Con el objetivo de poner de manifiesto la necesidad de protección de las personas con demencia avanzada ante los posibles excesos médicos, la Confederación Española de Organizaciones de Mayores y su Programa Desatar al Anciano y al Enfermo de Alzheimer (CEOMA), propone que se incluya la prevención cuaternaria en los planes para el tratamiento del Alzheimer y otras demencias.

geriatricarea demencia avanzada CEOMA
Las personas con demencia avanzada son especialmente vulnerables ante posibles excesos médicos

Aun encontrándose un tratamiento efectivo para las demencias, desde CEOMA se reclama que se debe seguir cuidando a personas con demencia irreversible de una forma ética y humana, “lo que nos obliga a hacernos el serio planteamiento de evitar hacerles más daño del que ya tienen. Un paciente en especial riesgo de excesos médicos es una persona con demencia”.
Por ello, cuando se propone que se elabore un plan nacional de Alzheimer, algo que desde CEOMA se ve muy conveniente, se habla de prevención, de prevención primaria y secundaria, “lo cual es lógico cuando queremos que no aparezca daño cerebral o que este sea reversible, pero para no dejar en el olvido a los que no tendrán marcha atrás, desde nuestro programa se propone que se añada la prevención cuaternaria a esos planes, un conjunto de actividades sanitarias que atenúan o evitan las consecuencias de las intervenciones innecesarias o excesivas”, se afirma desde esta Confederación.
De este modo, se hace especial hincapié en la relevancia de la prevención cuaternaria, ya que, a corto plazo, más que tratar su enfermedad lo que más puede beneficiar a las personas con demencia avanzada es no añadir problemas a los que ya tiene.
Y es que las personas con demencia presentan dos características que les hace especialmente vulnerables: por un lado, la incapacidad de autogobierno, y por otro los síntomas psicológicos, y especialmente los síntomas conductuales, que les puede convertir en personas difíciles de controlar.
Desde CEOMA se advierte que las hospitalizaciones innecesarias, la alimentación por sonda permanente sin disfagia grave, y especialmente el uso de sujeciones físicas y los tratamientos con psicotrópicos y las sujeciones farmacológicas son los excesos más frecuentes y de mayor impacto negativo en una persona con demencia avanzada.

Además, se deben potenciar cuestiones éticas clave como comunicar con empatía y respeto las incertidumbres a quienes representan los intereses de las personas con demencia, que suelen ser familiares/cuidadores también fuertemente afectados por la enfermedad.