en recuperar y mantener estas capacidades esenciales. Mientras la fisioterapia trabaja en el fortalecimiento muscular, la mejora de la movilidad articular y la coordinación, la terapia ocupacional enseña estrategias prácticas para realizar tareas diarias de forma adaptada.
Por ejemplo, un residente que ha sufrido una fractura puede recuperar su capacidad para caminar gracias a los ejercicios de fisioterapia, mientras que la terapia ocupacional le ayuda a utilizar dispositivos de apoyo como andadores o bastones y a adaptarse a las nuevas circunstancias. Este enfoque conjunto no solo restablece la funcionalidad, sino que refuerza la autoestima al devolver al residente el control sobre su vida diaria.
Atención Centrada en la Persona, un enfoque individualizado
El modelo de cuidado «Guiados por ti” promueve una atención personalizada y humanizada, poniendo al usuario en el centro. La idea principal es que sean los propios usuarios quienes guíen a los profesionales a través de sus deseos, necesidades y preferencias. Esto implica un cambio de perspectiva por parte de los cuidadores, quienes deben adaptar su forma de trabajar para priorizar el bienestar y confort de las personas atendidas.
Se resalta la importancia de que los usuarios mantengan su capacidad de decisión y control sobre su vida cotidiana, siendo protagonistas en todo momento. Para lograrlo, los profesionales deben conocer profundamente a cada persona, no solo desde su enfermedad, sino también desde su historia de vida, capacidades, emociones y lo que les genera satisfacción o malestar.
El profesional de referencia juega un papel clave como figura de confianza y cercanía, responsable de garantizar que la atención sea personalizada. Este profesional utiliza herramientas como la ficha de deseos y preferencias para recoger información relevante y coordinarse con el técnico de referencia en la elaboración de planes de atención individualizados.
En la práctica, esto significa que los fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales diseñan planes de intervención adaptados a los objetivos individuales del residente.
Por ejemplo, si una persona disfruta de la jardinería pero ha perdido fuerza en las manos, ambos profesionales trabajan para devolverle la capacidad de realizar esta actividad. El fisioterapeuta se enfoca en ejercicios para fortalecer los músculos de las extremidades superiores, mientras que el terapeuta ocupacional sugiere herramientas ergonómicas que faciliten el trabajo en el jardín.
Este enfoque no solo mejora los resultados funcionales, sino que también fomenta un sentido de pertenencia y satisfacción, ya que los mayores se sienten tratados como individuos y no como un conjunto de síntomas o limitaciones.
Promoción del envejecimiento activo
El envejecimiento activo es fundamental para mantener la calidad de vida en las personas mayores. Este concepto se basa en fomentar la participación continua en actividades físicas, sociales y recreativas adaptadas a las capacidades de cada residente. La colaboración es clave para hacer realidad este enfoque.
Las actividades conjuntas diseñadas por ambas disciplinas combinan el ejercicio terapéutico con dinámicas significativas que no solo fortalecen el cuerpo, sino que también estimulan la mente y el ánimo. Por ejemplo, una sesión de fisioterapia grupal puede incluir ejercicios para mejorar el equilibrio, mientras que el terapeuta ocupacional introduce elementos tantos funcionales como cognitivos, realizando actividades dinámicas como lanzar pelotas a una diana o ejercicios centrados en trabajar la memoria o la atención.
Bienestar emocional y social
El impacto de este trabajo colaborativo no se limita al ámbito físico. La recuperación de habilidades y la participación en actividades significativas también tienen un fuerte componente emocional y social. Los residentes que logran mantener o recuperar su autonomía experimentan un aumento en la autoestima y en el sentido de utilidad, factores clave para su bienestar psicológico.
La Terapia Ocupacional, al fomentar actividades significativas, potencia el sentido de utilidad y creatividad. Por su parte, la Fisioterapia asegura que los residentes puedan participar en estas actividades de manera cómoda y segura.
El aislamiento social, común en personas mayores institucionalizadas, puede ser mitigado significativamente cuando estas disciplinas trabajan de manera conjunta, promoviendo tanto el movimiento físico como la interacción con los demás. Los residentes sienten que tienen un propósito y que forman parte activa de su entorno.
Beneficios para las familias y el equipo de cuidado
El trabajo integrado de Fisioterapia y Terapia Ocupacional también tiene un impacto positivo en las familias de los residentes. Saber que sus seres queridos reciben un cuidado que va más allá de las necesidades básicas genera tranquilidad y confianza. Las familias perciben que se están haciendo esfuerzos reales para mantener la independencia y el bienestar de sus mayores, lo que fortalece la relación con los profesionales de la residencia.
Por otra parte, esta colaboración facilita el trabajo del resto del equipo de cuidado. Un residente que mejora su movilidad y funcionalidad requiere menos ayuda para realizar actividades diarias, lo que permite que el personal de atención directa pueda centrarse en otras necesidades o dedicar más tiempo a quienes requieren cuidados más intensivos.
Además, la planificación coordinada de actividades físicas, cognitivas y recreativas mejora la organización del centro, asegurando que todos los residentes puedan participar en actividades adaptadas a sus capacidades y necesidades.
En conclusión, el trabajo conjunto de Fisioterapia y Terapia Ocupacional en geriatría no es simplemente una suma de intervenciones, sino una estrategia que impacta de manera integral en la vida de los mayores.
Desde la prevención de riesgos hasta la recuperación funcional, pasando por la promoción del envejecimiento activo y el bienestar emocional, esta colaboración marca la diferencia en la calidad de vida de los residentes. Al integrar el enfoque de Atención Centrada en la Persona, estas disciplinas aseguran que cada intervención sea significativa y alineada con los valores y metas individuales de los residentes.
Para las familias, representa la tranquilidad de saber que sus seres queridos están en manos de un equipo comprometido con su bienestar integral. Para los profesionales de las residencias, es una herramienta que optimiza recursos y mejora los resultados. Pero, sobre todo, para los mayores, es la oportunidad de vivir con mayor autonomía, dignidad y plenitud.
La integración de Fisioterapia y Terapia Ocupacional en la atención geriátrica no solo contribuye al cuidado físico y cognitivo, sino que también refuerza el aspecto más valioso del envejecimiento: el derecho a disfrutar de una vida activa, significativa y feliz.