Un artículo de Elena Lite, psicóloga del Grupo Las Mimosas

El cuidador de un familiar mayor en situación de dependencia, asume gran número de tareas que en la mayoría de los casos desbordan sus posibilidades reales de llevarlas a cabo y conllevan gran carga emocional y problemas físicos asociados.

Con frecuencia, una consecuencia de esta situación es el aislamiento social (no apetece salir de casa, salir y disfrutar crea malestar…), a veces sin ser conscientes de ello, perdiendo poco a poco la iniciativa para disfrutar con amigos y el resto de la familia. Sin embargo, el cuidador debe mantener sus relaciones sociales, sus actividades de ocio y su tiempo libre porque mejora su bienestar, origina desahogo, siente apoyo emocional y mejora los cuidados proporcionados a su familiar. De ahí la importancia del respiro familiar.

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Los cuidadores deben cuidarse y dedicarse tiempo a ellos mismos para así poder ofrecer unos cuidados de calidad

Los programas de respiro familiar se ofrecen para prevenir y apoyar a los cuidadores de familiares dependientes dada la carga física y emocional que sobrellevan de forma continuada. Se trata de ofrecer un periodo de descanso y de tiempo libre e incluso de un periodo vacacional para el cuidador.

El objetivo principal del respiro familiar (un apoyo formal para cuidadores) es sustituir de forma temporal las funciones del cuidador informal. Es un servicio especializado, que se ofrece a los mayores dependientes, para atender sus necesidades y al mismo tiempo permite a los cuidadores un tiempo de respiro, de ocio, de realizar otras tareas que no sean las de cuidar al mayor, de descanso para no trabajar los 365 días del año.

Según Pérez y Yanguas (1998) el apoyo formal tiene como objetivo que los cuidadores dispongan, de manera programada, de tiempo libre de respiro para realizar actividades lúdicas, sociales o de otro tipo que no pueden hacer habitualmente, así como para retrasar y evitar la institucionalización permanente del mayor dependiente.

Los servicios de respiro más frecuentes son los que proporcionan ayuda en el domicilio del mayor, son Servicios de ayuda domiciliaria (SAD). Consisten en que uno o varios profesionales ofrecen sus servicios en el domicilio y atienden las necesidades del mayor. Este apoyo puede ser muy variado dependiendo de los horarios y las necesidades requeridas.

Otra opción es la ofrecida por las residencias para mayores, dando la posibilidad de acoger al mayor varios días al año. Son estancias temporales en régimen residencial, que facilitan al cuidador descanso y mejora de su bienestar físico y psicológico.

Los centros de día también cumplen esta función. Son centros diurnos de atención especializada para personas mayores, que mantienen o mejoran la funcionalidad de sus usuarios y sirven de apoyo a la familia.

Teniendo en cuenta la labor continua de un cuidador informal a un familiar dependiente, es fundamental contar con ciertos apoyos formales. Los cuidadores deben cuidarse, deben dedicarse tiempo a ellos mismos, para así poder ofrecer unos cuidados de calidad a su familiar y mejorar el bienestar de ambos.