geriatricarea Alejandro Buldón Fisioterapeuta Amavir productos de apoyo
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Un artículo de Alejandro Buldón,
Fisioterapeuta en Amavir

 
La expresión ayudas técnicas está ampliamente extendida en el ámbito de la discapacidad. Sin embargo, la Norma ISO 9999:2007 establece el uso del término producto de apoyo para definir cualquier producto, incluyendo dispositivos, equipos, instrumentos, tecnología y software, fabricado especialmente o disponible en el mercado, para prevenir, compensar, controlar, mitigar o neutralizar deficiencias, limitaciones en la actividad y restricciones en la participación.
Las deficiencias son problemas que afectan a una estructura o función corporal tales como una desviación significativa o una pérdida. Las limitaciones de la actividad son dificultades para ejecutar acciones o tareas. Y las restricciones de la participación son problemas para involucrarse en situaciones vitales.
En España, el Centro de Referencia Estatal de Autonomía Personal y Ayudas Técnicas gestiona el principal catálogo de productos de apoyo, con más de 3000 productos. La provisión de productos de apoyo para la movilidad personal como bastones, andadores y sillas de ruedas, es considerada de gran importancia por la OMS. Este tipo de tecnologías son herramientas básicas para crear igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad.
Los beneficios del empleo de estos dispositivos suelen ser obvios y rápidamente visibles si están bien elegidos. No obstante, es necesario obtener resultados basados en investigación para determinar cuáles son las soluciones más apropiadas para personas con limitaciones en su actividad y participación. Los estudios también deben servir para valorar cómo afectan a su vida diaria, si estas intervenciones son más efectivas que otras o si un producto lo es más que otro.

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Cada colectivo de personas con discapacidad requiere recomendaciones específicas para el uso de productos de apoyo

Una revisión sistemática quiso evaluar la efectividad de intervenciones con dispositivos de movilidad en términos de actividad y participación en contextos de la vida real para personas con limitaciones de movilidad. Los autores concluyeron que los pocos estudios identificados indican que los dispositivos de movilidad aumentan la actividad y participación de las personas afectadas. La calidad metodológica deficiente de los estudios, así como la variedad de intervenciones y resultados, les impidió elaborar unas conclusiones generales por lo que abogan por la necesidad de más investigación de alta calidad.
Cada colectivo de personas con discapacidad requiere unas recomendaciones específicas para el uso de productos de apoyo. En el caso de las personas mayores se deben tener en cuenta las siguientes sugerencias de cara a optimizar su uso y la actitud hacia ellos:

  • Es precisa una valoración profesional previa de las capacidades y necesidades para elegir correctamente la ayuda o decidir si esta es realmente indispensable debido a que no hay otra forma de abordar el problema. Este es un trabajo interdisciplinar en el que tienen mucho que decir los terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas, técnicos ortoprotésicos, etc.
  • Hay que considerar si la ayuda seleccionada puede ser restrictiva para el desarrollo personal.
  • El diseño debe facilitar el uso del dispositivo. Se requiere un periodo de entrenamiento para aprender a manejarlo.
  • La idoneidad requiere una evaluación continua. El uso de ayudas en un momento dado no significa la utilización de por vida.
  • Los dispositivos deben integrarse más con el entorno. De esta forma los usuarios no sentirán que se han convertido en víctimas de él.
  • La fiabilidad y versatilidad son claves a la hora del diseño. Por ejemplo los andadores han de poder usarse en exteriores y en distintos terrenos.
  • Tienen que permitir cierto grado de personalización para que (1) el profesional la modifique según su criterio y (2) que cada individuo pueda darle su toque particular en pos de mejorar la experiencia final del usuario.
  • Los productos han de ser prácticos, especialmente los andadores, para hacerlos menos incómodos en acciones como cruzar puertas o subir a transportes públicos. Además es recomendable que permitan llevar bastones u otros objetos como bolsos, ropa, bebidas, etc.
  • El estímulo de los profesionales sanitarios, cuidadores, familiares y amigos es necesario para mejorar la tasa de uso de los dispositivos y reducir el rechazo y las implicaciones sociales negativas.
  • Tener presente la relación calidad-precio, el servicio técnico y la posibilidad de financiación pública.
  • A la hora de prescribir un producto de apoyo hay que agotar todas las posibilidades de que la persona sea capaz de llevar a cabo la actividad de forma independiente. En todo caso, la ayuda será sencilla y adaptable.

Los productos de apoyo son excelentes herramientas para la integración social, la prevención, la rehabilitación o el desempeño diario. Requieren una selección individualizada y meditada. Existen numerosas posibilidades y muchos factores que influyen en el éxito de su utilización por lo que los profesionales sanitarios deben supervisar el proceso. Entre todos aboguemos por la creación de ciudades y entornos accesibles y amigables también para las personas con discapacidad.