Consciente de que la cantidad y variabilidad de medicamentos y presentaciones existentes en las residencias, unido a la complejidad de un proceso en el que intervienen múltiples profesionales, hace que la utilización de los medicamentos en estos centros se considere una práctica de riesgo, la Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía ha incluido en el manual de certificación de servicios residenciales, dos estándares de calidad relacionados con el uso seguro de la medicación.
Así, desde la Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía se establecen una serie de recomendaciones relacionadas con los procesos de almacenamiento y conservación de los medicamentos, así como de su prescripción, preparación y administración.
Almacenamiento y conservación
1. Disponer de un lugar fresco, seco y protegido de la luz, con acceso restringido, para el almacenaje de los medicamentos. Los medicamentos estupefacientes deben guardarse bajo llave y los medicamentos termolábiles en la nevera.
2. Colocar de forma separada aquellos medicamentos que presenten envases similares o nombres parecidos.
3. Mantener los medicamentos correctamente identificados en su envase original o con etiquetas legibles o indelebles que contengan al menos la siguiente información: nombre comercial, principio activo, dosificación, vía de administración, fecha de caducidad y lote.
4. Realizar un registro diario de la temperatura máxima y mínima de la nevera para garantizar que los medicamentos se encuentren dentro del rango de temperaturas óptimo (entre +2º y +8ºC) y tener definido el procedimiento en el caso de que se encuentre fuera del rango.
5. Controlar periódicamente las caducidades de los medicamentos y productos sanitarios disponiendo de un registro de la actividad realizada.
6. Establecer el plazo de validez de los medicamentos multidosis una vez abiertos (ej.: pomadas, jarabes, etc.) y garantizar su uso individual en aquellos en los que sea necesario (ej.: colirios y bolígrafos de insulina), quedando identificado correctamente a qué residente pertenece.
7. Almacenar de forma individualizada la medicación de los residentes (casilleros, pastilleros personalizados, etc.).
Prescripción, preparación y administración
1. Disponer de un listado actualizado de medicamentos disponibles en el centro para su consulta por los profesionales. Reducir el número de medicamentos y presentaciones diferentes para facilitar su manejo y conocimiento.
2. Mantener un modelo único de hoja de tratamiento por cada residente donde conste los datos de identificación del residente, las alergias y la relación actualizada de su medicación. El listado de medicamentos debe incluir como mínimo: nombre del medicamento, principio activo, dosis, forma farmacéutica, frecuencia y vía de administración, firma del médico prescriptor y fecha. Revisar siempre antes de realizar cualquier modificación.
3. Reflejar en la hoja de tratamiento si algún medicamento debe conservarse, prepararse o administrarse bajo alguna condición determinada (medicamento refrigerado, no tomar junto a x, tomar simultáneamente con x, antes de las comidas, interacciona con_, vigilar constantes…).
4. Evitar el uso de abreviaturas, símbolos o expresiones de dosis no estandarizadas.
5. Realizar siempre la conciliación de la medicación al ingreso del residente en el centro y tras un alta hospitalaria.
6. Revisar la hoja de tratamiento de cada residente durante el proceso de preparación de la medicación por el personal autorizado. La preparación debe realizarse en un espacio tranquilo y en caso de duda, consultar con el médico prescriptor. En el caso de que la preparación de medicamentos se realice externamente (ej.: oficina de farmacia), verificar que se corresponde con la hoja de medicación actualizada.
7. Comprobar que los datos del paciente, el nombre de medicamento, dosis, vía de administración y frecuencia son correctas antes de depositar los medicamentos en pastilleros, bandejas, vasitos,… y antes de su administración. Los dispositivos utilizados para facilitar la administración deben identificarse con al menos dos identificadores válidos del residente (nombre y apellidos, fecha de nacimiento, número de expediente…).
8. Registrar la administración de la medicación administrada a cada residente: hora de administración, profesional que lo ha administrado, así como cualquier incidencia ocurrida durante la administración.
9. Realizar un especial seguimiento en aquellos residentes que tomen por primera vez un medicamento para controlar la aparición de señales de alerta y sobre aquellos con medicación de riesgo.
Todo ello desde la premisa que la polifarmacia se considera un factor determinante para la aparición de incidentes relacionados con el uso de los medicamentos en las residencias, y las personas mayores los grandes perjudicados. De hecho, la frecuencia de sufrir un daño innecesario, asociado a la asistencia sanitaria, relacionado con los medicamentos en las residencias de personas mayores es de 227 por cada 1000 personas/año.
Tal y como se indica desde la Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía, según el estudio nacional sobre eventos adversos en residencias y centros asistenciales sociosanitarios (Estudio EARCAS), los problemas relacionados con la medicación se encuentran entre los incidentes que se producen con mayor frecuencia. Entre ellos destacan, la falta de cumplimiento o adherencia terapéutica, la prescripción o administración de medicamentos innecesarios o a pacientes equivocados, la omisión de dosis o la monitorización insuficiente de los tratamientos. Existen diversos factores que contribuyen a la aparición, la mayoría están relacionados con la propia naturaleza de los pacientes, la formación o cualificación del personal, el entorno de trabajo o la comunicación entre turnos, profesionales o niveles asistenciales.
El análisis de los dos estándares incluidos en el manual de certificación de servicios residenciales, permiten señalar que el 50% de las residencias de personas mayores evaluadas por la Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía desde marzo de 2014, muestran espacios de mejora en relación al uso seguro de medicamentos. Destacan por su relevancia e interés, la ausencia de mecanismos de control para:
- Garantizar la conservación y estabilidad de los medicamentos (40%).
- Prevenir errores relacionados con etiquetado incompleto y/o ilegible de medicamentos (30%).
- Asegurar la trazabilidad del medicamento en el proceso prescripción-preparación-dispensación-administración (30%).