Sería una costosa labor intentar enumerar las numerosas y variopintas dificultades que los cuidadores de personas mayores tienen para permitirse el cuidado a ellos mismos, los “Peros” y los “Noes” que continuamente se dicen para resistirse a que una mano reconforte su hombro… para que un abrazo mime su corazón, a veces cansado, la mayoría lastimado y siempre luchador.
En este breve artículo únicamente se hará una descripción subjetiva de todos estos bloqueos, cognitivos, emocionales y, sin lugar a dudas, paralizantes que a veces el propio cuidador se pone como resistencia a su autocuidado. Y que van cargando su mochila, ya de por sí pesada…
Cuando alguien se dedica a cuidar de otra persona que es su familiar mayor, bien sea marido, esposa, madre, padre, suegra, suegro… frecuentemente pospone su autocuidado, su bienestar personal y psicológico, prioriza las necesidades del otro, el pensamiento de “él/ella es el primero/a” se convierte en otro aún más radical “él/ella es el único/a”.
El cuidador de personas mayores es, ni más ni menos, una persona que va por la calle, pensando en mil cosas al mismo tiempo, la farmacia a la que no debe olvidarse de ir antes de que cierre no sin antes pasar primero por el centro de salud, “que la médica de cabecera dijo que me tendría preparada la receta para las 12…tendré que llamar a mi prima para decirle que no voy a poder acompañarla al médico”, “mi marido está estos días bastante regular y no me atrevo a dejarlo en casa ni solo ni acompañado”, “tengo que estar yo pendiente de todo que si no…”.
Todos estos son pensamientos diarios, recurrentes y comunes en la persona que además de ser esposa, marido, madre, padre, hijo, hija, yerno, nuera… está al cargo del cuidado físico y psicológico de otra persona, de otra persona muy querida, muy cercana, y a la que de alguna forma está perdiendo “mi madre ya no me reconoce; mi marido ya no es lo que era, no me habla, no me escucha, ha perdido el interés por todo, me dice que le lleve conmigo cuando salgo de la residencia…”.
Dolor, frustración, impotencia, culpa, pena, rabia…
Aceptación, abrir los ojos a otro mundo, a otras vivencias, a otro escaparate “no es esto lo que yo creía que iba a ser mi vida…; pensábamos en la jubilación como el momento de viajar por fin los dos solos…; mi madre piensa que yo soy su madre…; a mi padre algo le sucede…”.
Este es un camino solo de ida, una vez que se comienza a andar ya no hay vuelta atrás, el punto de no retorno lo marca una mirada, un sentimiento, una sensación de alarma, “algo pasa, qué pasa, seré yo, estoy cansada, estresada, pero mi familiar…qué pasa aquí”.
Así empieza el camino, la primera piedra es la de la no aceptación, la del rechazo, “no puede ser…¿pero entonces? …¿qué es?…”.
La mochila del cuidador se va cargando, empieza su pesadez. Los ajenos juzgan, opinan, invalidan muchas veces, otras (demasiado pocas) apoyan y ayudan. El cuidador es el último que se entera de la cantidad de piedras que tiene en su mochila. Noches y noches sin dormir, ansiolíticos que dejan de hacer su efecto, lumbalgias, ansiedad, estrés, tristeza, sensación de desesperanza…
Cuando alguien trata de ayudar desde fuera, de contener y acompañar un trecho del camino y les señala “Oye, pero te has dado cuenta, te debes sentir agotado…tu mochila…está demasiado llena…no te pesa, no te duele?”. Y entonces miran con ojos casi escépticos, mitad incrédulos, mitad esperanzados, y algo en su interior les dice “vaya… alguien se ha dado cuenta… entonces no era algo mío… no es que yo sea muy débil… debe ser que algo de cierto hay en mis sentimientos y en mis pensamientos…”.
Este es el momento, incomparable y absolutamente único en el que el cuidador por fin mira a sus espaldas, coge su mochila, se para… y comienza poco a poco a sacar algunas de sus piedras más pesadas…
Fundación Federico Ozanam
La Fundación Federico Ozanam es una institución privada de carácter social, constituida sin ánimo de lucro, que tiene por objeto la asistencia a personas en situación de exclusión, el apoyo a la tercera edad, y la promoción e inserción social de las personas desatendidas económica o socialmente.
Su misión se desarrolla bajo principios inspirados en la labor de su precursor “Federico Ozanam”, que forman parte de la esencia de esta Institución:
• Desarrollando acciones a favor de las personas en situación de vulnerabilidad.
• Complementando las actuaciones públicas en materia de acción social.
• Abriendo nuevas vías de intervención social.
• Trabajando para la transformación de la sociedad en aras de una mayor justicia social.