• Comunicarse con su entorno más cercano como familiares a través de aplicaciones de chat o emails, realizar llamadas o enviar fotografías. La comunicación se hace más fluida y rápida que si se depende de un teléfono fijo, por ejemplo, y el mayor es más independiente al utilizar su propio terminal móvil. 
• Emplear teléfonos móviles y especialmente tablets como herramientas de ocio, tanto explotando las aplicaciones de juegos, herramientas de entrenamiento mental o simplemente navegando por la red buscando información sobre temas de interés. ¡Podemos pasar horas en internet y aprendiendo cosas sorprendentes a cualquier edad! 
• Fortalecer las relaciones intergeneracionales con lo que supone romper la brecha digital que separa abuelos, hijos y nietos. 
• Mantener el control de algunos aspectos médicos y físicos, por ejemplo a través de aplicaciones que controlan el nivel de glucosa, contacto directo con servicios de urgencias o servicios sociales, o activar alarmas para recordar cuándo tomar los medicamentos. 
• Vivir un envejecimiento activo siguiendo el proceso de aprendizaje que supone enfrentarse a unos conocimientos nuevos. Al tener al cerebro estimulado se favorece la actividad mental, se produce un entrenamiento de las capacidades cognitivas y esto ayuda a disminuir o retrasar la incidencia de enfermedades como la demencia. 
• Disminuir la sensación de aislamiento, como decíamos gracias a la posibilidad de poder comunicarse en cualquier lugar con cualquier persona solamente apretando un botón. Un paso más sería la utilización de redes sociales de manera que los mayores creen sus propios círculos y aprovechen el potencial de internet.

Por otro ello, en los centros de Sanyres se desarrollan de manera periódica talleres destinados a familiarizar a los residentes con los ordenadores y con Internet, principalmente para motivarles y que sientan curiosidad. De esta manera, descubrirán la utilidad de estas tecnologías y se sentirán más motivados a aprender para utilizarlas.