Un artículo de Patricia del Barco,
directora de Operaciones de los Centros de Día STIMA Mayores
El envejecimiento de la población en España es un fenómeno sin precedentes. Con más de 9 millones de personas mayores de 65 años, y un 25% de ellas con algún grado de dependencia, la atención geriátrica requiere un enfoque multidimensional que vaya más allá de la atención médica tradicional. STIMA, grupo de Centros de Día, aborda esta realidad mediante un modelo de estimulación integral basado en tres pilares clave: fisioterapia, terapia ocupacional y neuropsicología.
Un enfoque holístico que se complementa con logopedia y otras disciplinas que enriquecen las intervenciones diseñadas para mejorar la calidad de vida de los mayores, reducir las complicaciones asociadas y fomentar su inclusión activa en la sociedad.
La atención integral a las personas mayores, especialmente a aquellas con patologías neurológicas, requiere un enfoque multidisciplinar que les ayuden a preservar su autonomía y su bienestar general. Nuestro modelo de estimulación integral es esencial en todas las intervenciones que llevamos a cabo en los mayores, especialmente aquellos con patologías neurodegenerativas.
Las enfermedades neurológicas afectan de manera significativa a las personas mayores con consecuencias que abarcan desde la movilidad reducida hasta el deterioro cognitivo. Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), cada año se diagnostican más de 120.000 nuevos casos de ictus en España, siendo esta la principal causa de discapacidad adquirida en adultos. Además, se estima que más de 900.000 personas padecen Alzheimer, cifra que se incrementará en las próximas décadas debido al envejecimiento demográfico.
Aumento en la prevalencia de enfermedades neurológicas
El envejecimiento está intrínsecamente ligado a un aumento en la prevalencia de enfermedades neurológicas como el Alzheimer, el Parkinson y las secuelas de ictus. Estas patologías generan discapacidades físicas, cognitivas y funcionales que tienen un impacto directo en los mayores, pero también aumentan la carga sobre sus familias y el sistema sanitario.
La atención geriátrica tradicional, en muchos casos, no puede satisfacer la complejidad de estas necesidades. Aquí es donde STIMA proporciona servicios que, además de complementar la atención sanitaria básica, empoderan a las personas mayores para recuperar funciones esenciales y mantenerse activas dentro de sus comunidades.
El modelo STIMA Sfera estructura la atención a los mayores desde un prisma centrado en la individualidad de cada usuario. Este sistema circular y multidisciplinar combina las áreas física, cognitiva, emocional y social para proporcionar una estimulación integral. Diseñado para adaptarse a las capacidades, preferencias y objetivos de cada persona, este enfoque permite que los mayores participen activamente en la planificación de sus actividades diarias. Desde terapias individuales hasta programas grupales, ya que el modelo garantiza un cuidado que combina profesionalismo técnico con una atención emocional y social de calidad.
Fisioterapia: restaurar y mantener la movilidad
La movilidad es uno de los aspectos más afectados por enfermedades neurológicas y el envejecimiento. Por ello, los fisioterapeutas se enfocan en el diseño de programas individualizados en los que incorporan ejercicios terapéuticos, estimulación y motora así como técnicas de rehabilitación de la marcha. Estos tratamientos no solo mejoran la fuerza muscular y el equilibrio, sino que también previenen complicaciones como úlceras por presión y problemas respiratorios asociados a la inmovilidad.
En pacientes afectados por Parkinson o en el abordaje de las secuelas de ictus, por ejemplo, la fisioterapia incluye ejercicios terapéuticos personalizados y técnicas de rehabilitación neurológica, utilizando estrategias innovadoras como la estimulación rítmica para facilitar el movimiento. Este enfoque permite a los mayores recuperar la autonomía en actividades cotidianas al tiempo que reducen su dependencia y mejoran su bienestar psicológico.
Son intervenciones que previenen complicaciones como caídas o inmovilizaciones y, además, promueven la confianza y autoestima del usuario.
Neuropsicología: estimular y proteger la mente
En el ámbito de la neuropsicología, ponemos el foco en el abordaje de los trastornos cognitivos y emocionales de los personas mayores, con especial hincapié en los derivados de enfermedades como el Alzheimer o la demencia. Mediante programas personalizados de estimulación cognitiva, los neuropsicólogos trabajan en áreas clave como la memoria, la atención, el razonamiento y las funciones ejecutivas. Estas intervenciones buscan no solo ralentizar el deterioro asociado a estas patologías, sino también fortalecer las capacidades intactas, promoviendo una mayor autonomía
Este planteamiento neuropsicológico va más allá de las terapias convencionales, al integrar actividades que estimulan la plasticidad cerebral y fomentan la participación activa de los mayores en sus propios procesos de cuidado. Talleres grupales e individuales diseñados con actividades cognitivas —como la resolución de problemas, ejercicios de orientación temporal y espacial, o estrategias para mejorar la fluidez verbal— permiten que los usuarios se mantengan mentalmente activos y emocionalmente equilibrados.
