Los giros a la izquierda en intersecciones sin carril de espera y el escaso tamaño e iluminación de algunas de las señales de tráfico no son buenos aliados en la conducción. Tampoco lo son los vehículos estacionados cerca de los pasos de peatones y la conducción nocturna, algunas de las situaciones que ponen en mayor riesgo la seguridad de los conductores mayores de 65 años.
Los peatones mayores también se encuentran con muchos obstáculos. Casi 4 de cada 10 apenas se desplaza a pie por la ciudad, una cifra que va en aumento, debido principalmente a la presencia de desniveles en el pavimento de las calles, aceras con una anchura insuficiente, paradas de autobuses sin marquesinas y sin bancos para esperar, y pasos de peatones mal cuidados, sin cebreado tradicional, sin refugios y sin semáforos con cuenta atrás que indiquen el tiempo que queda hasta que se ponga en rojo.
Estos son algunos de los 85 escenarios de movilidad a los que se enfrentan diariamente muchos conductores y peatones mayores, y que recoge el informe “Mayores y seguridad vial: Manual de recomendaciones de diseño urbano. La perspectiva de las personas mayores”, elaborado por Fundación MAPFRE, en el que se analiza de forma detallada la señalización de las vías, los arcenes, la ubicación de las paradas de autobús, las zonas en obras y el diseño de las intersecciones. Asimismo, expone los tipos de accidentes potenciales y las lesiones que pueden llegar a sufrir las personas mayores en un accidente.
El informe también refleja que médicos y psicólogos consultados, resaltan, por ejemplo, que las curvas cerradas dificultan la percepción de posibles peligros en conductores con cataratas y que la presencia de vados, mobiliario urbano y desniveles también afecta negativamente a todos los peatones, pero en mayor medida a aquellos con enfermedades como la artrosis, que es frecuente en personas con edades avanzadas.
También incluye un manual de recomendaciones de diseño vial urbano, cuyo objetivo es mejorar la seguridad y la autonomía de este colectivo, así como reducir su siniestralidad, que apenas ha disminuido en los últimos 12 años. Pretende, en definitiva, convertirse en una herramienta útil de aplicación inmediata para mejorar la seguridad, la autonomía y la movilidad de los peatones y los conductores mayores en el ámbito urbano.
El manual, dirigido a Ayuntamientos, técnicos en diseño vial urbano y responsables de centros de salud, hospitales y residencias, entre otros, propone, por ejemplo, mejorar la señalización de los pasos de peatones, espacios que el 13 por ciento de los mayores considera inseguros, al estar señalizados en muchas ocasiones con dos marcas viales horizontales discontinuas en lugar de las franjas paralelas horizontales tradicionales en forma de cebreado.
También plantea rebajar los bordillos, incrementar las zonas en las que el límite máximo de velocidad es de 30 kilómetros por hora, las calles peatonales y situar las paradas de los autobuses con marquesinas con bancos y en rectas, que según los mayores encuestados son las más seguras.
Para mejorar la conducción de los mayores, el manual también hace hincapié en la necesidad de incorporar carriles de espera en las intersecciones para los vehículos que giren a la izquierda, así como sistemas para ampliar las aceras en los cruces e instalar refugios y barandillas en las travesías, una medida que valora el 75 por ciento de los mayores.
Todos los interesados pueden descargar un resumen del informe en: www.fundacionsalaprensa.mapfre.com