Un artículo de Cristina Villoslada Gámez, Ana Galán Verde y Rosa Velázquez Castelló,
del Departamento de Logopedia del Hospital Los Madroños
La figura del logopeda todavía no está del todo consolidada en el ámbito geriátrico a pesar de la necesidad que existe de incluir este tratamiento, que mejora considerablemente la calidad de vida de los ancianos.
Si nos adentramos en particular en los trastornos neurológicos nos encontramos dificultades a nivel deglutorio, trastornos de la voz, auditivos y comunicativos importantes donde el logopeda realizará la intervención pertinente para aliviar determinadas patologías, que a diario comprometen la alimentación, la forma de relacionarse e incluso promover complicaciones clínicas severas.
La disfagia orofaríngea neurogénica
Es la dificultad para transportar el bolo alimenticio desde la boca hasta el esófago, motivada por la existencia de una enfermedad neurológica (TCE, ictus, Párkinson, Alzheimer, Esclerosis…). Con el correcto diagnóstico de la misma y una intervención logopédica a tiempo se podrán evitar neumonías aspirativas, deshidratación, desnutrición, babeo, etc.
A menudo nos encontramos en centros de mayores, personas que portan una sonda de alimentación pero que tendrían posibilidades de ingerir una dieta oral adaptada o mixta (sonda + oral). Otras veces aparecen en los historiales neumonías recurrentes en pacientes que presentan disfagia, o bien no diagnosticada o bien no abordada por el profesional apropiado.
Con respecto a la hidratación, uno de los puntos más delicados es la toma de líquido, la cual suele ser el principal causante de neumonías aspirativas que frecuentemente no se han diagnosticado; pueden existir dificultades para ingerirlo o se ha pautado una consistencia de espesante no compatible con una buena hidratación (por fatiga o por desagrado a la textura).
Una higiene bucal deficitaria también está implicada directamente con las neumonías aspirativas y otros tipos de infección en la cual el logopeda puede intervenir pautando una higiene realista con el estado del paciente (en seco o convencional / con instrumental especial o sin él…).
La desnutrición en pacientes disfágicos ronda un 50% en casi todos los estudios realizados, especialmente en centros geriátricos, donde la prevalencia es incluso mayor; en este caso si unimos la falta de apetito que cursa con la vejez con la fatiga por no tener la consistencia adecuada en la dieta, el resultado es una desnutrición que desemboca en complicaciones clínicas mayores.
Este tipo de diagnóstico y de pautas requieren una supervisión e intervención constante, porque evolucionan favorable o desfavorablemente en función del cuadro clínico y de la edad del paciente. Factores como la medicación, infecciones, procesos virales, descompensaciones nutricionales etc. pueden influir directamente en la seguridad o eficacia de la alimentación de un paciente, ya que éstas traen consigo frecuentemente un aumento del nivel de somnolencia, pérdida de fuerza muscular o verse mermadas sus capacidades cognitivas de forma transitoria.
Lenguaje y comunicación
Desde la perspectiva neurológica, en mayores se puede ver afectado el lenguaje debido al deterioro progresivo de áreas cerebrales específicas involucradas en el procesamiento lingüístico. Estos efectos varían según la región cerebral afectada y tipo de patología que presenten como Alzheimer, demencia frontotemporal, Parkinson o afasia progresiva primaria, y pueden manifestarse de diversas maneras.
Entre los principales déficits observados en estos pacientes se encuentra la anomia, que se caracteriza por la dificultad para acceder a palabras específicas, lo cual genera interrupciones en el discurso y reduce la fluidez comunicativa. Asimismo, es frecuente la presencia de dificultades en la comprensión verbal, que pueden afectar tanto la interpretación de oraciones complejas como la comprensión de términos de uso común, lo que resulta en frustración y obstaculiza el seguimiento de conversaciones.
La capacidad para construir oraciones completas y gramaticalmente correctas también se puede ver comprometida, debido a alteraciones en la estructuración del lenguaje. En casos en los que se presenta una afectación de la memoria verbal, esta tiene un impacto directo en el lenguaje, provocando olvidos, repeticiones y alteraciones en el flujo conversacional. Además, la pérdida de habilidades lingüísticas puede extenderse a la lectoescritura, lo que limita aún más la capacidad de comunicación de los pacientes afectados.
Estos problemas de lenguaje no solo afectan a la comunicación directa sino también influyen en su autoestima, relaciones personales y participación social. La frustración por no poder expresarse o entender conversaciones cercanas puede llevar al aislamiento social y una disminución de la calidad de vida, influyendo también en su autonomía personal. Es por ello, que resulta necesario la figura del logopeda para optimizar las habilidades conservadas y ralentizar el deterioro mediante terapia del lenguaje y estimulación cognitiva.
Habla y voz
Otro de los problemas más habituales en las personas de edad avanzada que han sufrido enfermedad neurológica, degenerativa, lesiones o cirugías es la dificultad en articular palabras de manera clara e inteligible. Entre los problemas mas habituales que presentan podemos encontrar dificultad para pronunciar las palabras, cambios en el volumen de la voz, hablar mas lento o mas rápido de lo habitual, dificultades del control de la saliva. Nos encontramos por tanto, ante una patología del sistema nervioso, que afecta a la ejecución motora del habla debilitando los músculos de la boca, la cara y el sistema respiratorio llamada disartria.
El logopeda es el profesional que se encarga de realizar la evaluación de la producción del habla, de la respiración, la fonación así como de identificar de las necesidades comunicativas del paciente. Se encarga por tanto de realizar terapia del habla y la voz con prácticas específicas para mejorar la claridad y precisión en la producción de sonidos, técnicas para fortalecer los músculos respiratorios y mejorar el control del flujo de aire durante el habla con ejercicios para mejorar la calidad de la voz, volumen y proyección y en algunos casos,así como de recomendar dispositivos que ayuden a mejorar la comunicación.
La gran mayoría de ancianos presenta en algún momento dificultades comunicativas con su entorno que pueden producir aislamiento y como consecuencia depresión, ya que el componente emocional de padecer disartria puede afectar a su estado de salud y bienestar. Es entonces cuando el logopeda puede puede considerar la introducción de sistemas de comunicación por voz que utilizan tecnología, lenguaje de señas o pictogramas etc., que pueden mejorar las dificultades así como motivar al paciente comunicarse. Es necesario ademas involucrar a la familia en el proceso de rehabilitación y promover un entorno de comunicación positivo y estimulante.
La disartria en ancianos puede ser desafiante, pero mediante un enfoque colaborativo que abarque un diagnóstico correcto, intervención terapéutica y apoyo continuo, es posible mejorar el estado de satisfacción y bienestar general, así como interacción con su entorno. Es fundamental un enfoque individualizado que responda a las necesidades particulares de cada individuo.
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