El dolor neuropático localizado responde mal a tratamientos con analgésicos convencionales y suele estar infradiagnosticado, tal y como se puso de relieve durante las IV Jornadas Nacionales del Dolor.
En el marco de estas jornadas, organizadas por el Grupo de Trabajo del Dolor de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), la farmacéutica Grünenthal Pharma organizó dos sesiones con el objetivo de favorecer el manejo del dolor desde la Atención Primaria contando con el apoyo de las unidades del dolor, una dedicada a la sensibilización central en el paciente con dolor articular y otra al dolor neuropático localizado.
El doctor Luis Javier Roca Ruiz, especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla, destacó que hasta un 30% de pacientes con artrosis muestra una sensibilidad aumentada al dolor, según los últimos estudios, lo que se traduce en hiperalgesia (dolor desproporcionado respecto al estímulo) y alodinia (respuesta dolorosa a estímulos no dolorosos).
Además, estos síntomas van acompañados de una mala respuesta a analgésicos convencionales y asociados a fatiga, trastornos del sueño, depresión y ansiedad, alteración de calidad de vida y discapacidad funcional.
La sensibilización central consiste en un aumento de la excitabilidad de las vías ascendentes transmisoras del estímulo doloroso con inhibición de las vías descendentes moduladoras del dolor tras producirse estímulos dolorosos muy intensos o mantenidos largo tiempo.
Este hecho debe tenerse en cuenta, ya que, como afirma el el doctor Roca, en los procesos quirúrgicos “aquellos pacientes con dolor intenso de más de 12 meses de evolución tienen peores resultados funcionales tras cirugía. Los pacientes pendientes de cirugía con dolor cronificado con sensibilización central presentan, tras una cirugía, peores resultados en cuanto a función articular y respecto a disminución de dolor”.
“Desgraciadamente el dolor crónico con signos de Sensibilización Central, siendo muy prevalente, está subdiagnosticado, y por tanto subtratado”, explica el doctor Roca, quien realiza un llamamiento para dotar al médico de la formación necesaria para enfrentarse a esta situación y capacitarle de herramientas para diagnosticar este tipo de dolor, ya que “solo se trata correctamente lo que se diagnostica correctamente. Y solo se diagnostica lo que se sabe”.
El dolor neuropático localizado, una patología infradiagnosticada
El dolor neuropático localizado responde mal a tratamientos con analgésicos convencionales como el paracetamol, nolotil, antinflamatorios e incluso a la mayoría de los opioides, tal y como explicó durante el taller dedicado a esta patología el doctor José Manuel Trinidad Martín-Arroyo, coordinador de la Unidad del Dolor del Hospital Puerta de Mar de Cádiz y director del Instituto contra el Dolor Dr. Trinidad.
Este tipo de dolor se produce por la lesión de una parte del sistema nervioso y está caracterizado por un hormigueo, calambre o sensación desagradable con el roce de la piel. Según este experto, los síntomas pueden aparecer tras un herpes-zoster, el daño de nervios periféricos por quimioterápicos o diabetes, así como por la lesión producida durante la cirugía que puede llegar a darse hasta en un 20-30% de los casos de mastectomías, toracotomías, amputaciones o cirugías de hernia inguinal.
“Habitualmente está infradiagnosticado, bien porque no se le concede la importancia que requiere en la exploración o bien porque el paciente lo percibe como una consecuencia inevitable de la cirugía”, aseguró el doctor Trinidad, quien destacó dos retos importantes: detectar a estos pacientes a través del médico de Atención Primaria y procurar un tratamiento precoz en los primeros seis meses, sobre todo en el caso del dolor neuropático localizado postquirúrgico, pues ello supondrá una mejora de los resultados.
En este sentido, el coordinador de la Unidad del Dolor del Hospital Universitario Puerta de Mar de Cádiz recalcó la evolución en el tratamiento de esta patología, que se trataba habitualmente con neuromoduladores (antidepresivos y anticonvulsivantes), cuyos efectos adversos pueden limitar su uso, sobre todo, en ancianos.
En la actualidad el parche de capsaicina ha supuesto un hito en el abordaje de este tipo de dolor. “Con esta diana terapéutica vamos directamente a las terminaciones nerviosas cutáneas de la zona del dolor, sin efectos secundarios sistémicos, con un buen perfil de seguridad y con la diferencia de que muchos pacientes únicamente necesitan una aplicación durante una hora cada cuatro o cinco meses, debiendo realizarse por un profesional experto”, destacó el el doctor Trinidad Martín-Arroy.
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