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Llegados a cierta edad es habitual echar la vista atrás y reflexionar sobre aquellos sueños que hemos cumplido y los que no. Inés Català Borredà, Licenciada en psicología Máster en Psicopatología, neuropsicología y salud, aborda en este artículo la sensación de “fracaso” que pueden llegar a suponer los suelos incumplidos.

¿Y qué pasa cuando los sueños no se cumplen?

Los sueños sacan lo mejor de nosotros mismos, hacen que nos superemos, que invirtamos tiempo en nosotros mismos, en pensar en nuestras habilidades, en nuestros recursos y eso hace que lleguemos a conocernos mejor y a amar los pequeños detalles que nos hacen ser nosotros mismos. Nuestros deseos, nuestros anhelos y nuestras ilusiones conforman una serie de cambios en nosotros mismos que nos empujan a evolucionar y a esforzarnos por conseguirlos.
Estos sueños tienen la ventaja de no venir nunca solos, vienen junto a sensaciones especiales recubiertas de ilusiones, expectativas, emociones difusas, esperanzas y momentos idóneos. Los sueños nos hacen vivir, nos transportan hacia un lugar en nuestra imaginación donde lo imposible no existe, donde los límites se traspasan y donde las fronteras se derrocan.
Pero ¿qué ocurre si, al final del viaje, los sueños no se consiguen?
Si después de poner el alma por conseguir un sueño resulta que no hay ni premio de consolación, vamos a estar, por lo menos, frustrados, porque hemos dejado de hacer cosas que nos gustaban por conseguirlo o en cambio hemos hecho cosas que no hubiéramos hecho nunca por alcanzarlo.

Geriatricarea sueños Inés Català Borredà PsicoSAD
Los sueños nos hacen vivir y nos transportan hacia un lugar en nuestra imaginación donde lo imposible no existe

La lectura de esta situación siempre es la de fracaso: no valemos nada por no estar capacitados para conseguir lo que nos propusimos y llegamos a pensar que no somos capaces ni de untar la tostada por las mañanas. Solo vemos la perdida que supone no obtener lo que hemos visualizado durante tanto tiempo y tal vez ese sea el error. Un error cometido de forma involuntaria, cegados por la grandeza de nuestro sueño y por la opinión de los demás. Tememos haberles fallado y pensamos que no pueden estar orgullosos de nosotros cuando es justo al revés.
Podemos estar realmente orgullosos de nosotros mismos cuando soñamos con aquello que nos hace sentir vivos y nos arriesgamos por conseguirlo. No todos tomamos este paso, no todos somos capaces de tirarnos al vacío y luchar por lo que soñamos.
Además, cuando nos lamentamos por no haber conseguido aquello que queríamos, estamos obviando todo lo que hemos conseguido desde que decidimos saltar. La verdad es que al final del camino, no somos los mismos que lo emprendimos, algo ha cambiado, algo grande ha sucedido y es que hemos dejado de lado nuestros miedos, esos que nos atrapan y no nos dejan avanzar.
Durante el proceso, seguramente, hemos aprendido tantas cosas que merecen la pena, hemos conocido a personas que nos han sorprendido o hemos entablado unos lazos irrompibles con gente de nuestro entorno que sin duda alguna pagan todos los peajes que nos hemos encontrado.
La magia no está en lo que dejamos de ser, en lo que dejamos de ganar o en lo que nunca viviremos por no haber llegado donde queríamos, sino en lo que nos ha hecho llegar hasta el punto de rozar con nuestros dedos aquello que perseguíamos. Gracias a ello llevamos una maleta llena de aprendizajes que nos van a ayudar a formar nuevos retos. Retos que tal vez en esta ocasión consigamos o tal vez no, pero que seguro que nos aportaran vida, nos darán luz y conseguirán que seamos más valientes, mejores personas y nos alimentaran el alma de color verde esperanza.
“Si no puedes volar entonces corre, si no puedes correr entonces camina, si no puedes caminar entonces arrástrate, pero sea lo que hagas, sigue moviéndote hacia adelante” Martin Luther king junior.

Sobre la autora: Inés Català Borredà

Geriatricarea Inés Català Borredà PsicoSADInés Català Borredà es Licenciada en psicología Máster en Psicopatología, neuropsicología y salud y ejerce de Trabajadora Social de PsicoSAD, empresa de Asistencia Domiciliaria autorizada para trabajar con la Ley de la Dependencia por la Consellería de Bienestar Social de la Generalitat Valenciana con el No 81.
Se trata de empresa gestionada al 100% por profesionales del ámbito psicosocial colegiados que ofrece selección de personal con referencias contrastadas, asesoramiento y atención integral de todas las necesidades personales y familiares. PsicoSAD presta sus servicios en Castellón y en Valencia, proporcionando profesionales para cubrir cualquier tipo de necesidad personal o familiar en domicilio, hospitales, etc.  www.psicosad.com