La Unidad de Prevención de Caídas y Fracturas del Hospital de Guadalajara ha demostrado a través de un estudio piloto su eficacia para revertir la fragilidad en población mayor y reducir el número de caídas, ingresos y visitas a urgencias relacionadas con caídas por parte de población mayor.
Y es que durante año y medio esta Unidad ha realizado valoraciones integrales a población mayor, incidiendo en la funcionalidad de los participantes y los factores que pueden precipitar las caídas. En este tiempo ha logrado reducir un 92,3% los ingresos hospitalarios a los tres meses de iniciar la intervención y el 88% las visitas a urgencias.

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La Unidad de Prevención de Caídas y Fracturas del Hospital de Guadalajara ha demostrado su eficacia al revertir la fragilidad en población mayor y reducir estos eventos

 

La Unidad de Prevención de Caídas y Fracturas se creó en diciembre de 2016 gracias a una beca de la Fundación Nacional de Parapléjicos. Desde entonces se han realizado valoraciones geriátricas integrales a 162 pacientes, con la participación un médico geriatra, Enfermería, Terapia Ocupacional y Trabajo Social, actuando sobre factores como la medicación y elementos en el entorno del paciente que pueden favorecer las caídas, así como la indicación de programas específicos de ejercicio físico con el fin de revertir la fragilidad, que predispone las caídas y otros eventos adversos.

Los participantes fueron derivados desde Atención Primaria, residencias de mayores y consultas de servicios como Traumatología, Rehabilitación o Neurología, entre otros, y se realizaron una exploración con especial atención a su funcionalidad y a la detección de factores que predisponen a caerse.

En el caso de pacientes residentes en sus domicilios, se les indicaba un programa de ejercicio multicomponente durante doce semanas a realizar en la Unidad de Día de Geriatría del Hospital, tras las cuales se realizaba una segunda valoración y se prescribía un programa de ejercicios individualizados adaptados a su nueva condición, dada la mejoría tras la primera fase. Si pasado un año los pacientes no refieren caídas, la valoración pasa a ser anual.

El estudio concluye, a través de distintas mediciones, que los pacientes que realizaron el programa de ejercicios mejoraban y mantenían su mejoría, mientras que los que declinaban hacerlo empeoraban. Según la escala de Barthel que mide las actividades básicas de la vida diaria, los mayores que participaron aumentaron su funcionalidad hasta 30 puntos por encima de quienes no lo hicieron, “la diferencia entre ser una persona independiente o no serlo”, advierte la geriatra Irene Bartolomé Martín.

Asimismo, demuestra que los mayores sedentarios iban sufriendo un progresivo deterioro que se traducía en mayor accidentalidad y eventos adversos. “En los pacientes activos se reducen casi a cero las visitas a urgencias, pasando de 2,7 a 0,02 caídas en un año por paciente, mientras que los ingresos relacionados con una caída pasan de 0,7 a 0,03 al año y las visitas a urgencias descendieron de 1,1 al año a 0,05”, indica la Dra. Bartolomé Martín.

Se estima, asimismo, que al finalizar este programa se habrían evitado 29 fracturas de cadera, algo fundamental si se tiene en cuenta que apenas una tercera parte de estos pacientes recupera la funcionalidad previa y la elevada mortalidad un año después de la cirugía.

Atención Primaria y residencias

Además del trabajo hospitalario, desde la Unidad de Prevención de Caídas y Fracturas del Hospital de Guadalajara también se trabaja con centros de salud o residencias que agrupan más potenciales beneficiarios. Por este motivo, se forma a los profesionales de Atención Primaria para que aprendan a detectar riesgo de caídas y tomen decisiones para evitarlas, o deriven a la Unidad a los pacientes más complejos.

Y es que, tal y como recuerda Irene Bartolomé, “se calcula que la tercera parte de los mayores que viven en su domicilio se caen y más de la mitad no lo dicen porque asumen que es algo normal a partir de cierta edad, y no es así”. Por ello se proponen cambios sencillos como retirar alfombras, situar los objetos a una altura adecuada o evitar muebles con ruedas.

En el caso de residencias, se ha  trabajado con el personal de ocho centros en materia de detección de factores de riesgo, polifarmacia y alteración de la marcha y abordando cuestiones ambientales, además de reforzar la parte de ejercicio físico a desarrollar en el centro.

La doctora Bartolomé resalta también los buenos resultados del estudio, tanto en los centros de salud como en las residencias, que se plasman en una notable reducción en el número de caídas y de fracturas de cadera pese a la tendencia creciente de los últimos años, frente al aumento observado en aquellos centros no incluidos en el programa.

Por su parte, el jefe del servicio de Geriatría, Juan Rodríguez Solís, incide en los “los resultados como la ampliación, sin duda necesaria, de los recursos para este grave problema de salud” y destaca la implicación de todo el personal de la Unidad de Día de Geriatría, que hace posible el desarrollo de estas Unidades. Esta investigación, añade, apoya la necesidad de dar solución a una patología “muy prevalente y que se incrementará en los próximos años como son las caídas y su consecuencia mas dramática, las fracturas.

Esta iniciativa se suma a la Unidad de Ortogeriatría, de la que también participa el servicio de Traumatología. Asimismo, destaca la concesión de la medalla de bronce como Unidad de Coordinación de Fracturas (Fracture Liason Service) en colaboración con Reumatología y la propia Traumatología, haciendo del de Guadalajara el primer hospital del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM) que consigue esta acreditación.

El Dr. Rodríguez Solís recuerda también la reciente publicación de la primera Guía de Ortogeriatría de la región, surgida por la colaboración de profesionales de la propia Geriatría, Anestesia, Rehabilitación, Hematología y Cardiología del Hospital de Guadalajara, con la colaboración de diversos servicios de Geriatría de Castilla-La Mancha.