En este sentido, para este médico rehabilitador, “la prescripción de la terapia rehabilitadora con robots en pacientes de ictus requiere conocimientos amplios y especializados, ya que va dirigida a pacientes de alta complejidad en los que hay que optimizar el balance entre los riesgos y los beneficios, por lo que es el especialista en Medicina Física y Rehabilitación el que debe realizar la indicación de los diferentes parámetros”.
El objetivo de estas nuevas tecnologías es desarrollar terapias mejores que consigan mayor recuperación funcional de las personas afectadas por déficits neurológicos. “No se trata de sustituir a los terapeutas humanos sino de permitir más y mejor terapia complementando la terapia habitual personalizada y única con terapeuta y paciente, con terapia asistida con robot, donde los profesionales siguen manejando la máquina, cambiando sus parámetros y adaptándola a las respuestas del paciente”, afirma el doctor Sainz de Murieta.
Otras de las utilidades de la robótica rehabilitadora, al margen de la rehabilitación neurológica, son los robots con forma humanoide con capacidad para interactuar con las personas y el entorno, llamados robots de atención o acompañamiento a personas mayores, con dificultades de movilidad o con problemas de salud mental.
Algunos ejemplos de robots que se están utilizando en centros nacionales “son las máquinas que ayudan a caminar, como el tapiz rodante en suspensión (robot Lokomat) o los exoesqueletos con los que caminar sobre el suelo con ayuda de un terapeuta (como los de Ekso bionics). También se han desarrollado máquinas para el tratamiento de la mano (como Amadeo de Tyromotion) y el brazo (como Armin)”.
Uno de los campos más desarrollados son los exoesqueletos para miembros inferiores, “donde también destaca HAL, de la empresa japonesa Cyberdyne”. Pero también hay desarrollos españoles, como los del CSIC ideados “para lesionados medulares o niños con parálisis cerebral” y docenas de diferentes modelos de los más importantes centros de investigación del mundo.
Algunas de estas terapias permiten sincronizarse con realidad virtual para mejorar la motivación del paciente mediante gamificación. Además, “algunas máquinas sensorizadas y programables pueden variar sus respuestas dependiendo del estímulo que reciben, de forma que se adaptan al comportamiento del paciente e, incluso, pueden aprender”, ha señalado el doctor Enrique Sainz de Murieta.
Prótesis biónicas y realidad virtual
En el campo de las prótesis para sustituir miembros amputados o que no se formaron en niños “el desarrollo lógico exige introducir electrónica. Esto consiste en incluir sensores, y actuadores alimentados con baterías dentro de los brazos y piernas protésicos, así como en mejorar la unión del sistema nervioso del paciente con las prótesis utilizando diferentes sensores y chips programables lo que mejora el rendimiento y comportamiento con respecto a prótesis solo mecánicas”, ha indicado este especialista.
Y en este sentido, “las prótesis mioeléctricas de que disponemos son cada vez mucho mejores, hasta el punto de que se va perdiendo el miedo a hablar de biónica, un término que siempre ha sonado más a ciencia ficción que realidad”.
El efecto de la rehabilitación después del ictus depende de la cantidad de rehabilitación. Numerosos servicios de rehabilitación han incorporado la terapia de realidad virtual (TRV) “para aumentar el tiempo de terapia, incrementando la extensión del tratamiento de forma segura, tanto a nivel de ingreso como ambulatorio y domiciliario, eliminando barreras de accesibilidad”. Además, la TRV tiene el valor añadido de poder monitorizar a distancia los progresos del paciente abriendo el campo a la tele-rehabilitación.
A ello hay que unir que los últimos años se han ido desarrollando dispositivos con características que amplían su utilidad en el campo de la rehabilitación funcional (control con el uso de las manos, sensores de movilidad, reconocimiento de voz, reconocimiento facial, acceso a base de datos a través de conexión a internet).
En este sentido, las indicaciones del tratamiento con TRV cada vez son más amplias. Según ha enumerado el doctor Sainz de Murieta, “incluyen desde el daño cerebral adquirido (accidente cerebrovascular, traumatismo craneoencefálico) a enfermedades neurodegenerativas (esclerosis múltiple, esclerosis lateral amiotrófica, párkinson, demencia), enfermedades neuromusculares (distrofias, miopatías, amiotrofias, neuropatías), reeducación del equilibrio en diferentes procesos (personas con amputaciones, postcirugía ortopédica), control del dolor agudo en niños en determinados procedimientos o la activación y ejercicio en personas mayores con diferentes grados de afectación funcional”.
En definitiva, la Fundación Cochrane ha realizado revisiones para encontrar el nivel de evidencia de la terapia con realidad virtual en procesos como el ictus, llegando a la conclusión de que puede ser beneficiosa para mejorar la función de extremidades superiores y las actividades de la vida diaria cuando se utiliza como un complemento de la terapia convencional para ampliar el tiempo de tratamiento rehabilitador.