Y es que la cifras dan idea de la magnitud de esta enfermedad: en España la osteoporosis afecta a 3,5 millones de personas, y en el año 2010, en la Unión Europea 22 millones de mujeres y 5,5 millones de hombres fueron diagnosticados de osteoporosis densiométrica, según la Organización Mundial de la Salud. Ese mismo se produjeron 42.809 muertes directamente relacionadas con las fracturas por fragilidad en la Unión Europea, de ellas 2.550 en España.
Con una tasa de mortalidad de 8,72 por cada 1.000 habitantes en 2010, las muertes directamente relacionadas con fractura de cadera representaron el 0,64% del total de las muertes.
Las fracturas son la complicación clínica más importante de la osteoporosis y dentro de ellas, la fractura de cadera es la fractura potencialmente más grave por su elevada mortalidad, morbilidad e impacto sociosanitario. En España el número de fracturas por fragilidad asciende a 100.000, y solo en personas mayores de 70 años se contabilizan entre 63.000 y 65.000 fracturas de cadera al año en nuestro país. A ellas hay que añadir las fracturas vertebrales, cuya incidencia es tres veces superior a las fracturas de cadera, así como las 275 fracturas humerales y las 250 fracturas de radio que se producen al año por cada 1.000 habitantes.
Además, en nuestro país entre el 20 y el 25% de las camas de los Servicios de Traumatología de los hospitales están ocupadas por pacientes que han sufrido una fractura osteoporótica. El 30% de las personas de 65 años o más, independientes y autónomas, pueden caer una vez por año, porcentaje que se incrementa hasta el 50% en los mayores de 80 años.
A esto hay que añadir que el 80% de los pacientes que reciben el alta tras una fractura osteoporótica no recibe ninguna recomendación que le ayude a prevenir la aparición de una nueva fractura y la atención primaria desempeña un papel decisivo en la atención al paciente que ha padecido una fractura.
A destacar también la carga económica que supone la osteoporosis, que es importante y va en aumento. Estudios recientes estiman que los costes directos asociados a las fracturas por fragilidad en 2010 ascienden a 29 miles de millones de euros en el conjunto de los cinco países más extensos de la Unión Europea (Francia, Italia, Alemania, España y Gran Bretaña) y a un total de 38,7 miles de millones en la Europa de los 27.
Por todo ello, desde la SEGG se hace un llamamiento a “actuar desde la raíz del problema, y dado que el binomio osteoporosis-caídas subyace en prácticamente todos los casos de fractura en la población anciana, es nuestra labor profundizar y consensuar para conseguir un adecuado manejo diagnóstico y terapéutico de estos pacientes”.
Precisamente, el 59 Congreso de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología y 29 congreso de la Sociedade Galega de Xerontoloxia e Xeriatria se desarrollará bajo el lema Envejecimiento y cronicidad: una oportunidad para la prevención y la innovación, con el objetivo de atender a la cronicidad en sus múltiples aspectos y disciplinas, lo que “supone un reto que se puede transformar en una excepcional oportunidad para acometer medidas que nos lleven a prevenir situaciones de pérdida de autonomía o paliarlas si ya existen”.
En este sentido, José Antonio López Trigo, presidente la SEGG afirma que “estamos convencidos que es el momento oportuno para abordar todo aquello que, de la mano del cambio, la innovación y los nuevos sistemas y tecnologías, puede suponer una mejora en la atención a los mayores. Pretendemos reivindicar el papel determinante que, para la atención a la cronicidad, desde la excelencia, deben jugar la Geriatría y la Gerontología, sus aportaciones y los avances que en este sentido se producen en nuestros campos de dedicación científica y profesional”.
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[…] de sufrir la primera fractura se asocia a un mayor riesgo de presentar otras nuevas, así como a un aumento de la mobimortalidad y a una disminución de la calidad de vida del […]