Un artículo de David Roa Arbeteta,
Experto en la gestión de centros sanitarios y de servicios sociales
Son numerosos los estudios de investigación que en los últimos años han sido capaces de demostrar como el ejercicio físico moderado provoca una serie de beneficios notables en la salud de todos aquellos que lo realizan. Con el paso de los años esta práctica no solo es igual de beneficiosa sino que se convierte en una auténtica necesidad, ya que es capaz no solo de frenar los efectos del envejecimiento en nuestro organismo sino que ayuda de manera decisiva a prevenir la aparición de patologías asociadas a la edad.
La práctica de ejercicio en personas mayores debe ser pautada, supervisada y siempre realizada con seguridad y bajo unas condiciones de personalización que ayuden a mejorar la salud de quienes la realizan y no produzcan lesiones o el agravamiento de patologías articulares o musculares ya presentes.
Todos debemos realizar ejercicio un mínimo de 4 horas a la semana y en días alternos, lo cual no significa que los días que no llevemos a cabo ejercicio dejemos de hacer sencillos esfuerzos como pasear, subir escaleras en vez de coger el ascensor o andar por la calle evitando coger el autobús si los desplazamientos son cortos.
El ejercicio no está contraindicado en ninguna enfermedad, es más, ayuda en la práctica totalidad de patologías existentes. En caso de sufrir patologías articulares sería más conveniente hacer deporte en piscina pero nunca estar detenerse ante la progresión de la enfermedad.
Estar quieto ante el paso de los años no debe ser nunca una opción válida, ya que esa quietud no hace sino empeorar los efectos que los años generan en nuestro cuerpo, agravándolos y acelerándolos en el tiempo.
Hacer ejercicio nos ayuda a envejecer con salud ya que tiene efectos en diferentes áreas de nuestro organismo:
- Nos ayuda a evitar el sobrepeso y la obesidad.
- Regula la hipertensión, diabetes e hipercolesterolemia.
- Reduce la aparición de dolores articulares y musculares.
- Mejora la salud cardio vascular.
- Mejora el estado de ánimo debido a las hormonas que se segregan durante el ejercicio.
- Mejora la memoria y previene el deterioro cognitivo.
- Incrementa nuestra autoestima de forma exponencial.
El ejercicio físico es clave para tener un estado de salud óptimo pero por si solo no nos garantiza esto, por lo que es necesario unir a esta práctica otros hábitos saludables igual de necesarios. El ejercicio de hecho es uno de los cinco pilares que debemos trabajar a diario con el fin de cumplir años con salud, el resto de hábitos serían:
- Nutrición adecuada y dieta equilibrada.
- Socialización con familiares y amigos.
- Ejercicio cognitivo diario.
- Trabajar nuestro estado de ánimo y felicidad.
Hacer ejercicio debe ser una rutina diaria como la alimentación o la higiene, siendo fundamental que cada uno encuentre su deporte preferido: caminar deprisa, correr, bicicleta, piscina, etc. Los beneficios del ejercicio se multiplican si este se hace en grupo, uniendo a los efectos del deporte los de la socialización y potenciando por tanto los beneficios obtenidos.
Sobre el autor: David Roa Arbeteta
David Roa Arbeteta es un profesional sanitario experto en la gestión de centros sanitarios y de servicios sociales con una experiencia superior a los diez años en el área de la salud, el bienestar y la geriatría.
Diplomado en fisioterapia por la URJC de Madrid, termina su formación sanitaria con el Máster en osteopatía por la EOM y con el Máster en Dirección de Servicios Sociales por ESADE. Ha liderado la formación internacional de equipos sociosanitarios en la India, México, Brasil, Malasia y es tutor en la URJC de Madrid.
Creador de protocolos y programas de rehabilitación física en el área del senior, colaboradora en diversos medios de comunicación con artículos orientados al bienestar y la salud. En su experiencia profesional destaca la gestión y dirección de diferentes centros sanitarios y de mayores.
