Un artículo de María Jesús García y Marina Maqueda,
Dto. de Terapia Ocupacional de la Unidad Avanzada de Neurorrehabilitación del Hospital los Madroños
El ictus, o accidente cerebrovascular, es una de las principales causas de discapacidad en la población geriátrica. La rehabilitación es fundamental para ayudar a los pacientes a recuperar su independencia y mejorar su calidad de vida. En este contexto, la Terapia Ocupacional juega un papel crucial.
Las secuelas de un ictus pueden variar significativamente de una persona a otra, dependiendo de la gravedad del accidente cerebrovascular, la parte del cerebro afectada y el tiempo transcurrido antes de recibir tratamiento. Algunas de las secuelas más comunes incluyen:
- Dificultades motoras: Pueden presentarse debilidades o parálisis en un lado del cuerpo (hemiparesia o hemiplejía), lo que afecta la movilidad y la coordinación.
- Problemas de habla y lenguaje: Muchas personas experimentan afasia, que es la dificultad para hablar, entender el lenguaje, leer o escribir.
- Alteraciones cognitivas: Pueden surgir problemas de memoria, atención, razonamiento y otras funciones cognitivas.
- Cambios emocionales y de comportamiento: Es común que las personas experimenten depresión, ansiedad, cambios de humor o irritabilidad.
- Dificultades en la deglución: La disfagia puede dificultar la alimentación y aumentar el riesgo de aspiración.
- Problemas visuales: Algunas personas pueden tener pérdida de visión, visión doble o dificultades para percibir el espacio.
- Dolor y sensaciones anormales: Puede haber dolor en el lado afectado del cuerpo o sensaciones de hormigueo.
- Fatiga: La fatiga crónica es un síntoma común que puede afectar la calidad de vida.
Es importante que las personas que han sufrido un ictus reciban un seguimiento médico adecuado y rehabilitación para abordar estas secuelas y mejorar su calidad de vida. La intervención temprana y el apoyo de profesionales de la salud pueden marcar una gran diferencia en la recuperación.
La repercusión de un ictus en la vida diaria puede ser significativa y variar de una persona a otra, dependiendo de la gravedad del ictus y de las áreas del cerebro afectadas. Enumeramos las principales áreas que pueden verse afectadas:
- Dificultades en la movilidad
- Alteraciones en las habilidades cognitivas
- Problemas de comunicación
- Limitación en la participación del desempeño de las Actividades de la Vida Diaria (AVD)
- Afectación emocional y de la salud mental
- Restricción en las relaciones sociales
- Repercusión en el área laboral y en las actividades recreativas
- Limitación en el acceso a los entornos habituales
¿Qué es la Terapia Ocupacional?
La Terapia Ocupacional es una disciplina que se centra en ayudar a las personas a participar en las actividades de la vida diaria que son significativas para ellas. Para los pacientes geriátricos que han sufrido un ictus, esto puede incluir desde actividades básicas como vestirse y alimentarse, hasta tareas más complejas como manejar el hogar o participar en actividades sociales.
En las personas mayores, la ocupación es esencial no solo como forma de entretenimiento y distracción, sino también como un medio para mantener un buen estado de salud. Si vemos la vejez como una fase más del desarrollo humano, la Terapia Ocupacional desempeña un papel importante en la prevención de un deterioro físico y cognitivo.
Los terapeutas ocupacionales que se especializan en geriatría emplean actividades para potenciar las habilidades funcionales de esta población, y su integración en el entorno físico y social. Esto fomenta su autonomía y bienestar, al mismo tiempo que les brinda experiencias positivas al alcanzar metas que dan un mayor significado a sus vidas.
Objetivos de intervención de la Terapia Ocupacional en pacientes geriátricos
- Recuperación de Habilidades Funcionales: La TO se enfoca en ayudar a los pacientes a recuperar habilidades motoras y cognitivas necesarias para realizar actividades diarias. Esto puede incluir ejercicios específicos para mejorar la fuerza, la coordinación y la movilidad.
