Durante los meses de invierno aumentan los casos de fractura de cadera en personas mayores, un problema que es tratado en la mayor parte de los casos de urgencia y que precisa de numerosos recursos materiales y humanos.
Y más allá de ello, tal y como apunta el apunta el Dr. Antón Arrien, traumatólogo de la Clínica IMQ Zorrotzaurre de Bilbao (Vizcaya), las consecuencias de estas fracturas para las personas mayores apuntan directamente a su supervivencia, ya que “una fractura de cadera en un paciente mayor debe operarse. El resultado no va a ser peor que el no hacerlo. De hecho, está constatado que el retraso quirúrgico en este tipo de pacientes es un factor que eleva el riesgo de mortalidad”.

geriatricarea fractura de cadera
“Una fractura de cadera en un paciente mayor debe operarse. El resultado no va a ser peor que el no hacerlo», apunta el traumatólogo Antón Arrien

Este especialista ponen de relieve que en situación de una rotura de cadera en personas mayores es necesario operarse y en general la recuperación es positiva. “Entre el 50 y el 65% de las personas mayores operadas de fractura de cadera recupera el nivel previo de deambulación. Entre un 10 y un 15% vuelve a caminar, pero sólo dentro de su casa, y el 20% restante pierde la capacidad de deambular dentro y fuera del hogar”, destaca el Dr. Arrien.
El traumatólogo de la Clínica IMQ Zorrotzaurre aboga por un abordaje interdisciplinar que “identifique de forma rápida y completa la situación de cada paciente añoso con fractura de cadera”, así como desarrollar una comunicación eficaz y fluida con la familia ante el proceso quirúrgico.
Ya que como toda operación, el abordaje quirúrgico de las fracturas de cadera conlleva un riesgo. “Los estudios muestran que hasta un 5% de los pacientes mayores operados de fractura de cadera fallecen en el propio hospital. A partir de ahí, la mortalidad a los tres meses de la operación es del 8%, y cercana al 33% a los dos años de haberse realizado”, advierte el Dr. Arrien.

Entre el 50 y el 65% de las personas mayores operadas de fractura de cadera recupera el nivel previo de deambulación

En cuanto al posoperatorio, el Dr. Arrien señala que el ámbito hospitalario “exacerba los efectos de los procesos agudos y los cambios cognitivos con relación a la edad. Los cambios en el entorno, los horarios y las rutinas desorientan a los mayores en muchas ocasiones. Tanto es así, que está comprobado que el síndrome confusional agudo está relacionado con una mayor mortalidad en estos casos”.
Por ello es fundamental un correcto manejo del paciente una vez operado. “En el posoperatorio hay que prestar atención al dolor del anciano, a los cuidados de su herida quirúrgica, a su correcta movilización (para prevenir luxaciones de la cadera) e implementar una correcta profilaxis de los tromboembolismos venosos.
De igual modo, otras complicaciones de las operaciones son “las infecciones, que aunque no son frecuentes son un riesgo de cada intervención quirúrgica, las neumonías, retenciones urinarias, estreñimiento y la sarcopenia o pérdida de masa muscular, que en el caso de estos pacientes mayores recién operados puede alcanzar hasta una reducción del 5% de masa muscular al día”.

La prevención de las caídas, fundamental

El doctor Arrien muestra la importancia de la prevención de las caídas, principal desencadenante de las fracturas de cadera en pacientes mayores. “Se ha de prestar atención y actuar sobre diversos factores, como el aumento de la fragilidad en el mayor, alteraciones del equilibrio, la presencia de dolor articular, alteraciones de la vista, calzado inadecuado, obstáculos en el hogar o iluminación insuficiente”.
También es importante cuidar de una nutrición y mantener un nivel de actividad física adecuados; la prevención de factores que disminuyen la resistencia ósea; la revisión de la prescripción de determinados medicamentos que pueden aumentar el riesgo de caídas y, en general, “actuar sobre los factores de riesgo modificables de la osteoporosis, como son el peso, el estado nutricional, el estilo de vida, los tóxicos como el tabaco y el alcohol, y el correcto control de salud de la persona mayor, entre otros”.