Tal y como se expuso en este foro, recientes estudios han motivado a las sociedades médicas a alertar de la elevada prescripción inadecuada de psicofármacos en el tratamiento de los síntomas psicológicos y conductuales de la demencia. En este sentido, después de que la liberación de las sujeciones físicas (entendidas como cualquier método aplicado a una persona que limite su libertad de movimientos, la actividad física o el normal acceso a cualquier parte de su cuerpo) se considere como una prioridad en centros sociosanitarios y residencias, ahora la voluntad de reducir esta utilización inespecífica de psicofármacos, denomina sujeción química, va tomando fuerza en España.
El envejecimiento de la población implica un aumento de la tasa de personas mayores con discapacidad, en muchos casos debida a la presencia de enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad del Alzheimer.
Tal y como explica Manuel Martín Carrasco, médico psiquiatra de Hermanas Hospitalarias y coordinador de auditorías de centro libre de sujeción química según los Criterios CHROME de CEAFA, ante esta realidad, “se han desarrollado estrategias muy variadas, unas de corte legalista, como las adoptadas en los EE.UU., y otras basadas en la noción de cambio cultural. En nuestro país hay que destacar la iniciativa de los Criterios CHROME, un sistema ideado para supervisar la aplicación y el uso de estas sustancias con la ayuda de terceros”.
Según el doctor Martín Carrasco, la aplicación de estos criterios permite resolver de modo integral los retos médicos, farmacéuticos, organizativos y legales para la evitación de sujeciones químicas guiando a la vez una prescripción de psicofármacos de calidad. “De hecho, después de las primeras aplicaciones tenemos datos sobre una disminución del número de caídas; del uso de recursos sanitarios, traslados y de emergencia; e incluso una disminución de la mortalidad», afirma.
La evolución social, demográfica y sanitaria –tanto del tipo de enfermedades como de los recursos para combatirlas– conduce a un aumento de la institucionalización. En España se estiman alrededor de unas 400.000 plazas destinadas a este tipo de usuarios. Los centros, tanto las residencias como los centros sociosanitarios, acogen a una población heterogénea, pero con una prevalencia muy elevada de trastornos neuropsiquiátricos y/o del comportamiento. Este hecho condiciona, a su vez, un empleo elevado de psicofármacos, asociado a una serie de resultados desfavorables, como el aumento de número de caídas, cuadros de delirium, o disminución de la esperanza de vida.
En este sentido, estas las XXIII Jornadas de Actualización en Psicogeriatría pusieron de relieve la necesidad de realizar una prescripción adecuada, así como un uso racional de los psicofármacos en los usuarios de los centros sociosanitarios. “Desde el Hospital Sagrat Cor de Martorell, como centro especializado en el ámbito de la salud mental y sociosanitario, consideramos esencial hacer difusión de iniciativas pioneras como los Criterios CHROME que motiven un uso correcto de los psicofármacos”, afirma el doctor Manel Sánchez, coordinador de la Unidad de Psicogeriatría del Hospital Sagrat Cor de Martorell y organizador de las Jornadas.
Para este experto, este proyecto, diseñado por un grupo de prestigiosos expertos nacionales, entre los que se encuentra el doctor Manuel Martín Carrasco, de Hermanas Hospitalarias, se encuentra en una fase inicial de aplicación. CHROME es el acrónimo inglés de “Metodología para la Evitación de Sujeciones Químicas” (CHemical Restraints avOidance MEthodology).
Esta metodología se lleva a la práctica a partir de diferentes fases: una primera fase formativa del personal sanitario y directivo, seguida por la revisión de todas las prescripciones farmacológicas de los residentes del centro y de su adaptación a dichos criterios, y una última fase de verificación del cumplimiento de los Criterios CHROME por médicos externos recomendados por la Confederación Española de Asociaciones de Familiares de Personas con Alzheimer y otras Demencias (CEAFA).
“El objetivo final de este proyecto está dirigido claramente hacia la mejora de la calidad de vida de los usuarios de los centros sociosanitarios y residencias. En este sentido, se busca un uso adecuado y racional de los psicofármacos, en detrimento a la idea de su eliminación total que es una medida demasiado radical, y poco realista, dentro del contexto sociosanitario, así como en el residencial”, asegura el doctor Manel Sánchez.