/p>>Un artículo del Dr. Manuel Blanco Ramos, Experto en Nutrición Clínica y Director Médico de Nutricia Advanced Medical Nutrition

Durante los últimos años hemos sido testigos de un buen número de iniciativas orientadas a trabajar en la atención a la cronicidad o variantes de la misma, como los pacientes crónicos complejos. Esta aproximación a la complejidad supone un abordaje desde la transversalidad y la integridad de cuidados, ejes esenciales que se centran en el binomio enfermedad-edad y en cómo este binomio interacciona y evoluciona en un contexto determinado por el medio social, político, económico y por supuesto sanitario.
Desde una perspectiva más amplia, y con el soporte de la OMS, el concepto del envejecimiento activo pretende optimizar las oportunidades de bienestar físico, social y mental durante toda la vida con el objetivo de ampliar la esperanza de vida saludable, y la calidad de vida de la vejez. En este caso, no es el binomio enfermedad-edad lo que determina la aproximación, sino que el objetivo de búsqueda, de acuerdo a las circunstancias personales de cada uno, es alcanzar ese mejor estado funcional que garantice ese envejecimiento saludable, incluyendo por supuesto los condicionantes de salud que puedan estar presentes.

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Tanto la nutrición adecuada como el ejercicio físico son elementos esenciales para un envejecimiento activo y saludable

En esta perspectiva más amplia, la nutrición adecuada y el ejercicio físico adaptado son dos ejes que se conjugan como elementos esenciales de cara a alcanzar ese envejecimiento activo y, por qué no, de trabajar en la recuperación funcional y el abordaje integral del paciente crónico si es el caso.
Incluyendo una visión actual en esta nueva perspectiva, tanto la nutrición adecuada como el ejercicio físico deben ser elementos esenciales que han de integrarse en el comportamiento humano desde la infancia. Numerosos países disponen de iniciativas que trabajan activamente desde esta perspectiva con programas específicos orientados a la infancia y adolescencia, para lograr convertirlos en adultos con unos comportamientos saludables en ambas esferas.
Pero en este caso, vamos a hablar desde la perspectiva de nuestras personas mayores actuales. Una de cada tres personas mayores de 65 años está en riesgo de desnutrición, debido a multitud de razones como pueden ser una ingesta inadecuada, la presencia de enfermedad, condiciones que provocan un metabolismo alterado o incluso cuestiones vinculadas con aspectos sociales de la comida y que incluyen el aspecto de la misma, la adaptación cultural de la comida a la persona, etc.
Ahondando más en la cuestión, en diferentes estudios se ha visto que hasta un 22% de las personas mayores hospitalizadas o un 17% de las que están en una residencia presenta desnutrición. Desnutrición que impacta directamente en la fuerza, agilidad, independencia funcional, número de visitas al médico, apatía, etc., generando por lo tanto un incremento de la morbilidad e incluso de la mortalidad.
En otro orden de cosas, la actividad física adaptada, ha demostrado en diferentes estudios cómo impacta directamente en la promoción de la autonomía personal, en la disminución de caídas leves y graves, en la mejora de la capacidad funcional, incluyendo asearse y comer por sí mismo, en la mejora en la esfera emocional y relacional y por supuesto en una mejora de la movilidad en sentido extenso. Pudiéndose considerar por todo ello, que la actividad física adaptada posee un carácter preventivo cuando se ejecuta de la forma adecuada.
Recuperando el Marco Político del Envejecimiento Activo (OMS 2002), éste señala cinco pautas necesarias para alcanzarlo, que son: actuar en la prevención y promoción de la salud, mantener una actividad física adecuada y orientada, logar o mantener un buen funcionamiento mental, ser independiente y autónomo, y finalmente, promover e impulsar la actividad y participación social.
Podemos por lo tanto comprobar, cómo los Programas Combinados que trabajan la esfera nutricional y la actividad física adaptada dan soporte de todos y cada uno de los pilares necesarios para un envejecimiento activo declarado en su Marco Político en 2002.
En diferentes países y con diferentes aproximaciones se pueden encontrar programas en un ámbito u otro, pero de forma genérica, no de una forma integradora. Aquellos programas que integran la valoración e intervención combinada en ambos ejes y al mismo tiempo son justamente los que pueden generar un impacto mayor y de una manera más eficiente y en menor tiempo.
En España disponemos del Programa Activida Evolution, una iniciativa conjunta de la ONG Siel Bleu, asociación sin ánimo de lucro fundada en 1997 y presente en diferentes países europeos cuyo objetivo fundamental es promover el envejecimiento activo, manteniendo la autonomía y acompañando a la dependencia; y Nutricia (Advanced Medical Nutrition), líder europeo en Nutrición Clínica, empresa fundada en 1896 y perteneciente al grupo Danone, pionera en la introducción de soluciones nutricionales dirigidas a pacientes con muy diferentes condiciones como oncología, Alzheimer, alergias severas o errores congénitos del metabolismo, entre otros.
Activida Evolution por lo tanto, se convierte en un programa pionero, especialmente diseñado para ser llevado a cabo en residencias de personas mayores y que busca un abordaje integral de ambas esferas, la nutrición y el ejercicio físico adaptado. De esta manera pretende contribuir de una manera directa a garantizar un envejecimiento activo y al mismo tiempo luchar contra la dependencia, trabajando para conservar e incluso mejorar la capacidad funcional de las personas. Esta aproximación conjunta permite además generar más autonomía y por lo tanto disminuye la carga laboral del personal, mejora la esfera social y la sociabilización, impactando directamente en la esfera emocional.
Son esta clase de intervenciones donde, desde un enfoque multidisciplinar y combinando el esfuerzo de diferentes organizaciones, instituciones, ONGs, empresas, etc., podremos generar sinergias más efectivas y que empujen de una forma más clara todas aquellas políticas dedicadas al envejecimiento activo en una sociedad que demanda y necesita una actitud más proactiva en el cuidado nuestras personas mayores.