En España se ha estimado que el 35,5% de los hombres y el 40,8% de las mujeres mayores de 60 años tienen obesidad, según la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), aunque por encima de 80 años estas cifras descienden a 19,4% y 29,2% en hombres y mujeres respectivamente. Actualmente, la tendencia va en aumento, especialmente por los cambios en los hábitos de vida, elevando los riesgos de sufrir enfermedades cardiovasculares, entre otros problemas de salud.
La obesidad se considera la epidemia del siglo XXI, dado que está produciendo un gran impacto sobre la morbimortalidad, la calidad de vida y el gasto sanitario. El mantenimiento de la actividad física junto a una adecuada dieta, los mejores aliados para prevenir la obesidad o abordar la pérdida de peso.
“Cada vez tenemos más a nuestro alcance alimentos de alta carga calórica que consumimos con frecuencia, sobrepasando las necesidades de energía y nutrientes de nuestro organismo”, apunta David Curto, jefe de Gestión Asistencial de Sanitas Mayores, que añade el sedentarismo y la falta de ejercicio físico cómo tendencias habituales de nuestra sociedad y responsables del aumento de los índices de obesidad entre las personas mayores de 60 años.
Según el doctor, el principal problema asociado a la obesidad es el riesgo cardiovascular, especialmente las cardiopatías y los accidentes vasculares cerebrales. Asimismo, afecta a la acción de la insulina y altera el metabolismo. Además, la obesidad también se relaciona con otras enfermedades como el síndrome de apnea del sueño, el reflujo gastroesofágico, la insuficiencia venosa crónica, la artrosis de articulaciones sometidas a sobrecarga, así como con algunos tipos de cáncer.
Dieta, actividad física y terapia conductual
“Pasear a un ritmo elevado, sin llegar a tener fatiga es una buena práctica”, comenta el jefe de Gestión Asistencial de Sanitas Mayores. Para prevenir el sobrepeso lo recomendable es el mantenimiento una actividad física de intensidad moderada unos veinte minutos diarios.
Junto a esto, recomienda consumir una dieta rica en verduras y cereales integrales, sin olvidar incluir fruta, aceite de oliva, legumbres, frutos secos crudos, pescado, carne de ave y lácteos desnatados y evitando los azúcares refinados y la grasa saturada.
En las personas mayores, el objetivo de pérdida de peso, aparte de ser individualizado y programado según su estado de salud, debe abordarse con cautela y sin demasiada agresividad, valorando los beneficios, pero también los riesgos de sarcopenia o pérdida de masa muscular.
Los pilares en el tratamiento de la obesidad se fundamentan en tres modalidades terapéuticas: Dieta, con una restricción de calorías a unas 500 menos de las que correspondería por edad y sexo, consumiendo los productos comunes en la dieta mediterránea, sobre todo verduras, frutas y cereales no refinados.
La segunda modalidad es la actividad física; la opción más recomendada en personas mayores es el entrenamiento de resistencia progresiva, basado en ejercitar los músculos con algún tipo de resistencia que se incrementa progresivamente a medida que mejora la fuerza. Y finalmente, la terapia conductual con modificación de hábitos orientado a reforzar el efecto de la dieta y el ejercicio sobre la reducción ponderal.
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