El objetivo es mejorar las funciones cerebrales superiores y la promoción del bienestar emocional, claves para evitar el aislamiento social y reforzar el sentido de propósito y pertenencia. Terapias dirigidas para afrontar los retos de la vejez con optimismo y resiliencia.
Terapia ocupacional: recuperar la autonomía
Las personas mayores pueden desarrollar dependencia funcional como resultado de enfermedades neurodegenerativas, síndromes geriátricos o patologías de aparición aguda. En estos casos, la terapia ocupacional se convierte en una herramienta esencial para abordar y gestionar de manera efectiva estas limitaciones.
Esta dependencia se evidencia en la necesidad de asistencia por parte de terceros para realizar actividades diarias como asearse, vestirse o alimentarse. A través de la terapia ocupacional, se trabaja para prevenir el deterioro, mantener las capacidades residuales, rehabilitar habilidades, compensar déficits y adaptar tanto las capacidades individuales como el entorno del usuario.
Este enfoque centrado en la ocupación diaria permite mejorar la funcionalidad de la persona al tiempo que se promueve su autonomía y bienestar general. La terapia ocupacional utiliza las Actividades de la Vida Diaria (AVD) y estimulación multisensorial para maximizar las capacidades funcionales y cognitivas de los usuarios. Estas intervenciones son especialmente relevantes para personas con demencias o secuelas de enfermedades neurológicas, ayudándolas a recuperar la independencia en tareas cotidianas y mantener un rol activo en su entorno social.
Los terapeutas ocupacionales utilizan herramientas como la estimulación funcional para retrasar el deterioro asociado a enfermedades como el Alzheimer, además de adaptar el entorno físico del paciente para hacerlo más accesible y seguro.
Tiene como objetivo maximizar las capacidades funcionales de los mayores. Este enfoque centrado en la persona no solo mejora su independencia, sino que también fomenta un sentido de propósito y pertenencia y les ayudan a vivir con dignidad y confianza tanto dentro como fuera del centro de día.
Logopedia: más allá de la comunicación
La logopedia es otra disciplina que complementa el enfoque holístico de estimulación integral de STIMA. De hecho, las enfermedades neurológicas a menudo afectan habilidades fundamentales como la comunicación (el habla y el lenguaje) y la deglución), que afectan a un tercio de las personas con ictus o demencia.
Los programas de logopedia buscan restaurar estas funciones abordando problemas como afasia, disartria y disfagia. Para ello, se emplean técnicas innovadoras y sistemas de comunicación alternativos con los que se mejora la calidad de vida diaria de los mayores y se fomenta su reintegración social.
Las intervenciones incluyen ejercicios para fortalecer los músculos orales y técnicas de rehabilitación de la voz, esenciales para prevenir complicaciones graves como neumonías por aspiración.
Además, la logopedia tiene un impacto directo en la inclusión social. La recuperación de la comunicación permite a los mayores mantener relaciones significativas, favoreciendo su integración en actividades comunitarias y mejorando su autoestima.
La soledad no deseada, una pandemia silenciosa
Otro aspecto que también a tener tiene muy en es combatir la soledad no deseada, uno de los mayores desafíos a los que hacen frente las personas mayores en la actualidad, y el mayor factor de riesgo para padecer una depresión. Estudios recientes indican que la soledad crónica también está asociada con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, deterioro cognitivo y mortalidad prematura, lo que la convierte en una verdadera pandemia en ciernes. En España, más de dos millones de mayores viven solos, y muchos de ellos no tienen redes de apoyo sólidas, lo que amplifica su vulnerabilidad
Además de contar con terapias para mejorar la salud física y cognitiva, ofrecemos un espacio donde los mayores pueden conectarse con otras personas, participar en actividades grupales y sentirse parte de una comunidad. Este enfoque integral no solo reduce el aislamiento, sino que también promueve la inclusión social, devolviendo a los mayores el protagonismo en sus vidas y su rol activo.
Impacto en la sociedad y el sistema sanitario
Los beneficios de este enfoque integral no solo se reflejan en la salud y autonomía de los mayores, sino también en la sostenibilidad del sistema sanitario. Según estudios recientes, las intervenciones en centros de día pueden reducir hasta un 30% las hospitalizaciones y un 40% las visitas a urgencias de personas mayores con enfermedades crónicas. Estos datos subrayan la importancia de fomentar modelos que combinan eficiencia económica con un alto impacto social.
Este enfoque innovador y humanista atiende las necesidades físicas y cognitivas de las personas mayores y promuever su participación activa en la sociedad. Este modelo no es solo un camino hacia un envejecimiento saludable, sino también una declaración de principios donde se trabaja en pro de la dignidad y el respeto hacia quienes han construido nuestra sociedad: nuestros mayores.