/p>La práctica de actividad física adaptada (AFA) en personas mayores institucionalizadas reduce en un 35% las caídas, tal y como se desprende del estudio HAPPIER.
Esta investigación, realizada a nivel europeo y promovida por la Fundación Siel Bleu, confirma el impacto positivo y preventivo de los programas de actividad física adaptada en la calidad de vida y autonomía de las personas mayores en el ámbito residencial.
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Fuente estudio HAPPIER

Desarrollado durante 12 meses en 32 residencias de mayores de 4 países europeos (Francia, Bélgica, Irlanda y España) en el estudio HAPPIER han participado 450 residentes y pone de manifiesto la reducción del número de caídas, un riesgo predominante para las personas mayores. Así, la práctica de actividad física adaptada permite evitar aproximadamente una caída leve al año y una caída accidental cada 18 meses de media. Además, evita una caída grave por persona cada 5 años.
Tal y como comenta Ferrán López, Técnico Supervisor Siel Bleu, “los ejercicios deben ser adaptados según las capacidades y preferencias de cada uno de los participantes. Por eso, en Siel Bleu siempre empezamos nuestros programas con una evaluación inicial de cada participante: medimos el grado de movilidad, equilibrio y fuerza. Luego fijamos objetivos individualizados de mejora y los revisamos de manera regular. Eso nos permite medir el impacto y ver tendencias sin olvidar la adaptación diaria según el humor, la ganas y la dinámica de grupo para cada sesión”.
En este sentido, Leocadio Rodríguez Mañas, Jefe de Servicio de Geriatría del Hospital Universitario de Getafe, apunta que «el ejercicio físico es un pilar fundamental en la promoción y mantenimiento de la autonomía funcional en las personas mayores. Hoy día es la principal intervención para prevenir y tratar la fragilidad así como para revertir, en la medida de lo posible, el deterioro funcional asociado a situaciones invalidantes, desde la artrosis de rodilla al Accidente Cerebrovascular».
El Dr. Rodríguez Mañas afirma que «sabemos además que hay un ejercicio para cada situación, y existen datos que demuestran el beneficio de los programas de ejercicio incluso en personas de edad muy avanzada (mayores de 90 años) con deterioros cognitivos y discapacidad. Por tanto, los límites para promover el ejercicio físico son escasosLo que sí hay que hacer es adaptarlo a las condiciones de cada paciente. Y sus beneficios se extienden, además de al paciente, a su entorno privado (cuidadores, familiares…) y asistencial, tanto social como sanitario”.
Este experto asegura que el estudio HAPPIER es un claro ejemplo de que “cuando se planifican y desarrollan programas de ejercicio físico que se adaptan, tanto en sus medios como en sus objetivos, a las características y necesidades de la población concreta a quien van dirigidos, los resultados son satisfactorios. El estudio HAPPIER aporta un programa sistematizado y reglado que puede reproducirse fácilmente en el medio residencial».
Por otra parte, esta investigación también evidencia que la evaluación de los costes ligados a las caídas puede afectar a los costes financieros directos de la atención médica y hospitalaria. Por ejemplo, el cálculo de coste/beneficio, en el caso de Francia, ha puesto de manifiesto un beneficio neto año de entre 421 millones a 771 millones de euros.
El estudio HAPPIER ha contado con el respaldo de la Comisión Europea y se ha desarrollado en el marco del Año Europeo del Envejecimiento Activo y de la Solidaridad Internacional y cuenta con el apoyo del IPP francés (Institute de Politiques Publiques) y Danone Fondo Ecosystem.
Los resultados del estudio están disponibles a través de la plataforma actiVIDA, proyecto de colaboración entre Siel Bleu y Nutricia, la división de nutrición médica de grupo Danone, que tienen como objetivo impulsar el envejecimiento activo en el ámbito de las residencias mediante el Ejercicio Físico Adaptado y la Nutrición Médica Avanzada.
Los interesados pueden consultar más información sobre el estudio HAPPIER aquí.