- Adaptación del Entorno: Los terapeutas ocupacionales evalúan el entorno del paciente y pueden recomendar modificaciones para hacerlo más accesible. Esto puede incluir la instalación de barras de apoyo, la reorganización de muebles o el uso de dispositivos de asistencia.
- Entrenamiento en Actividades de la Vida Diaria (AVD): Se trabaja en la práctica de AVD, que son esenciales para la independencia del paciente. Esto incluye actividades como cocinar, limpiar y manejar el dinero.
- Fomento de la Participación Social: La TO también se centra en reintegrar al paciente en su comunidad y fomentar la participación en actividades sociales, lo que es vital para su bienestar emocional y mental.
Enfoque personalizado
Cada paciente es único, y la Terapia Ocupacional se adapta a las necesidades individuales. Los terapeutas ocupacionales trabajan en estrecha colaboración con los pacientes y sus familias para establecer metas realistas y alcanzables. Esto no solo mejora la motivación del paciente, sino que también asegura que el proceso de rehabilitación sea significativo y relevante para la persona.
Algunos aspectos a tener en cuenta en este enfoque:
- Evaluación Integral: Antes de comenzar la terapia, se realiza una evaluación exhaustiva del paciente.
- Establecimiento de Metas Colaborativas: Se realizarán junto al paciente y su familia para establecer metas realistas y alcanzables. Estas metas pueden variar desde mejorar la movilidad en la cama hasta participar en actividades recreativas. La colaboración en este proceso ayuda a aumentar la motivación del paciente y a asegurar que el tratamiento sea relevante para su vida.
- Intervenciones Individualizadas: Adaptándose a las capacidades y limitaciones del paciente.
- Incorporación de Actividades Significativas: Esto puede incluir hobbies, tareas del hogar o interacciones sociales. Al integrar estas actividades en la terapia, se fomenta un sentido de propósito y se mejora la calidad de vida del paciente.
- Educación y Apoyo Familiar: Los terapeutas ocupacionales ofrecen educación y apoyo a los familiares para que comprendan mejor las necesidades del paciente y cómo pueden ayudar en su recuperación. Esto incluye estrategias para facilitar la independencia del paciente en el hogar y fomentar un entorno de apoyo.
En la actualidad son cada vez más habituales la incorporación de Terapia de Asistencia Robótica en procesos de rehabilitación. El uso de dispositivos robóticos de miembro superior en la rehabilitación de pacientes que han sufrido un ictus ha demostrado ser una herramienta muy valiosa. Estos dispositivos pueden ayudar a mejorar la movilidad y la funcionalidad del brazo y la mano, facilitando ejercicios que pueden ser difíciles de realizar de manera convencional.
Los dispositivos robóticos permiten una rehabilitación más personalizada y adaptativa, ya que pueden ajustarse a las necesidades específicas de cada paciente. Además, suelen incorporar tecnología que permite el monitoreo del progreso, lo que ayuda a los terapeutas a ajustar los programas de rehabilitación en tiempo real.
Otra ventaja es que estos dispositivos pueden ofrecer una mayor cantidad de repeticiones en los ejercicios, lo cual es crucial para la neuroplasticidad, el proceso mediante el cual el cerebro se adapta y forma nuevas conexiones. Esto puede resultar en una recuperación más rápida y efectiva.
Sin embargo, es importante recordar que la rehabilitación robótica no reemplaza la terapia tradicional, sino que se complementa con ella. La interacción humana y el apoyo emocional que brindan los terapeutas son igualmente esenciales en el proceso de recuperación.
En resumen, los dispositivos robóticos son una herramienta prometedora en la rehabilitación post-ictus, ayudando a los pacientes a recuperar la funcionalidad de sus miembros superiores de manera más efectiva y motivadora.