Las complicaciones generadas por la gripe causan cada año entre 250.000 y 400.000 fallecimientos en el mundo, de ellas entre 1.400 y 4.000 se producen en España. Por su parte, la enfermedad neumocócica origina graves problemas de salud y puede ser mortal: en pacientes con edad avanzada, la tasa de mortalidad está entre un 20 y un 40%. Además, el herpes zóster diseminado puede producir la muerte por encefalitis, hepatitis o neumonitis y cuenta con una mortalidad de entre el 5 y el 10% de los pacientes que lo padecen.
Desde la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) se recuerda que todas estas muertes pueden prevenirse simplemente vacunándose, pese a lo cual la pasada temporada 2013-2014, la cobertura vacunal antigripal de los mayores de 65 años se situó en el 56,4%, muy lejos del objetivo del 75% marcado por la Organización Mundial de la Salud.
Las comunidades autónomas que más vacunaron de la gripe a las personas mayores de 65 años en la pasada temporada fueron La Rioja (66,4%), Castilla y León (66,3%) y Madrid (60,5%). Por el contrario, las comunidades con menor cobertura vacunal fueron Ceuta (26,8%), Melilla (34,4%) y Baleares (46,7%).
Desde el año 2000 (últimos datos obtenidos) la temporada 2005-2006 es en la que más personas mayores de 65 años se vacunaron frente a la gripe (70,1%) y la temporada con menos vacunación ha resultado la pasada de 2013-1014 (56,4%), bajando con respecto a las dos últimas temporadas 2011-2012 (57,7 %) y 2012-2013 (57%). Desde la temporada 2005-2006 la tasa de vacunación antigripal en personas mayores de 65 años ha disminuido en más de 14 puntos porcentuales.
Con el fin de concienciar a la población mayor sobre la importancia de la vacunación, un año más, la SEGG reitera las recomendaciones de vacunación para personas mayores de 65 años frente a la gripe, el neumococo y el herpes zóster.
La vacuna de la gripe reduce la hospitalización de personas mayores en más de un 30% y la mortalidad por todas sus causas en un 50%. “Los mayores de 65 años son un grupo importante de riesgo frente a la gripe y especialmente vulnerable si presentan un proceso crónico o si viven en residencias”, explica el presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, José Antonio López Trigo, quien advierte, además, que “la gripe puede causar neumonías, bronquitis, otitis y sinusitis y puede suponer un riesgo para la vida de las personas mayores y grupos con patología crónica y factores de riesgo”.
También la enfermedad neumocócica es un importante problema de salud pública, principalmente en la población de edad avanzada, ya que induce a una amplia gama de patologías, como la neumonía, la meningitis y la septicemia. No en vano el neumococo es el responsable de hasta el 36% de las neumonías extrahospitalarias adquiridas por adultos que requieren hospitalización.
“Disponemos de vacunas antineumocócicas que previenen la neumonía invasiva entre un 60 y un 70% en los mayores y adultos, evitando severas complicaciones con enfermedades y reduciendo sensiblemente la hospitalización”, explica el doctor Primitivo Ramos, presidente de la Sociedad Madrileña de Geriatría y Gerontología y miembro del Grupo de Vacunas de la SEGG.
Por su parte, el herpes zóster proviene del virus de la varicela que, tras quedar acantonado en los ganglios sensoriales, espera el momento en el que un descenso de la inmunidad celular desencadene la reactivación del virus que provoca la característica “culebrilla”. En pacientes inmunodeprimidos la infección se puede extender y producir enfermedad sistémica, envolviendo varios órganos y múltiples dermatomas, dando lugar al llamado zóster diseminado.
Se estima que entre el 25 y el 30% de las personas desarrollarán zóster a lo largo de su vida y aproximadamente el 4% de los pacientes con zóster desarrollarán un episodio recurrente durante el resto de su vida.
El mensaje desde la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología es claro: las vacunas son seguras, eficaces y proporcionan beneficios no solo personales, sino también comunitarios.
Pese a ello, para José Antonio López Trigo aún existe escasa concienciación de la importancia de la vacunación para prevenir enfermedades comunes. “Es contradictorio el rechazo generalizado a vacunarse contra enfermedades comunes como la gripe o el neumococo, con las que podemos llegar a sentirnos realmente mal, mientras que, cuando viajamos y tenemos que vacunarnos contra enfermedades exóticas como la malaria, no dudamos en seguir estrictamente las recomendaciones de vacunación del Ministerio de Sanidad”, afirma.
Recomendaciones de vacunación frente a la GRIPE por parte de la SEGG
Además de las recomendaciones generales de vacunación de la gripe (que incluye a niños, mujeres embarazadas, personal de guarderías infantiles y población con condiciones médicas crónicas), el Grupo de Vacunas de la SEGG, recomienda:
- La vacunación rutinaria de todas las personas a partir de los 60 años.
- El uso de vacunas inactivadas de inmungenicidad aumentada para personas mayores de 65 años, para así solventar el decaimiento del sistema inmunitario que se observa en estas edades.
- La vacunación de todo el personal de los centros y residencias geriátricas y de los cuidadores domiciliarios de este colectivo.
- La vacunación de los familiares que convivan con población de riesgo.
- La vacunación de los trabajadores sanitarios.
- De esta lista se excluyen las personas alérgicas al huevo.
Recomendaciones de vacunación frente al NEUMOCOCO por parte de la SEGG
El Grupo de Vacunas de la SEGG recomienda que en el mismo acto de la vacunación antigripal se administre también la vacuna contra el neumococo según el calendario establecido por cada comunidad autónoma a todas las personas mayores de 65 años y aquellas que se vacunaron hace más de cinco años y en las siguientes circunstancias:
- Personas con alto riesgo de infección neumocócica grave y pacientes inmunocomprometidos.
- Personas mayores de 65 años que recibieron por cualquier indicación alguna dosis de esta vacuna antes de los 65 años de edad.
Recomendaciones de vacunación frente al HERPES ZÓSTER
- Personas mayores de 60 años.
- Pacientes con diabetes mellitus (tipo I o II).
- Pacientes con EPOC avanzada en tratamiento con corticoides inhalados.
- Pacientes con insuficiencia cardiaca crónica.
- Personas inmunocompetentes.
- Pacientes con enfermedad crónica no incluidos en los grupos anteriores.
- Pacientes que se vayan a someter a una cirugía mayor programada.
- Pacientes con depresión mayor.